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Una de las actividades organizada por el Centro Salamanca en Buenos Aires.

Las raíces charras en América languidecen: solo quedan 3 centros

«Ya no quedan casi salmantinos de primera generación, somos en su mayoría nietos de los inmigrantes»

Lunes, 18 de noviembre 2024, 00:10

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A principios del siglo pasado, la búsqueda de nuevas oportunidades impulsaron a muchos salmantinos al exilio en Latinoamérica. Para mantener su cultura los inmigrantes crearon las asociaciones de salmantinos en sus países de acogida. Unos centros que se convirtieron en un segundo hogar para quienes los frecuentaban y que con el paso de los años —conformen sus creadores fueron envejeciendo y debido a la ausencia de nuevos inmigrantes —cayeron en decadencia hasta desaparecer casi por completo.

En la actualidad, solo quedan tres asociaciones de salmantinos en la Latinoamérica, dos en la Habana y una en Buenos Aires. Estos espacios han dejado de ser lugares de encuentro para los inmigrantes salmantinos para convertirse en centro culturales encargados de difundir la cultura charra entre las nuevas generaciones de descendientes de salmantinos.

«Queremos mantener los lugares creados por nuestros ancestros y así recordar nuestras raíces. Actualmente ya casi no quedan salmantinos de primera generación entre los asistentes al centro. Somos en su mayoría todos nietos o bisnietos de los inmigrantes», relata Rubén Gómez, presidente del Centro Salamanca en Buenos Aires y nieto de Félix Celis, quien en 1922 fue uno de los fundadores de esta asociación.

Para Rubén es fundamental que las nuevas generaciones conozcan sus raíces. Por ello, intenta transmitir todo lo aprendido de sus padres y abuelos a los más jóvenes. «El centro es un sentimiento muy arraigado. Gran parte de mi infancia y adolescencia la pase en él. Prácticamente me crie entre sus paredes y tengo muy buenos recuerdos. Cuando yo era joven había un buen grupo de baile, aprendíamos danzas tradicionales y hacíamos presentaciones. Actualmente ya no hay una agrupación que se dedique de manera regular a enseñar los bailes charros, principalmente porque es muy difícil traer a las nuevas generaciones a nuestros bailes, pero seguimos haciendo actuaciones cada tanto», cuenta Rubén, a la vez que asegura que, a pesar de no haber nacido en Salamanca, en su corazón se siente tanto charro como porteño.

Las danzas de la provincia, no son las únicas actividades de las que se puede disfrutar en este centro que mantiene viva la cultura charra a miles de kilómetros de distancia. Exposiciones, talleres, exhibiciones de trajes tradicionales son solo algunas de las propuestas para conectar a los descendientes de salmantinos con sus raíces.

Unas actividades que tienen una muy buena acogida entre el público. «A la gente le gusta y se suma. Todo lo relacionado con los trajes charros funciona muy bien porque es algo muy distinto a lo que se ve normalmente aquí en Argentina y llama la atención. A los más jóvenes nos cuesta un poco más llegar, pero hemos hechos concursos para jóvenes artistas que ha dado buenos resultados. Hay que ser muy creativo para realizar actividades que les gusten y se sumen porque si no todo lo que hicieron nuestros abuelos caerá en el olvido y perderemos un patrimonio inmaterial muy valioso», considera.

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