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Mateo Pardal, ayer, en un espacio de su muestra en el DA2. ALMEIDA
ENTREVISTA

«El premio de LA GACETA fue el respaldo que ha servido para que siga pintando»

El artista gallego Mateo Pardal expone en el DA2 su obra como ganador del XXVIII Certamen Jóvenes Pintores de la Fundación GACETA

Roberto Zamarbide

Salamanca

Miércoles, 26 de noviembre 2025, 07:10

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Atiende al periodista tras dos intensas jornadas de trabajo para montar su exposición Voltar ao lugar de orixe (Volver al lugar de origen), que hoy se inaugura en el DA2. Tras cursar en la Universidad de Salamanca un máster en Producción Artística, Mateo Pardal (Lestrove, A Coruña) prepara el doctorado en la Complutense y hoy respirará feliz tras completar un exhaustivo trabajo creativo.

La exposición Voltar ao lugar de orixe propone un viaje emocional hacia la raíz y la identidad.

¿Cómo ha articulado ese hilo conductor a través de las obras?

—Es una exposición bastante personal, pero creo que todo el que vea las obras podrá sentirse identificado con la idea de volver a los orígenes y a la tierra de donde saliste, ya sea por haber emigrado o, como es mi caso, por salir a estudiar fuera. Es algo que ha marcado mi proyecto artístico. Me dije: «Voy a pintar sobre Galicia», y qué mejor forma de honrar a mi tierra que pintando sobre ella. Esta exposición surge de mi trabajo de fin de máster, que se centró en la emigración gallega y, en concreto, en el caso de mi abuelo, que emigró a Holanda. Pero en la exposición he querido recordar también a quienes se quedaron protegiendo el hogar, esas mujeres que no sabían que su marido había muerto o había rehecho su vida. De hecho, dedico una obra a mi abuela.

Así que se ha dejado muchas emociones personales...

—Sí, me ha costado recopilar información porque, pese a que mi obra es muy pictórica, he querido investigar, recoger archivos, fotografías. He reutilizado soportes viejos que tienen significado en sí mismos, como una puerta, una ventana o un espejo, para darles una nueva vida en un viaje, una emigración. Intervengo y amplifico ese mensaje de transición.

¿Siente como artista que debe implicarse social y políticamente?

—No estoy a favor de las obras excesivamente agresivas en lo político. Cuando empiezas en esto, te prometes que no renunciarás a tus ideales, pero hay que entender que es normal que tu obra sea vista de una forma u otra. Además, ¿para qué cerrarse solo a un público?

Usted mismo vive entre el arraigo y el desarraigo. Entre los recuerdos del pasado y sus estudios y actividad artística lejos de casa, ¿en qué punto del viaje se siente?

—Este año he estado mucho más cerca de mis raíces que nunca. Esta exposición ha hecho que volviera a Galicia a pintar. Fuera de mi casa me sentía totalmente bloqueado, tampoco disponía de espacios grandes para trabajar, así que he tenido que volver para inspirarme.

Su lenguaje plástico combina abstracción, expresionismo y mucha emoción. ¿Cómo fue la decisión estética de tirar por uno u otro lado?

—Me gusta que la gente saque sus propias conclusiones de mis obras. Y creo que la mejor manera es la pintura abstracta y el color, porque si a veces mis obras hablan de temas trágicos, me parecería demasiado forzado transmitirlos con colores apagados y tristes. Creo que una paleta viva y diversa ayuda a llamar la atención y que las obras no se queden pequeñas.

O sea, que ha querido huir de los tópicos asociados al paisaje gallego.

—He tenido mi etapa de pintar con azules por ese tópico de que en Galicia siempre llueve y el cielo está gris. Pero yo no suelo pintar paisajes, y a mí los colores me llevan a los trajes regionales. Estuve diez años en un grupo folclórico tocando la gaita, y creo que de ahí me vienen las imágenes de los pasarrúas y las foliadas, con todo ese simbolismo y ese color.

¿Cuándo sintió la llamada del arte?

