Residencia Campus Bravo: una nueva forma de vivir la universidad en Salamanca

La Residencia Campus Bravo, situada en la Avenida de la Merced, 108, frente a las Facultades de Bellas Artes y Psicología cuenta con dos edificios diferenciados, múltiples servicios e infraestructuras con el objetivo de combinar la vida académica con la comodidad y la convivencia. Se ha concebido como «un campus dentro de la propia residencia», subraya su director, Ignacio Mateos.

La residencia, que empezó a funcionar en septiembre de 2024, está dividida en dos espacios: la Casa Roja y la Casa Nueva. La primera funciona como residencia universitaria, con habitaciones individuales —en modalidades estándar, premium y plus (estas últimas adaptadas)— que cuentan con baño privado y una pequeña zona con microondas, frigorífico y fregadero. «En este edificio no hay cocina en las habitaciones, por eso tenemos un comedor universitario para quienes se alojan aquí», explica Ignacio Mateos. Además, la Casa Roja dispone de salas de estudio, televisión, lavandería y acceso a las zonas comunes.

El segundo edificio, la Casa Nueva, introduce un modelo más flexible con apartamentos de una a seis personas, todos con habitaciones individuales que comparten cocina, salón, baños y zona de comedor. «Es como vivir en un apartamento, pero con todas las ventajas de una residencia. Tienes tu espacio, tu privacidad, pero también acceso a los servicios comunes y a la comunidad de residentes», añade Mateos. Además, este edificio incluye una cocina común adicional, salas de estudio y alberga el gimnasio, que está abierto a los residentes de ambos edificios.

En total, la Residencia Campus Bravo cuenta con 611 plazas: 238 en la Casa Roja y 373 en la Casa Nueva. «Este primer año hemos tenido una acogida muy buena y la Casa Roja ha estado prácticamente llena. Y aunque ya tenemos modalidades agotadas para el próximo curso, todavía quedan plazas disponibles», asegura el director.

Hay que destacar especialmente las instalaciones. El recinto cuenta con un auditorio con capacidad para 200 personas, ideal para eventos, congresos y actividades culturales; varias terrazas exteriores; un patio interior; pistas de fútbol sala, tenis, baloncesto al aire libre; un campo de fútbol 7 con vestuarios; un polideportivo cubierto; una piscina y un gimnasio completamente equipado. Además, hay un edificio exclusivo para aulas, que se destinarán al alquiler de academias y entidades que deseen organizar cursos de verano u otras actividades formativas; y también se ha habilitado un aparcamiento techado para bicicletas.

En la residencia se fomenta un trato cercano y familiar con los estudiantes y se programan distintas actividades para favorecer la convivencia. «Queremos que los estudiantes se conozcan, se integren y disfruten de su estancia aquí», afirma Ignacio Mateos.

Entre las actividades organizadas, destacan las excursiones a La Alberca, a la Warner de Madrid o incluso en acciones de voluntariado como la ayuda durante la DANA en Valencia. Dentro de la residencia se celebran torneos deportivos, sesiones de cine, barbacoas, bingos y encuentros sociales en el complejo. «El objetivo es crear un espacio donde cada estudiante pueda sentirse como en casa, dentro y fuera del aula», concluye el director.