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Recreación digital de las cabañas del poblado de la Edad de Hierro del Cerro.

La Salamanca «fantasma» que seduce a los visitantes: un paseo por monumentos que ya son historia

Agotadas las entradas de las visitas hasta el 7 de junio, el recién inaugurado Museo del Cerro de San Vicente ofrece este lunes la posibilidad de conocer cómo era el desaparecido poblado de la Edad de Hierro, el priorato cluniacense y decenas de iglesias y conventos que ya no están

Lunes, 19 de mayo 2025, 07:18

El humo de los hogares de la primigenia ciudad del Tormes escapa de las cabañas de adobe dispuestas en torno a un pequeño templo rectangular, el más antiguo de la capital. Desde su elevada posición en el Cerro, los primeros salmantinos de la Edad de Hierro que habitan en este poblado tienen una privilegiada panorámica. Comparten vistas con los monjes del priorato cluniacense de San Vicente, que ya antes de 1143 elegirían el mismo lugar para su monasterio.

Recreación del desaparecido convento de San Vicente.

Más allá de los bancales del huerto y al otro lado del hoy arroyo subterráneo de los Milagros, se alzan el convento de San Cayetano (construido en 1702-1709), el colegio militar del Rey (1566), el convento de la Vera Cruz Merced Calzada (1412), el colegio de San Guillermo con los agustinos calzados (1330) y los colegios mayores de Cuenca (1523) y Oviedo (1517). No lejos de allí, San Antonio El Real (1737), San Elías (1597), San Bernardo (1581), San Francisco El Grande (1241), pero también San Francisco de Paula (1555), San Carlos Borromeo y otros tantos conventos aún se mantienen en pie. Es el viaje a la ciudad que ya no está, a los monumentales edificios que desaparecieron, a la Salamanca «fantasma» que invita a soñar el nuevo Museo del Cerro de San Vicente.

Recreación del convento de San Agustín y la iglesia de San Pedro, destruidas en 1812.

Abierto al público el pasado viernes, hoy ya resulta imposible conseguir entradas para las visitas guiadas, al menos, hasta el 7 de junio. Y, aunque cada viernes, sábado y domingo, se abren las reservas para cuatro semanas después, se agotan en pocas horas ante el interés que ha suscitado conocer cómo era «Roma la chica» antes de ser golpeada, según explica Francisco José Vicente, uno de los intérpretes del patrimonio que guían la visita, por sus cuatro particulares jinetes del apocalípsis: la riada de San Policarpo (1626), el terremoto de Lisboa (1755), la Guerra de la Independencia (1808-1814) y las desamortizaciones del siglo XIX.

Suelo original del siglo XVI formado por mosaicos de canto rodado y huesos de animal, que formó parte del convento de San Vicente. ALMEIDA

Junto al suelo original del siglo XVI formado por mosaicos de canto rodado y huesos de animal, que formó parte del convento de San Vicente y que recuerda al del claustro de Colón de los Dominicos, en el museo se ofrece un paseo digital por el interior y exterior de aquel monasterio cuyas ruinas se convertirían en polvorín de las tropas napoleónicas. Entre reproducciones de las cerámicas y abalorios de fayenza —aún no está el amuleto de la diosa egipcia Hathor encontrado en 2021— hallados en el Cerro, se contempla una idealización del poblado protohistórico que dio origen a la ciudad, pero también una imagen del grabado paleolítico del caballo de dos cabezas con más de 25.000 años de antigüedad descubierto en 2018 en el polvorín de Tejares. La mítica panorámica que Anton van den Wyngaerde pintó desde el Arrabal en 1570 se convierte en un elemento didáctico en el que resaltando con luz diferentes edificios se expone cómo era Salamanca hace cinco siglos.

El mural de Anton van den Wyngaerde. ALMEIDA

En esta exposición permanente también están las «reconstrucciones» digitales de la iglesia de San Pedro, el convento de San Agustín y el colegio mayor de Santiago Cebedeo o Cuenca, que se alzaban en lo que hoy son los restos del Botánico. Hasta es posible dar también con un dibujo de la antigua iglesia de San Adrián con el palacio de Orellana de fondo donde hoy está la plaza de Colón, o contemplar dos de los sarcófagos del siglo XII que salieron a la luz en 2016 durante los trabajos de restauración de la iglesia de San Polo.

Uno de los sarcófagos descubiertos durante la restauración de los restos de San Polo. ALMEIDA

Aún así, el museo deja abiertos muchos misterios. Una zapata plateresca con relieves de hombres en contorsión encontrada en Peñuelas de San Blas, una hornacina para un santo o virgen, seis canecillos románicos con formas de animales y hombres, una figura togada, fragmentos de capiteles... Decenas de piezas de origen desconocido que forman parte de la exposición.

El grabado paelolítico del caballo de dos cabezas descubierto en el Polvorín de Tejares. ALMEIDA

Todo ello, pese a que no queden entradas para las visitas guiadas, puede verse este lunes sin necesidad de reserva previa. Con motivo del Día Internacional de los Museos, este lunes el Museo del Cerro de San Vicente ofrece una jornada de puertas abiertas con acceso libre de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas.

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