«Temía que me echaran del trabajo por mi enfermedad»
Desde que fue diagnosticado hace 40 años, Ángel Fernández se ha enfrentado a una gran estigmatización
Salamanca
Viernes, 10 de octubre 2025, 10:30
Hace cuarenta años, Ángel Luis Fernández fue diagnosticado con esquizofrenia crónica paranoide. La falta de información sobre los tratamientos y el estigma que pesaba en aquellos años sobre las personas con enfermedades mentales convirtió lidiar con este padecimiento en todo un reto para Ángel.
«Antes era muy difícil decir que tenías un problema de salud mental porque estaba muy mal visto. Hubo veces que trabajando tuve un brote y para no decirle a mi encargado que padecía esquizofrenia preferí decirle que tenía otro problema de salud. Me daba miedo que si descubrían que era esquizofrénico me echarán del trabajo y que luego nadie quisiera contratarme», recuerda Ángel, a la vez que insiste en la importancia de visibilizar estos trastornos.
«Todos podemos tener un problema de salud mental. Lo importantes es buscar ayuda y tomarte la medicación. Los primeros años para mí fueron muy difíciles porque la gente me miraba con miedo. Creían que estaba loco y que no podía trabajar ni hacer nada. Pero ahora gracias a la ayuda de Asociación de Salud Mental de Salamanca estoy mejor y hace años que no tengo una recaída», añade.
«Me tenían estigmatizado. No me trataban igual que a otros»
Al igual que muchas personas con problemas de salud mental, la historia de Pedro Expósito ha estado marcada por un diagnóstico erróneo, incertidumbre y mucha discriminación. «Me diagnosticaron por primera vez cuando estuve en prisión. En ese momento me dijeron que tenía un trastorno límite de la personalidad. Fue un momento muy duro. En la prisión me tenían muy estigmatizado, no me dejaban hacer nada y me trataban diferente al resto de los presos», explica Pedro.
Al salir de prisión Pedro se encontró con un doble prejuicio, el primero por tener una enfermedad mental y el segundo por ser un expresidiario. «Estaba muy solo. No tenía familiares ni amigos en Salamanca y no sabía que hacer con mi vida», recuerda.
En ese momento, conoció Ranquines, un espacio de Cáritas Diocesana para brindar apoyo a las personas con problemas de salud mental. «Me cambió la vida. Ahí descubrí que había gente dispuesta a ayudarme. Gracias a ellos rehice mi vida y ahora soy feliz y estoy integrado en la sociedad. Además, revisaron mi diagnóstico y me dijeron que lo que tenía era distimia», cuenta.
«Al principio me sentí muy sola»
La primera sensación que tuvo Lourdes Lázaro cuando le diagnosticaron esquizofrenia fue de aislamiento. Era todavía muy joven y ni ella ni las personas a su alrededor sabían cómo lidiar con su enfermedad. «De pequeña lo pasé un poco mal porque me sentí muy sola. No conocía a nadie y estaba aislada», recuerda.
Sin embargo, al poco tiempo entró en contacto con la Asociación de Salud Mental de Salamanca (AFEMC). De eso han pasado ya más de 30 años y desde entonces su vida dio una vuelta de 180 grados. «Ahora me siento acompañada por mis compañeros y mis profesores. Soy más feliz», señala.
De esta manera, la labor de las organizaciones como AFEMC es fundamental para que las personas con problemas de salud mental, como Lourdes, puedan sentirse acompañadas y logren integrarse a la sociedad.
«Gracias a la asociación estoy bien. Tengo trabajo y ahora ya no me siento sola», relata Lourdes, que espera que su caso pueda servir de ejemplo para que otras personas con algún problema de salud mental se animen a pedir ayuda. «Se puede llevar una buena vida y ser feliz», destaca.
Además, la salmantina considera que en los últimos años se ha avanzado mucho en la visibilización de los problemas de salud mental, aunque, opina, «todavía queda mucho por hacer».