Borrar
Mario Casas, en uno de los momentos de la película.
El salmantino Rodrigo Cortés dirige 'Escape', producida por Scorsese

El salmantino Rodrigo Cortés dirige 'Escape', producida por Scorsese

Mario Casas es un hombre desesperado que solo aspira a que lo encierren en la cárcel. Una inclasificable mezcla de géneros, con Anna Castillo y José Sacristán

La Gaceta

Viernes, 1 de noviembre 2024, 13:45

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Es imposible clasificar a Rodrigo Cortés. La poderosa imaginación del autor de Buried o El amor en su lugar se desata en su último filme, Escape. Quizá sea el más cercano a su literatura (Los años extraordinarios, Cuentos telúricos) en lo que respecta a su atrevida mezcla de géneros, del esperpento de Valle-Inclán al suspense, el drama costumbrista o el existencialismo de Franz Kafka. Esta adaptación (muy libre) de la novela homónima de su amigo Enrique Rubio le da la vuelta por completo a la ficción carcelaria, a Cadena perpetua, La gran evasión y otros títulos sobre fugas. Aquí, un hombre está obsesionado con entrar en la cárcel, no con salir de ella. Los motivos no quedan muy claros, solamente su compromiso y entrega a la causa. A partir de esta premisa, Cortés desarrolló un guión arriesgado y desconcertante que encandiló a su productor: nada menos que Martin Scorsese. Su ídolo. La razón por la que siempre soñó con dedicarse al cine. Desde que en 1986 viera El color del dinero en la pantalla de Van Dyck. En las salas salmantinas se estrena ahora Escape.

El realizador y guionista, nacido en Ourense pero criado en Salamanca, vuelve a rodar en lengua castellana y con actores españoles por primera vez desde hace 17 años. Desde su ópera prima, Concursante, todos los proyectos de Cortés fueron en inglés, como Luces rojas (2012, con Robert de Niro y Sigourney Weaver) o como Blackwood (2018, con Uma Thurman). Esta vez, ha trabajado codo con codo con Mario Casas, que se entrega al personaje más complejo de su carrera: N, un hombre desesperado que se niega a tomar más decisiones en su vida. Solo quiere que lo aprisionen, y así ponerse en manos del Estado y perder toda libertad de elección. Para ello, comete un delito tras otro, lo que disgusta a su hermana (Anna Castillo) y a un juez al que saca de quicio (impagable José Sacristán). Durante su periplo, se enfrenta a distracciones, como su psiquiatra (Guillermo Toledo), el director de la cárcel (Juanjo Puigcorbé) o la psicóloga (Blanca Portillo), aunque ninguno consigue manipularlo ni convencerlo. Porque con N no valen ni los halagos, ni las amenazas ni los castigos: él tiene su objetivo entre ceja y ceja y no va a desviarse. El original planteamiento de Cortés y su traducción al guión y la puesta en escena no se parecen a nada. Su humor surrealista hace reír a carcajadas, pero también incomoda, como El verdugo o Plácido. En la acción cabe todo, desde diálogos que parecen salidos del absurdo de Amanece que no es poco hasta escenas musicales, como una fascinante jota rodada en plano secuencia o como Albert Pla -compañero de celda de Casas- cantando a Antonio Molina. Hablando de música, la banda sonora la firma el también salmantino Víctor Reyes (1962).

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El salmantino Rodrigo Cortés dirige 'Escape', producida por Scorsese