Salamanca brinda con identidad: los vinos locales y la tradición son protagonistas en la primera jornada del Congreso Gastronómico
La segunda mesa redonda del Congreso Gastronómico de LA GACETA contó con empresarios, chefs y restauradores que reivindicaron la cocina local, el valor de los productos de la tierra y la necesidad de una marca única que posicione a la ciudad como destino gastronómico de excelencia
Los vinos de la tierra fueron los grandes protagonistas de la mesa 'Experiencias gastronómicas que cuentan historias y conquistan viajeros', la cita que cerró la mañana durante la primera jornada del II Congreso Gastronómico de LA GACETA, que se celebrará a lo largo de este lunes, 20 de octubre, y de este martes, día 21, en el Hotel Abba Fonseca. La sesión reunió a tres voces que representan distintas perspectivas del sector: Víctor Rodríguez, miembro de la junta directiva de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Salamanca; el chef José Manuel Pascua, responsable del Restaurante Pascua y del Eunice Hotel Gastronómico; y Agustín Maíllo, tercera generación del Restaurante Mirasierra y fundador de Compañía de Vinos La Zorra.
Además, los asistentes pudieron degustar un plato elaborado por Pascua armonizado con los vinos de Maíllo, una combinación que buscaba la unión entre tradición y vanguardia. La tapa era una combinación de masa quebrada rellena con paté de mejillón, ligado con coliflor ahumada a la brasa, con un fondo creado con un confitado de naranjas aromatizadas.
Víctor Rodríguez abrió la mesa con una radiografía del turista gastronómico, aquel viajero que busca experiencias auténticas, sabores tradicionales y productos locales. «Salamanca tiene una potencia bestial», aseguró, recordando que el año pasado los clientes gastaron más de 109 millones de euros en restaurantes de la ciudad. Rodríguez insistió en la necesidad de consolidar una marca gastronómica única que aglutine capital y provincia, bajo iniciativas como «Salamanca En Bandeja» o «Salamanca Para Comérsela». Para el representante de los restauradores, la gastronomía ya no es solo un complemento cultural, sino un motor económico y un reclamo turístico por sí mismo.
La mirada del chef José Manuel Pascua se centró en la experiencia del comensal. Su proyecto en el Eunice Hotel Gastronómico se basa en lo que define como «cocina purista», un enfoque que respeta los tiempos de cocción, el producto de temporada y las recetas tradicionales de la tierra, reinterpretadas con cuidado y creatividad. «No vendemos, ofrecemos servicio», explicó Pascua, destacando la importancia de un equipo bien formado que haga sentir al visitante como un invitado en casa. Para él, cada plato es también un viaje por la memoria gastronómica de Castilla, un homenaje a la herencia culinaria familiar y un puente entre tradición y modernidad.
Agustín Maíllo aportó la perspectiva de la restauración tradicional y la producción de vinos locales. Desde su restaurante Mirasierra, situado en Mogarraz, Maíllo ha acompañado la evolución de la gastronomía serrana a lo largo de tres generaciones, recuperando recetas históricas como el limón serrano o las meneás, y apostando por la excelencia incluso en el medio rural. Además, su proyecto vinícola busca combinar variedades locales con tendencias modernas, ofreciendo vinos frescos, aromáticos y equilibrados que acompañen a la perfección la cocina de la región. «Cada paso ha sido un aprendizaje y todo lo que no es avanzar es retroceder, no te puedes quedar ahí levitando en un sitio porque todo va hacia adelante y hay que ir con los tiempos», afirmó, destacando la importancia de mantener la identidad y la calidad en cada creación.
Los asistentes pudieron disfrutar durante la jornada de la cata de dos vinos, una copa de «Seisdedos» y otra de «La Novena Virgen».
La mesa concluyó con la certeza de que el turismo gastronómico es una experiencia integral, que combina historia, cultura, productos locales y servicio de excelencia. Salamanca, con sus restaurantes, bodegas y hoteles gastronómicos, se posiciona así como un destino que atrae tanto a los amantes de la tradición como a quienes buscan nuevas tendencias, consolidando la gastronomía como un verdadero símbolo de identidad y un motor económico para la provincia.