Salamanca, un 'oasis' en plena debacle de las notas de la PAU
La media subió en el nuevo examen respecto a las caídas de País Vasco, Andalucía o Madrid
De los 1.536 salmantinos que se enfrentaron a la exigente nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), solo 24 no lograron superarla: el 98,5%. La nota media se elevó respecto a la última edición de la EBAU, pasando de 7,40 a 7,51. Frente a los miedos y el nerviosismo que experimentaron los estudiantes salmantinos antes de descubrir el examen de Lengua y Literatura, lo cierto es que la respuesta ha sido envidiable: un 'oasis' dentro de la debacle nacional, caracterizada por un descenso importante de las notas en la mayoría de comunidades. La respuesta del resto del distrito universitario de Salamanca —incluidas Zamora y Ávila— también fue positiva, con un 98,18% de aprobados.
En el caso de Castilla y León, la Comunidad se ha mostrado como uno de los territorios del país más resilientes, con tasas de aprobados superiores al 97% y una nota media global de 7,05.
El temor a los nuevos criterios de corrección, que incluyen la penalización de las faltas de ortografía y un modelo de examen sin optatividad, finalmente no ha tenido el impacto que sí se ha observado en otras comunidades. Andalucía encabeza el deterioro, con la caída más dramática registrada: el porcentaje de aprobados se desplomó del 96,86% en 2024 al 91,98% en 2025, lo que representa un descenso de casi cinco puntos porcentuales.
Baleares registra el segundo mayor deterioro, con una bajada calificada como «significativa» de casi cuatro puntos, situando su tasa de aprobados en el 92,5%. Esta comunidad ha presentado históricamente tasas de abandono educativo elevadas, con un 18,2%. El País Vasco completa el podio de los más afectados, con una caída de casi punto y medio: del 97,98% de aprobados en 2024 al 96,73% en 2025.
Otras regiones experimentaron descensos menos severos pero igualmente relevantes: Madrid bajó un punto, del 96,5% al 95,5% de aprobados; Extremadura también perdió un punto, situándose en el 94,9%, y Galicia descendió menos de medio punto, del 96% al 95,8%.
Las buenas notas de los estudiantes salmantinos chocaron incluso con las previsiones que apuntaban a que las faltas de ortografía podrían hacer descender las calificaciones. Fuentes docentes señalan que gran parte del trabajo realizado en Bachillerato, con la aplicación de ese mismo «castigo» durante los exámenes, ha permitido que los alumnos llegaran suficientemente «entrenados» a una prueba en la que muchos jóvenes depositan su futuro.
¿Dónde está la clave para que Salamanca y Castilla y León hayan sido un oasis dentro de una importante debacle nacional?
La coordinadora de la EBAU en Salamanca, Eva Lahuerta, insiste en que las notas confirman los buenos resultados que ya reflejan informes como el PISA. «En Bachillerato, aunque es exigente, los centros preparan bien a sus estudiantes y eso se refleja en los resultados de la PAU», afirma. De hecho, pone como ejemplo las reacciones de muchos alumnos al salir de los exámenes: «Muchos comentan que ha sido una prueba asequible comparada con Bachillerato; de ahí los buenos resultados», incide.
Lahuerta subraya que tanto el profesorado como los responsables de la prueba en Salamanca —encargados de la organización de todos los exámenes en Castilla y León— se sienten «muy orgullosos» tanto del alumnado como del equipo que ha participado en la corrección y vigilancia de las pruebas. Recuerda, además, que han sido meses «intensos y duros» de mucho trabajo «y muy serio» por parte de todos. «No tenemos más que felicitar a los estudiantes y congratularnos del buen resultado».
La consejera de Educación, Rocío Lucas, califica de «magníficos» los resultados, que a su juicio demuestran la «excelencia» de los alumnos de Castilla y León y, en particular, de Salamanca. «Hay que tener en cuenta que este es el primer año desde 2020 en que la prueba no permitía tanta optatividad; aun así, la nota media y el porcentaje de aprobados se mantienen similares a los años en que sí la había, y muy superiores a los años previos», reflexiona.
A pesar de las diferencias que ha habido en las calificaciones entre las comunidades, Lucas recuerda que este año ha sido la prueba «más homogénea», en la que se ha conseguido unificar las fechas de los exámenes, el orden de las materias y, en gran medida, los criterios de corrección, como por ejemplo la penalización correspondiente a las faltas de ortografía en la prueba de Lengua.
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