Sin termómetro y con grados de más: el desajuste térmico en los edificios públicos
Con el fin del polémico decreto de ahorro energético del Gobierno, volvió a aplicarse la norma que permite fijar el aire acondicionado por debajo de una temperatura de 26 grados en los edificios. Sin embargo, en algunas instituciones públicas, persiste cierta relajación y la temperatura habitual sigue oscilando entre los 24 y los 25 grados
Tras la retirada en 2023 del polémico decreto de ahorro energético impulsado por Pedro Sánchez, que limitaba el uso del aire acondicionado a 27 grados, volvió a aplicarse la normativa anterior —el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE)—, que permite fijar la temperatura máxima en 26 grados.
Sin embargo, en varios edificios públicos de Salamanca capital la relajación se ha convertido en norma: en muchas dependencias, el aire acondicionado sigue funcionando a una media de 24 o 25 grados, tal y como ha podido comprobar este periódico. En no pocos casos, ni siquiera hay termómetros visibles que permitan verificar si se cumple con el margen legal. No se trata de incumplimientos graves, ya que las diferencias térmicas son mayoritariamente de un grado, pero sí de una falta de control que pone en entredicho la aplicación efectiva de la normativa.
Un ejemplo son las estaciones de tren y autobuses. En el vestíbulo de Vialia, infraestructura estatal dependiente de Adif, sí hay un termómetro que en la mañana de ayer marcaba 24,9 grados, un grado por debajo de lo establecido. En la estación de autobuses, en cambio, el sensor de temperatura no se encontraba operativo, por lo que resultaba imposible conocer la temperatura real del espacio.
Algo similar ocurre en la Delegación de Hacienda, actualmente en obras. En el sótano provisional habilitado tanto para los trabajadores como para los contribuyentes que acuden a realizar gestiones no hay ningún dispositivo visible que indique la temperatura. En este caso, gran parte de los trabajos se están llevando a cabo para mejorar la accesibilidad, pero también para renovar la climatización del edificio.
En la planta baja de la Dirección Provincial de la Seguridad Social, situada en el paseo de Canalejas, el termómetro marcaba 24,8 grados, una cifra apenas un grado por debajo de lo establecido en el RITE. En otros edificios públicos con acceso ciudadano, como la Diputación de Salamanca, sí había un termómetro visible en el vestíbulo que oscilaba entre los 25,3 y los 26 grados.
Fuentes municipales indican que en los edificios dependientes del Ayuntamiento la temperatura se mantiene en torno a los 25 grados, de acuerdo con el decreto sobre Seguridad y Salud en el Trabajo, que permite esta cifra en espacios donde los empleados desarrollan actividades activas.
En el caso de la Dirección Provincial de Tráfico, ubicada en la avenida de Villamayor, el termómetro visible en el interior mostraba los 26 grados exactos que marca la normativa del RITE para edificios administrativos.
Aunque la mayoría de las instalaciones observadas se acercan a lo estipulado por la norma, la falta de uniformidad y de sistemas de control visibles genera cierta incertidumbre sobre el cumplimiento real. En un contexto en el que la eficiencia energética y la transparencia institucional son cuestiones clave, pequeños desajustes como estos invitan a reflexionar sobre la necesidad de una supervisión más clara y homogénea.