«Salamanca es mi tercera casa, me encanta por su belleza y actividad»
Guada Cabedo es profesora de español en una tranquila universidad del estado de Illinois y ha realizado, durante 30 años, estancias lingüísticas en Salamanca, mostrando a sus alumnos estadounidenses el idioma y también la cultura española. En junio, realizó su último viaje profesional antes de jubilarse y ahora hace balance de su labor
Salamanca
Miércoles, 6 de agosto 2025, 18:04
A medio camino entre Macomb —pequeña ciudad al oeste del estado de Illinois— y Villarreal, con escala en Salamanca. Así ha sido la vida personal y profesional de Guada Cabedo, profesora de español en la Western Illinois University, durante las últimas tres décadas. Ha sido la encargada de traer a sus alumnos estadounidenses a conocer el idioma y la cultura españolas viajando a Salamanca gracias al programa educativo Study Abroad, en colaboración con el Colegio de España.
Guada se marchó a Estados Unidos hace 36 años para continuar sus estudios. Hasta entonces, trabajaba como profesora de francés en un instituto de Villarreal, su ciudad natal. En principio, iba a ser solo por unos meses, pero sus planes cambiaron: «No te lo planteas. Haciendo el máster conocí al que ahora es mi marido. Me casé, tuve un hijo y decidí quedarme aquí».
Pero su vinculación con España no terminó ahí, ni mucho menos. Tras tres años trabajando en la Western Illinois University como profesora de español, le ofrecieron hacerse cargo de estos viajes, que llevaban más de una década en marcha: «Como soy española, me preguntaron si quería llevar estudiantes a España, y yo acepté encantada. Luego mi madre siempre me decía: 'Hija, te pagan por venir a casa', y tenía toda la razón», recuerda Guada con ilusión.
Desde entonces, esta docente ha realizado casi 30 viajes con sus alumnos estadounidenses. Centenares de estudiantes han descubierto Salamanca y sus alrededores gracias a ella. «Con mi trabajo he querido combatir los estereotipos», asegura. Por un lado, los que se tienen en España sobre Estados Unidos —como la falta de seguridad, el racismo o el uso de armas—; por el otro, los prejuicios que algunos estadounidenses mantienen hacia los hispanohablantes.
La estancia de los estudiantes en Salamanca duraba dos meses, aunque tras la pandemia se redujo a uno. Aun así, el viaje incluía otras paradas por todo el país, con visitas a La Alberca, Segovia, Madrid o incluso la costa mediterránea. En Salamanca, se hospedaban habitualmente en casas de familias —por parejas—, incluidas en la lista del Colegio de España, una institución por la que Guada Cabedo se siente siempre agradecida «por el trato y porque siempre priorizan las clases».
Entre las muchas anécdotas vividas con los alumnos de cerca de 30 promociones, Guada destaca una que sucedió cuando el viaje coincidió con la Semana Santa: «Una chica tenía miedo a los capirotes y no se apartó de mí durante toda la procesión. Después, algunos cofrades les explicaron en qué consistía la vestimenta y cambió completamente de actitud». También asegura que la mayoría de los estudiantes se llevaban una sorpresa con la comida, ya que pensaban que casi todo sería picante.
«Salamanca es mi tercera casa, me encanta por su belleza y actividad», confiesa la profesora. Casi todos los alumnos se han mostrado agradecidos por la buena acogida en la ciudad, tanto a nivel académico como de ocio —desde la cultura hasta las fiestas—. Guada se despide en unos meses de su labor con una mezcla de emociones por todo lo vivido. Aquí se la recordará como esa amable profesora que dio a conocer Salamanca a varias generaciones de estadounidenses. Eso sí, por su cuenta seguirá volviendo a la ciudad que la vio crecer personal y profesionalmente junto a sus alumnos.