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La compositora salmantina Alba Sánchez Torremocha.
La salmantina que pone música a películas americanas, documentales y una serie de Netflix

La salmantina que pone música a películas americanas, documentales y una serie de Netflix

Se aventuró a vivir su sueño de formarse en la composición de bandas sonoras a los 21 años cuando aterrizó en Nueva York

Clara Delgado

Salamanca

Miércoles, 3 de enero 2024, 06:30

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Desde sus primeros pasos en el Conservatorio Profesional de Música de Salamanca hasta formar parte de algunas de las bandas sonoras de series de Netflix. La joven salmantina Alba Sánchez Torremocha comenzó su pasión por la música con apenas cinco años, cuando comenzó a tocar el violín.

Tras empezar su andadura en la música con Víctor Moro en la Joven Orquesta de Salamanca, Alba se dio cuenta de su pasión por la música clásica y por ello se decantó por los estudios de Composición, especialidad que cursó en Musikene, en San Sebastián, donde recibió clases de reconocidos compositores como Gabriel Erkoreka, Ramón Lazkano y Jesús Rueda.

«A la hora de componer música clásica, siempre me imaginaba una historia detrás de cada pieza que componía. Me imaginaba en mi cabeza un relato. Ahí fue cuando empecé a pensar en el mundo de las bandas sonoras», afirma la salmantina, quien se aventuró con apenas 21 años en este mundo de la música de cine poniendo rumbo a Nueva York, donde continuó su carrera.

La ilusión ha acompañado a Alba desde que aterrizó en tierras americanas, y desde entonces ha participado en la composición de bandas sonoras de diferentes producciones audiovisuales como 'Amaraica' o 'Our Albertinia', además de próximos estrenos como 'A woman of no importance'. «Ahora mismo es a lo que más me dedico, a las bandas sonoras de cortos, documentales, películas o incluso para alguna serie de Netflix», reconoce Alba, quien también destaca por su composición de piezas para orquesta.

A pesar de sus grandes logros, ella se queda con el momento en el que le otorgaron la residencia en la NYU Symphony, quienes le encargaron una pieza que se estrenó en el propio Symphony Space de Nueva York. «En ese momento sentí que dedicarme a la composición, valía la pena», explica.

«Vivir de la música es algo complicado, pero he tenido mucha suerte porque, en un país como Estados Unidos, se reconoce mucho a la gente que persigue sus sueños y no se da por vencida», asegura Alba.

«Lo que más me gusta de este trabajo es que cada proyecto es diferente. Me pueden contratar como orquestadora para otro compositor, como compositora o simplemente para tocar el violín», afirma.

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