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La enorme masa de vegetación, forraje, ramas caídas e incluso árboles que se encuentran en el cauce del río Tormes a su paso por la capital sonroja a salmantinos y turistas. Con los estragos que ha provocado la DANA en Valencia y pueblos de Albacete aún reciente, es fácil pensar que toda esta masa vegetal en ningún caso ayudaría a mejorar la situación si ocurriera algo similar en Salamanca.
«Está de auténtica lástima», sentencia Heliodoro, cargado con una bolsa de plástico llena de basura que había ido recogiendo a lo largo de su paseo para llevarla a reciclar. «Botellas de cristal, refrescos, latas, vasos...», mostró el hombre, «algunas cosas de estas estaban debajo del Puente Romano». Es vecino de la zona y subrayó que conoce desde hace tiempo el río, «ahora es cuando está en una situación de abandono, sucio, lleno de vegetación y basura». Recordó cuando era niño y todo el cauce estaba limpio. «Nos bañábamos en una isla con arena que había en el centro, en la que había casetas para cambiarnos», rememoró, para señalar que volvió a esa zona hace cerca de 10 años. «Había ratas enormes que iban nadando por el río a toda velocidad, ahora no se ven porque hay mucha vegetación».
«La necesidad de limpiar ni se comenta, se ejecuta», incidió este viernes Luis Alberto, un turista que paseaba por la zona del río. «No hay que esperar a que llegue una riada para despejar todo esto. Hace poco han limpiado un poco en el Henares y han encontrado hasta lavadoras», repasa el hombre, que considera que este problema es de nivel nacional.
Carlos García es biólogo y su posición es muy clara al respecto. «A la vista queda bonito todo lleno de árboles y vegetación, pero esto no beneficia a la ecología del río». Su opinión como profesional es que el forraje incontrolado que crece en este momento en el cauce del Tormes además de elevar el nivel de una catástrofe si se produjera una avenida, daña a los seres vivos de este hábitat, generando cauces y que alcancen una fuerza incontrolada. «Todo esto más limpio estaría mucho mejor, pero no solo por esta zona, también por La Aldehuela y el espacio que va hasta Cabrerizos», insistió Luis Ángel, un salmantino que lleva años residiendo fuera de la ciudad. «En mi zona nos pasa lo mismo, la Confederación del Ebro no deja hacer nada».
Es ahí donde entra la controversia de la limpieza del río Tormes, que se reavivó el pasado mes de febrero cuando tras una crecida las inmediaciones del río las ramas de los árboles y de los arbustos aparecieron sumergidas en kilos de basura, con toallitas, bolsas, trapos de tela y hasta compresas colgadas. Si bien es cierto que la gestión del cauce es responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), responsable también de autorizar las intervenciones, algo que ocurre con mucha demora cuando sucede, el Grupo Municipal Socialista criticó que el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento no había asumido entonces su responsabilidad de adecentar las orillas, un límite difuso que para unos llega donde está el agua y para otros, a las inmediaciones.
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