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Frente al habitual perfil de mujer viuda, divorciada o soltera que imperaba antes de la pandemia entre las «familias anfitrionas» de estudiantes de español, un nuevo modelo se está abriendo paso, según apuntan desde la oficina de Salamanca, Ciudad del Español y confirma el presidente de la Asociación de Escuelas de Español de Castilla y León, Miguel Benito. Se trata de familias hispanoamericanas. «Están siendo las nuevas incorporaciones, familias de Colombia, Perú, Chile, Costa Rica... Están funcionando muy bien. Para ellas, supone una ayuda a la economía familiar tener un par de estudiantes cada semana o cada mes», explica el representante de las academias.
A pesar de la proliferación de las residencias de estudiantes que ha vivido Salamanca en los últimos años, «se pueden contar con los dedos de media mano», dice Benito, aquellas destinadas específicamente a acoger a estudiantes de español. «La verdad es que se han creado muchísimas plazas, pero hasta ahora todas van dirigidas a universitarios españoles. En verano, eso sí, al no haber curso, hay muchas libres», señala incidiendo en que la principal opción para acoger a quienes vienen a aprender el idioma sigue siendo las casas particulares.
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