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Una de las formaciones de Patáx.

Patáx ‘aterriza’ en la Plaza Mayor: “Hacemos fusión irreverente y a veces algo macarra”

Músicos internacionales con muchas horas de estudios de grabación y escenarios por todo el mundo integran Patáx, una banda de referencia en la música fusión capaz de llevar al flamenco y a la salsa los clásicos de Michael Jackson y los Beatles | Su concierto, este lunes a las 20:30 horas

Lunes, 12 de septiembre 2022, 11:50

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No conviene llegar con prejuicios a un concierto de Patáx. Tras haber tocado con las estrellas del jazz, Jorge Pérez, percusionista, compositor, arreglista y ‘alma’ de esta ecléctica formación, disfruta hace una década transformando clásicos del pop en su licuadora musical y vertiendo en ellas buenas dosis de jazz, flamenco, funky y soul. El resultado, una”fusión irreverente y ecléctica de estilos”, como él mismo dice, de la mano de una docena de virtuosos músicos de estudio con ganas de divertir y divertirse..

—Patáx representa un concepto de grupo, digamos, peculiar.

—No hacemos una gira al uso, sino que somos bastante selectivos. Este verano llevaremos unos diez conciertos, en Festivales de Jazz y fiestas plazas grandes. y es porque tenemos un concepto de agrupación musical parecido a un old stars del jazz. Entre concierto y concierto de Patáx, cada músico -y yo me incluyo- nos vamos a tocar con Ketama, con Raphael, con David Bisbal, Jorge Drexler... porque somos músicos de estudio.

—Así que, tocando habitualmente con otros artistas, cada reencuentro de Patáx debe de ser como una vuelta a casa.

—Bueno, realmente el que se siente como en casa soy yo, porque soy quien está centrado profesionalmente en el proyecto. Luego la formación que llevo en cada concierto es como hacer una alineación del Rayo Vallecano: es raro actuar dos veces seguidas con la misma gente. Somos un colectivo de músicos que incluye tres cantantes, cuatro pianistas, tres bajistas, etc. y que van rotando. El repertorio y el concepto musical es el mismo, aunque la alineación cambia. Puedo decir que en Salamanca llevaremos una alineación bastante titular, así que los salmantinos pueden estar tranquilos porque titulares y suplentes suenan igual de bien.

—Eso requiere mucha versatilidad.

—En nuestro concepto de banda, la marca Patáx está por encima de la suma de las partes. Como cuando vas a ver al Circo del Sol, o Mayumaná. Más que tal o cual intérprete, el concepto de show es garantía de que el espectáculo va a gustar.

—Oyendo la música de Patáx, uno siente estar ante algo distinto, un nuevo camino en la fusión. ¿Era esa la idea?

—Mirando para atrás, estoy de acuerdo en que hemos podido abrir una nueva ventana en la música fusión. Salvando las distancias, pienso en lo que hizo Chick Corea en el jazz con la Elektric Band o, más cerca, Ketama, con el flamenco y el pop. Abrieron un camino y luego salieron otras bandas que sonaban como ellos. Pero Patáx no nació con esa intención. Cuando empecé a componer, lo que pretendí fue hacer la música que a mí me gustaría que existiera. Me dije : ‘quiero que haya un tipo de flamenco con salsa y timbales pero también con un concepto yanqui del sonido, de la guitarra y de los solos como si fuera jazz’. Fue más bien una consecuencia de la mezcla de mis fuentes, más que una fórmula intencionada.

—¿Cómo explicaría la evolución de Patáx’ desde sus inicios?

—Conceptualmente creo que hemos sido muy fieles a la idea que teníamos hace 11 años cuando empezamos a grabar, pero hemos mejorado y madurado en la producción. Nuestros primeros temas eran instrumentales, y al hacer los primeros arreglos con la voz, vi que funcionaban muy bien. Y más si los arreglos son sobre música conocida. Lo que hacemos en nuestros discos sobre música de Michael Jackson y con Los Beatles, por ejemplo, no son versiones, yo lo llamaría obras derivadas. Cogemos un ‘Billie Jean’ o ‘Black or White’ y nos las llevamos por los cerros de Úbeda haciendo con ellas absolutamente lo que nos da la gana. Nos hemos vuelto expertos en hacer interpretaciones de artistas muy conocidos, como el propio Michel Jackson y Los Beatles, y por el camino hemos ido haciendo arreglos a temas de Madonna, Stevie Wonder, Police...