—De pequeño siempre estaba con un pincel en la mano. Iba a clases de pintura desde muy joven, y en casa no me pusieron ningún problema cuando decidí estudiar Bellas Artes, así que adelante. Pero aunque en casa lo haya tenido fácil, es un mundo que requiere bastante inversión de dinero, y esto a menudo me ha impedido hacer cosas. Como concursos en los que te seleccionan una obra de gran formato, y como los gastos de envío corren de tu cuenta, tienes que renunciar. Ahí te das cuenta de que no todo es tan maravilloso. Otro problema importante es el de la salud. Si no tienes un espacio amplio para trabajar con los aerosoles con los que yo pinto, te puede afectar mucho. En esta exposición, aparte de agotarme mentalmente para elaborarla, he tenido que usar una botella de oxígeno porque las partículas de aerosol me iban a los pulmones. Y luego, para limpiar los pinceles, también está el disolvente, que es algo que te perjudica.

¿Qué mensaje mandaría desde su experiencia a los chicos y chicas que quieren abrirse paso como artistas?

—Que se pongan metas a corto plazo. Y que sean realistas con su trabajo, que sean autocríticos y que no se enfoquen en gustar a los demás. Si no te cogen en una convocatoria, igual es que tu trabajo no era suficientemente bueno para presentarlo. No todo vale. Hasta que el año pasado gané el concurso de LA GACETA y otro certamen más, yo había recibido muchos palos que me afectaron muchísimo. Y lo cierto es que no es que te rechacen tu trayectoria artística, sino que simplemente no es tu momento.

¿Y qué pediría a las instituciones para apoyar a los jóvenes pintores?

—Pues que faciliten más espacios para pintar. No públicos, simplemente más asequibles. Por ejemplo, yo ahora me quiero alquilar, no ya un estudio, sino un cubículo, y me sale por un ojo de la cara. Es que es imposible. Es cierto que hay talleres compartidos, pero ahí depende de tu forma de trabajar. Y, por ejemplo, yo soy muy reacio a trabajar junto a otra gente.

¿Qué ha supuesto para usted ganar el XXVII Certamen Jóvenes Pintores de LA GACETA?

—El empujón decisivo para seguir pintando. Al terminar el máster me cogieron en el doctorado y ahí, por mucho que pintase, no me lo iban a valorar. El premio ha sido el respaldo para seguir, porque tenía que plantear esta exposición sí o sí. Si no tuviese el premio de LA GACETA, yo creo que no estaría pintando. La verdad es que estoy muy contento. No solo por el premio económico, sino porque también me ha permitido familiarizarme con todos los aspectos técnicos de montar una exposición. Y luego ver tus obras expuestas, que es muy gratificante.

¿Qué mensaje le gustaría que se llevasen quienes vean su exposición?

—Que abracen sus raíces, que se sientan orgullosos de donde vienen y no intenten camuflarlo.

'Voltar ao lugar de orixe' abre hoy sus puertas en el DA2

Mateo Pardal ganó la XXVII edición del certamen Jóvenes Pintores de la Fundación GACETA, dotado con 6.000 euros, con la obra Os que non volven, un trabajo concebido como un homenaje a los emigrantes gallegos y dedicado especialmente a su abuelo materno, que emigró a Holanda.

«El tema de la migración es un tema actual, y pese a que yo lo puedo tratar de forma muy personal, creo que la gente se puede sentir bastante identificada. Migrantes hemos sido todos y vamos a serlo en algún futuro. Es un tema muy universal. Y al tratar en mi obra la imagen de mi abuelo, que ya no vive, creo que echamos en falta algo que no tenemos», afirmó el artista.

La sala 8 del Centro de Arte Contemporáneo DA2 acoge desde hoy a las 12:00 horas, Voltar ao lugar de orixe, exposición incluida en el premio artístico, en la que Pardal proyecta la identidad gallega y aborda las situaciones generales y personales que rodearon la emigración en Galicia a lo largo del tiempo.

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