Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Coches amontonados y destrozados, fuertes riadas que han arrasado casas, árboles caídos, teléfonos sin cobertura, suministros eléctricos cortados y decenas de carreteras incomunicadas. Son algunas de las consecuencias devastadoras que, hasta ahora, ha dejado la fuerte DANA que está arrasando Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, aunque no la más desmesurada porque ya son más de 60 personas las que han perdido la vida por este temporal, a las que, en las próximas horas, podrían sumarse otras muchas que, ahora mismo, se encuentran en paradero desconocido.
De entre los muchos pueblos que se han visto afectados por las fuertes lluvias que están asolando la región, algunos como Cullera o Massanassa están resultando ser algunos de los más afectados teniendo en cuenta que muchos de sus habitantes no pueden contactar con nadie al estar atrapados en sus casas y que los efectivos de los servicios de emergencia no pueden acceder a los mismos para acometer los diversos rescates.
Noticia relacionada
Rocío Diego es una salmantina que lleva varios años viviendo en Valencia, donde trabaja como farmacéutica. Pese a que la capital no se está viendo afectada por los numerosos daños que está dejando la DANA, cuenta a LA GACETA las terribles consecuencias que, a medida que va pasando el tiempo, le van llegando a sus oídos. «Ayer por la tarde, los repartidores de mi farmacia que nos iban a traer un pedido empezaron a avisarnos de que se encontraban atrapados en el almacén, que está en la localidad de Ribarroja. Nos empezaron a decir que no podían salir de él porque se estaba inundando y fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de la gravedad del asunto pese a que la lluvia no había llegado a Valencia ciudad. A las 20:00, a todo el mundo que se encontraba en la ciudad, nos empezó a pitar el móvil con una alerta de Protección Civil para que evitáramos hacer cualquier tipo de desplazamiento innecesario en la provincia a no ser que fuese de emergencia extrema para evitar colapsos», asegura esta joven, que señala que, en muchas zonas, se ha encontrado con árboles completamente partidos o que estaban a punto de hacerlo.
«Ayer por la tarde, aparqué el coche enfrente de la farmacia y sentí miedo por si se le caía un árbol encima. Empezó a hacer mucho aire. Cuando llegué a casa, vi vídeos como el del puente que se ha caído en Picaña, también supe de un amigo que trabaja en el centro comercial Bonaire y que me decía que estaba todo completamente inundado y muchos de los compañeros que tuve en la fábrica en la que trabajé en verano me han comentado que se encuentra totalmente inaccesible y que la Guardia Civil les ha dicho que no saben si podrán pasarse por allí a lo largo del día por la gran carga de trabajo que tienen», afirma, añadiendo que «una amiga de una amiga estaba embarazada y ha tenido que pasar la noche en un almacén inundado y sin luz porque no podía salir».
«Todo esto está siendo una auténtica locura y, en localidades como Alacuás, muchas personas han perdido sus casas y sus negocios por cómo ha ido avanzando el agua por sus calles», asegura Rocío Diego, que apunta que los principales daños se están dando en el cauce del Turia, desviado hace muchos años por otra gran inundación que hubo. «Mi familia no para de llamarme para ver si todo está bien», sentencia.
Andrea Marbán estudió en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca y, cuando se tituló, se marchó a Valencia para cursar un máster. Desde ayer por la tarde, vive envuelta por la incertidumbre. «Vivo en el centro de Valencia y, aquí, el tiempo ha estado súper tranquilo. Ayer llovió por la mañana y, por la tarde, había muchísimo viento pero no llovió. A unos cuatro kilómetros de donde yo vivo, todo está inundado. Hasta ahora, ya nos han sonado dos veces las alarmas de Protección Civil», asegura, añadiendo que «un amigo no nos contesta desde ayer a las 20:30 horas y su último mensaje fue que la riada se estaba llevando su coche».
«En Valencia, han habilitado centros para llevar comida, pero está todo tan reciente que muchos pueblos están incomunicados y no se ha podido ayudar mucho. Estamos viviendo una verdadera locura. La gente está muy alterada y hay muchísima preocupación. Todos mis amigos y familiares están muy asustados. Vengo ahora mismo del supermercado y hay muchísimo caos», añade haciendo mención a lo que lleva viviéndose desde primera hora de la mañana en muchas superficies comerciales de la capital, donde, según otros testigos de las consecuencias que está dejando el temporal, «la gente ha arrasado con la fruta y con las garrafas de agua por si cortan el suministro».
Otra salmantina que ahora mismo está estudiando en Valencia, Ana García, de 23 años, asegura que «en la capital, todo está demasiado tranquilo». «La imagen que puedo facilitar ahora mismo de la capital es de tranquilidad. Las calles están vacías y apenas se ven coches», afirma, añadiendo que ya ayer se cancelaron las clases. «No hay actividades lectivas y los colegios llevan cerrados desde que empezaron a darse las primeras consecuencias ayer. Parece que ha vuelto el coronavirus», sentencia.
Por último, el salmantino José Porras relata a LA GACETA la experiencia que le ha transmitido uno de sus amigos, residente en Valencia y que tiene un hijo bombero que, a primera hora de la mañana, se encontraba trabajando en el aeropuerto de la localidad valenciana de Manises. «Cuando ha salido de servicio, le ha mandado fotos y vídeos a su padre y me he quedado alucinado. Está siendo terrible. Yo tengo un apartamento en Santa Pola y estoy preocupado por si las consecuencias del temporal llegan hasta allí», asegura. «Ahora mismo, todo está colapsado. Hay muchos vuelos cancelados y mucha gente incomunicada», sentencia.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.