Borrar
El salmantino Alberto Miguel en la zona cero de la DANA.
El policía salmantino que sopla las velas de cumpleaños entre el lodo de la DANA: «Parece un territorio de guerra»

El policía salmantino que sopla las velas de cumpleaños entre el lodo de la DANA: «Parece un territorio de guerra»

«Todo lo que se ve en la televisión no hace justicia a la realidad: olor a putrefacto, miradas vacías y perdidas en el infinito y escenas dantescas donde reina el silencio y el ruido de la maquinaria«, así describe Alberto Miguel el epicentro de la catástrofe

Celia Luis

Salamanca

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 06:22

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Es su cumpleaños, pero en vez de celebrarlo con su familia y amigos decidió partir junto a su primo Alejandro Sierro y otro compañero, Javier Pérez, a la zona cero de la DANA, donde soplará las velas entre el lodo. El salmantino Alberto Miguel es Policía Nacional y su vocación le pedía «a gritos» ayudar a los damnificados por el temporal, aunque sea en sus días de libranza, fuera de servicio.

«Todo lo que se ve en la televisión no hace justicia a la realidad: el olor del ambiente putrefacto, las miradas de los afectados vacías y perdidas en el infinito, escenas dantescas donde reina el silencio de las personas y el ruido de la maquinaria y de las sirenas, coches apilados unos encima de otros, garajes llenos de barro, calles llenas de voluntarios…, así describe Alberto el epicentro de la catástrofe: «Parece un territorio de guerra en España. Hay una especie de contraposición entre el ánimo de unos y la desesperación de otros».

Juntos recorren los alrededores de Masanasa y Catarroja, pueblos arrasados por la DANA. Duermen en sacos en el interior de un coche porque no tienen alojamiento y se alimentan como pueden con embutido y hornazo salmantino. «No pasa nada porque aquí hemos venido a trabajar, no a descansar», expresa el salmantino.

Por las mañanas caminan por las calles ayudando a todos los vecinos que lo necesiten y por la noche patrullan las calles y las zonas industriales para evitar robos y saqueos. «Javier y yo somos policías nacionales, yo llevo 18 años dedicándome a patrullar. Alejandro está opositando para el Cuerpo. Todos llevamos camisetas de deporte de la Policía, nada de uniformidad ya que no estamos aquí en calidad de policías oficialmente», añade Alberto Miguel.

Alberto Miguel, Alejandro Sierro y Javier Pérez en el epicentro de la catástrofe.
Imagen principal - Alberto Miguel, Alejandro Sierro y Javier Pérez en el epicentro de la catástrofe.
Imagen secundaria 1 - Alberto Miguel, Alejandro Sierro y Javier Pérez en el epicentro de la catástrofe.
Imagen secundaria 2 - Alberto Miguel, Alejandro Sierro y Javier Pérez en el epicentro de la catástrofe.

Desde que llegaron han achicado agua, han descargado cajas de alimentos y material, han barrido las calles y entradas de acceso a viviendas para dejarlas accesibles, han limpiado la plaza de Masanasa, han sacado de su casa a la «sillita» de la reina a una señora porque, según Alberto, «se iba a intoxicar dentro del olor», entre otras labores. Aunque para él la acción más gratificante es abrazar a los valencianos: «Otra mujer se nos ha puesto a llorar y yo solo podía abrazarle, acariciarle la cara y limpiarle las lágrimas».

Granitos de arena desde la distancia

Antes de salir hacia Valencia llamó a un amigo que tiene una empresa de construcción en Salamanca para pedirle material: «Le llamé desesperado porque no tenía material y me dijo que no me iba a prestar herramienta, sino que me fuera al comercial donde compra todo él y que me gastase lo que necesitase, sin mirar el precio», explica emocionado. Por lo que pudieron comprar trajes de protección adecuados, botas de agua, guantes, escobas de barrendero y cepillos, palas, etc.

Lo mismo le ocurrió cuando fue a comprar comida a su carnicería de confianza en el barrio del Oeste: «Le dije Vicente, prepárame algo de embutido que me voy a Valencia y se puso a llorar el hombre. Me regaló todas las bandejas que le pedí. La gente tiene ganas de ayudar y aportar su granito de arena, aunque no puedan venir aquí, aunque sea desde la distancia». Antes de irse estaba «muy angustiado en casa»: «Veía las imágenes y me ponía muy rabioso, me subía por las pareces, hasta lloraba, soy vocacional…», concluye.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El policía salmantino que sopla las velas de cumpleaños entre el lodo de la DANA: «Parece un territorio de guerra»