“Cogemos un ‘Billie Jean’ o ‘Black or White’ y nos las llevamos por los cerros de Úbeda haciendo con ellas lo que nos da la gana”

—Háblenos más de ese concepto tan preciso, obra derivada. ¿En qué consiste?

—Nuestro ‘Billie Jean’ es como si cogiera un cuadro de Velázquez, lo pusiera encima de una lavadora, empapelara la lavadora con ese cuadro de Velázquez, prendiera fuego a la lavadora, la tirara rodando por una ladera y grabara un vídeo de todo. El autor original me inspira evidentemente para la locura que viene detrás. Lo que hago es una deconstrucción: la original dura 3 minutos y mi ‘Billie Jean” dura 30. Imagínese la cantidad de contenido de más que hay en nuestro arreglo.

—La elección de estos artistas a los que reinterpretan tendrá algo que ver con los gustos de Jorge Pérez....

—Absolutamente. Creo que he sido bastante honesto a la hora de componer. No pensaba en que puedan funcionar más o menos, sino en lo que me apetecía a mí. Y un día me apeteció hacer un tributo a Michael Jackson, años más tarde quise hacer lo mismo con los Beatles y quién sabe lo que haré después. Lo que sí sé es que el siguiente trabajo será de música original. Es como el que alterna las dietas: paso del invierno al verano y del verano al invierno.

—¿Y hay aportación de los demás miembros del grupo a esa deconstrucción?

—Yo hago todos los arreglos. Pero las líneas que escribo cobran vida distinta según toque un bajista u otro. Es lo que tiene llevar intérpretes tan buenos.

—Suenan a jazz, a flamenco, a música afrocubana... ¿Es la mezcla de esos estilos donde radica el alma del grupo?

—Y el funk y el soul. Sin todos estos estilos, Patáx no sería lo que es.

—Seguro que la sorpresa que generan en la audiencia es una de las bazas de su espectáculo...

—Si, creo que es uno de los atractivos de Patáx. Por ejemplo, en un ‘Bad’ pasabamos de funk a cha cha, luego a bulería, después a reggae, más tarde a rock, de rock vuelta a buleria y acabamos con chacha rock, pasando por ritmos africanos. Siete estilos claramente reconocibles en un mismo arreglo. Es muy entretenido de ver, aunque hay gente que se fatiga por exceso de información...

—Siendo su música tan difícil de clasificar, ¿cómo se llevan con las etiquetas?

—No me gustan especialmente. Hombre, si nos dicen que somos “La mejor banda de fusión de Europa”, me vengo muy arriba. Pero si nos presentan como “La mejor banda de versiones de los Beatles”, pues me vengo abajo porque no han entendido el concepto. Si tuviera que etiquetarnos, diría que somos “Una fusión irreverente y ecléctica de estilos”. Y lo de irreverente me gusta porque a veces hacemos cosas bastante macarras...

—Patáx actua frecuentemente fuera de España en festivales internacionales. ¿Como reciben otros públicos su apuesta de fusión?

—Según te alejas de España, se celebra más el flamenco. Pero claro, al hacer esta fusión de estilos, tocar jazz en Estados Unidos o salsa en Costa Rica o Panamá nos obliga a apretar el culo para sonar bien. Nos metemos en muchos jardines, pero hemos tocado en muchos sitios y todavía no nos han tirado tomates...

—Cuidan mucho el concepto audiovisual, tanto en escenario como en sus vídeos. ¿Qué propósito persiguen?

—La inclusión de una bailaora de flamenco en el directo tiene un componente rítmica y acústica importante, pero sobre todo visual. Creo que hace mucho más atractivas las dos horas de show. Y cada canción de nuestros nueve discos viene en YouTube con un videoclip grabado e directo con 14 cámaras y alta calidad de producción. Todos tocando de verdad, sin trampa ni cartón.

—Por último, le tengo que preguntar ¿qué significa Patáx?

—Fue el nombre de mi primer disco en solitario, pero me gustó como nombre para el proyecto. Es una onomatopeya de percusión bien hermosa, cuando haces “pitum tum tum tum, ¡patáx!

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