Un profesión tradicional que no se agota en la ciudad: «Siempre vamos a estar aquí»
Con el otoño, Salamanca inaugura los puestos de castañas. Detrás del carbón y los productos, hay manos veteranas y jóvenes para venderlas
Alba Bellido
Salamanca
Lunes, 3 de noviembre 2025, 11:02
Los últimos meses del año se caracterizan por el mal tiempo y la llegada de la Navidad, pero también porque las calles se llenan de salmantinos que buscan calentarse las manos comiendo castañas asadas. Un fruto seco cuya tradición se remonta a siglos atrás y que impregna las calles de un olor muy reconocible, gracias a la labor de los castañeros. Un oficio que tenemos muy a la vista, pero que puede resultar desconocido.
Miguel Ángel Hernández es castañero desde hace unos 17 años. Lleva tres de ellos en la Puerta de Zamora, el que para muchos puede ser el lugar perfecto por ser tan concurrido. Sin embargo, para él el mejor puesto «lo hace el castañero y la castaña». «Lo que es decisivo es la constancia, la calidad y el precio», indica.
En cuanto a la clientela, se muestra asombrado por la cantidad de jóvenes que se animan a comprar últimamente. «Lo mejor de la profesión es toda la cantidad de gente que puedes llegar a ver y que durante toda la temporada te vienen a saludar», expresa.
Por el contrario, el frío no es la peor parte, sino llegar a cubrir los gastos del día. «Es muy difícil porque cuanto más llueve, menos gente sale y menos compran. Y claro hay que pagar la castaña, el carbón, las bolsas, la Seguridad Social, todo».
Miguel Ángel lo compatibiliza con otro trabajo, pero le encantaría seguir ampliando su trayectoria como castañero. Para ello, reivindica la importancia de que el Ayuntamiento les dé un empujón. «Que nos dejen un puesto durante unos años para que puedas avanzar. Porque lo que es difícil es que todos los años te cambien de puesto a sorteo. Yo he tenido la suerte de que llevo tres años aquí, pero eso es complicadísimo».
Pero en Salamanca no todos los castañeros son veteranos. Saúl Jiménez tiene 18 años y este es su primer año. Antes cortaba las castañas, pero ha decidido lanzarse al mundo de la venta y su puesto se encuentra en la plaza de la Fuente. Para él el lugar sí es clave, porque «es lo que va a dar la venta o no».
El joven, al igual que Miguel Ángel, trae el producto de Béjar. Para ambos son las castañas con mejor sabor y que mejor se pelan. Aún así, hacerlas bien también es fundamental. «Al punto siempre es de agrado para todo el mundo», revela.
Para concluir, Saúl expresaba estar disfrutando de la profesión por su comodidad, ya que le permite estudiar al mismo tiempo, además de por el contacto con los clientes. «Para mi lo mejor es que pasen por aquí con una sonrisa».
Algo en lo que coinciden ambos castañeros. «Que la gente siga comprando castañas. Las hagamos mejor o peor, siempre vamos a estar aquí», resume Miguel Ángel.