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Dos mujeres con los respectivos trajes típicos, como madrinas de la carrera portando estandartes con los respectivos escudos de las ciudades.
La primera gran carrera ciclista: Salamanca-Madrid en 9 horas

La primera gran carrera ciclista: Salamanca-Madrid en 9 horas

Pudo ser una clásica internacional como la Paris-Roubaix, que celebró su primera edición al año siguiente, pero se quedó en carrera histórica en España, mucho antes del nacimiento de la Vuelta. En aquel mayo de 1895 solo tres corredores lograron completar los 208 km. Entonces fueron héroes

Domingo, 25 de agosto 2024, 06:30

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Cuarenta años antes de que se diera la salida a la primera Vuelta Ciclista a España, y ocho antes del primer Tour, Salamanca fue el punto de partida de la primera competición ciclista de fondo en carretera que tuvo lugar en España. El reto, organizado por la Sociedad Velocipedista Madrileña, consistía en completar los 208 kilómetros que separaban la capital charra y Madrid por unos caminos infernales. Se inscribieron cinco participantes, tomaron la salida cuatro y solo tres llegaron a la meta.

Aquel domingo 12 de mayo de 1895, el incipiente espectáculo del ciclismo salía de los velódromos y se ofrecía al espectador a la puerta de sus casas. El ganador de la prueba, el joven madrileño Julián Lozano, completó el recorrido en 9 horas y 18 minutos. La prueba Salamanca- Madrid pasó a la historia del deporte español como la primera de las carreras de larga distancia entre dos ciudades. Al año siguiente nacerían en Francia dos competiciones similares, como la París-Roubaix y la París-Tours. Pero a diferencia de estas, que hoy son clásicas de este deporte, la SalamancaMadrid no tuvo una segunda edición.

En la última década del siglo XIX, la pasión por el sport velocipédico se extendía por la geografía española. A la sombra de la revolución que había supuesto en Francia, país que era la referencia en el deporte de la bicicleta, las nuevas máquinas que tenían dos ruedas del mismo tamaño eran más fáciles de manejar y más seguras. El servicio de Correos empezaba a utilizar este medio de transporte y las fiestas populares incluían carreras ciclistas para el disfrute de la población.

En 1893 existían en España 59 clubes ciclistas en España, y era Cataluña donde el deporte estaba más extendido. En Salamanca nacían la Sociedad de Velocipedistasde Salamanca y el Veloz Club. Pero fue el nacimiento en febrero de 1895 de un periódico quincenal, «El Deporte Velocipédico», editado por la Sociedad Velocipédica Madrileña, el que alumbraría la primera carrera ciclista de fondo. Siguiendo los pasos de la carrera París-Burdeos, la publicación trató en vano de organizar una Madrid-Barcelona y más tarde una Madrid-Valencia para marcarse a continuación un objetivo más realista. Y eligieron Salamanca como punto de partida.

Para calentar el ambiente, el periódico publicó el 24 de abril un número especial con una gran foto del Palacio de Monterrey en la portada y una amplia crónica en páginas interiores de las características y atractivos más destacados de la ciudad de Salamanca. En los siguientes números hasta la fecha de la prueba, la publicación fue informando en tres entregas de las dificultades orográficas del recorrido con sendos gráficos que ofrecían la altimetría, localidades de paso y puntos kilométricos. El primer tramo, los 65 kilómetros iniciales de Salamanca a Chaherrero (Ávila); posteriormente ChaherreroVillacastín y finalmente Villacastín- Madrid.

Esta detallada descripción del recorrido fue referida muy probablemente por ManuelCerecedas, presidente del Club Velocipédico Madrileño. Así lo cree Alejandro Luis Iglesias en su trabajo «Historia de una carrera. Salamanca – Madrid en velocípedo (1895)». El autor, musicólogo y amante del deporte de las dos ruedas, investigó la fascinante historia de esta insólita carrera escudriñando las crónicas de prensa y publicó en 2015 un breve libro monográfico sobre la prueba.

La carrera

Cinco valientes se habían inscrito en la prueba dos días antes de la salida. Argüello, el único representante abulense, y cuatro ciclistas de Madrid: Fernando Ribed, Jiménez Madrid, Orencio Pedrós y Julián Lozano. Todos pernoctaron en el hotel Comercio cuando a eso de las dos y media de la madrugada Argüello sintió un dolor agudo en la espalda a consecuencia de un cólico, lo que le obligó a abandonar. Retirado el abulense, a la cita fijada junto al Puente a las 3:30 de la madrugada del domingo 12 de mayo se presentaron solo cuatro corredores. Formaban parte del jurado de salida dos representantes de la Sociedad de Velocipedistas de Salamanca, Lorenzo Argüello y Mariano Muñoz.

Ante una escasa presencia de público, a las cuatro se daba la salida. Los participantes circularon los primeros kilómetros en compacto pelotón, acompañados de dos ciclistas, Matí y Abrisqueta, que circulaban sobre un tándem. Pronto JiménezMadrid fue descolgándose y a la altura de Encinas de Abajo ya rodaba a tres minutos del resto. Pasado San Pedro del Arroyo, a la altura del Caserío de los Manzaneros y cuando se pasaba por el kilómetro 83 de carrera, JiménezMadrid se bajó de la bicicleta al sentirse indispuesto; al parecer, no se había alimentado lo suficiente.

Al paso por Ávila ya rodaba muy destacado Lozano, aventajando en ocho minutos a Pedrós y en 14 a Ribed. Un enorme gentío esperaba en la carretera rodeando a los jueces. El líder marcó un tiempo de 3 h. 49 m., La crónica del diario salmantino «La Información» detallaba el sorprendente avituallamiento del que sería ganador de la carrera. «Firmó el boletín de ruta, tomó un caldo de carne concentrada, se guardó un pollo en el bolsillo y continuó su marcha».

Los jueces de los siguientes puntos de control fueron testigos del paseo militar de Lozano. Al coronar el puerto, «tomó un trago de Jerez y comenzó el descenso a un ritmo infernal. Testigos presenciales afirman que apenas empleó diez minutos en llegar al pueblo de Guadarrama desde lo alto del puerto», citaba la crónica.

En la meta de Madrid, instalada junto a la tapia de la Estación del Norte, una tienda de campaña decorada con banderas acogía al jurado y a numerosos ciclistas, que estallaron en aplausos al ver llegar a Julián Lozano. Eran la una y dieciocho minutos. Sus rivales también fueron recibidos con el entusiasmo que merecía su heroicidad. Pedrós llegó 54 minutos más tarde. Por su parte, Ribed, indispuesto al parecer por los caldos fríos que tomó por el camino, tuvo que detenerse hora y media en Ávila, para después continuar a ritmo y llegó a 2 h. 40 m.

Lozano y Ribed completaron el recorrido en compañía de ciclistas «entrenadores» que se iban relevando, mientras que Pedrós solo tuvo compañía desde Villalba. Lozano utilizó tres bicicletas modelo Swift de 12 kilos y Pedrós solo una. Las entusiastas crónicas contaron que JuliánLozano había batido todos los récords nacionales de velocidad en carretera.

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