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David Martín en el quiosco de Puente Ladrillo. ALMEIDA
GENTE DE PRENSA

A la tercera va la vencida: «Vivo solo de mis vecinos»

David Martín vivía de la construcción y, cuando el sector quebró, decidió abrir su propio negocio. Su tercer intento ha sido todo un éxito:«Lo hemos conseguido»

María Regadera

Salamanca

Sábado, 14 de junio 2025, 10:58

El salmantino David Martín lleva casi una década al frente de un quiosco en el barrio de Puente Ladrillo. No es el primer negocio de este tipo que regenta, anteriormente invirtió en dos locales situados en otras zonas de la ciudad, pero la aventura de emprendimiento le llevo a tener más pérdidas que beneficios. Este tercer intento, sin embargo, ha sido todo un éxito para él. El quiosquero sueña con seguir trabajando muchos años más para los vecinos de esta zona de la ciudad.

«Yo trabajaba en la construcción, pero el sector se fue a pique. A los treinta años se me ocurrió abrir un negocio», explica. Aunque tuvo varios intentos fallidos, ha encontrado su sitio y un oficio que le hace realmente feliz. «Soy el único de mi familia que se dedica a esto. Sin embargo, algunos días me ayuda mi madre y mi pareja», reconoce.

También recuerda la incertidumbre que vivió cuando decidió probar suerte con el traspaso de este local. «Es muy serio, porque te metes en un préstamo que no sabes si vas a poder pagar. Vives con incertidumbre, en otro quiosco anterior pague el traslado y perdí dinero».

El establecimiento de Puente Ladrillo es un quiosco tradicional que ofrece a los vecinos pan, prensa, alimentación, revistas, bebidas frías y juguetes. La última adquisición del quiosquero ha sido una máquina de tabaco. «He hecho mucho clientes desde que cogí el traspaso y muchos de ellos se han convertido en habituales», explica. Familias, jóvenes, mayores, niños... Martín consigue que las puertas de su quiosco las cruce todo tipo de público. «Los inicios fueron un poco complicados, pero en unos meses nos hicimos al barrio. Tuvimos que darle muchas vueltas para empezar a obtener beneficios, pero lo hemos conseguido», especifica.

El quiosquero asegura que el trato cercano es fundamental en el 'tú a tú' con los clientes y que se encuentra muy cómodo con este oficio. «Lo peor de ser autónomo es la escasez de días de descanso y el horario tan amplio. Sin embargo, es muy cómodo trabajar detrás del mostrador, sin notar la lluvia o el calor. Además, no tener un jefe es un regalo», afirma. El negocio abre todos los días de 9:00 a 15:15 horas y de 18:00 a 23:00 horas aproximadamente: «Vivo solo de mis vecinos y algunas grandes superficies cercanas me han hecho un poquito de daño, pero a la gente de este barrio le gusta comprar aquí».

La pandemia fue uno de los momentos más difíciles que recuerda desde que está al frente del negocio. «Fueron momentos complicados, con mascarilla y con mucho cuidado. Se pasaba miedo, pero la gente me lo agradeció», reconoce. Aunque todavía no tiene pensado que hará con el negocio cuando se jubile, todavía le quedan muchas horas de trabajo en el barrio. «Espero ser feliz como ahora», manifiesta.

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