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La capilla de Talavera, con la tumba de los Maldonado en su centro. FOTOS: ALMEIDA

Nueva restauración en la Catedral: una cámara bufa para evitar humedades en la tumba de Maldonado

Patrimonio autoriza al Cabildo a acometer la última obra pendiente en las estancias que rodean el claustro de la basílica

Carlos Rincón

Salamanca

Domingo, 29 de junio 2025, 13:04

En marzo del próximo año se cumplirán cinco siglos del traslado de los restos mortales del capitán de las tropas comuneras salmantinas al panteón que su familia tenía en la Catedral. Fue su madre, Juana Pimentel, quien consiguió la autorización real para trasladar al fallecido Pedro Maldonado al lugar donde ya descansaba su abuelo. Desde marzo de 1526 yace en la capilla de San Salvador, también llamada de Talavera, la más antigua del claustro de la basílica. Y la única pendiente aún de restaurar, según señala el arquitecto del plan director de la Catedral, Valentín Berriochoa. Una asignatura pendiente que se solventará de inmediato, ya que el Cabildo no solo tiene proyecto básico y de ejecución, sino que este acaba de recibir el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León.

El presupuesto previsto para esta intervención, que se prolongará durante seis meses y empezará en el último trimestre de este año, rondará los 160.000 euros. Las actuaciones se centrarán principalmente en el exterior de esta capilla, cuyos muros dan al Patio Chico.

Muros exteriores de la capilla, vistos desde el Patio Chico.

A varios metros de altura sobre la tumba de los Maldonado se alza «una originalísima bóveda de piedra de crucería morisca, cuya estructura y ornamentación la hacen rara y singular dentro del foco románicogótico salmantino», según se describe en la «Crónica arqueológica de la España musulmana». Es precisamente en la cubierta que protege esta curiosa bóveda en la que se actuará. No se ha vuelto a reparar desde los años setenta del pasado siglo y reclama una puesta a punto, según explica Berriochoa. Así, se desmontará teja a teja para la posterior reutilización de todas ellas, e igualmente se retirarán las piezas de onduline. Además de sanear la estructura y aplicar mortero, se instalarán unas placas que evitan la humedad y garantizan la ventilación. Posteriormente se repondrán las tejas, a las que se le añadirá un cosido de ganchos de acero para evitar su deslizamiento a largo plazo.

Pero la mayor intervención del proyecto será la construcción de una cámara bufa que evite las humedades de capilaridad que se transmiten a la cara interior desde la parte exterior de los muros como consecuencia de la lluvia, afectando al mortero y el pavimento de la capilla. «Hay que abrir al pie del muro una cámara para que el terreno no esté en contacto con la pared. Se hará en los frentes este y norte que dan al Patio Chico», explica el arquitecto.

Además de los problemas de humedad, los muros exteriores presentan «un estado de conservación con severos deterioros en las zonas inferiores del lienzo». Las lesiones están vinculadas con el paso del tiempo, pero principalmente con la zona verde más próxima, «cuyo sistema de riego con aspersores ha venido mojando el lienzo y provocando daños en los sillares de piedra», señalan los informes. Ante ello, la propuesta que ha aceptado la Comisión de Patrimonio pasa por incorporar nuevos sillares de arenisca envejecida en aquellas zonas más deterioradas, una actuación que permitiría dar más estabilidad a la base de la construcción. Esta intervención se centrará principalmente en las tres primeras filas de piedra. Berriochoa incide en que este trabajo se hará respetando las marcas históricas que presentan estos muros, donde todavía se pueden observar las huellas dejadas por las antiguas casas del barrio catedralicio, adosadas a la basílica y derribadas hace décadas.

Por otra parte, la parte restante de los muros será sometida a una completa limpieza, así como a «microcosidos son barras de fibra de vidrio» donde se consideren necesarios. Además, se eliminarán las manchas generadas por las inclemencias meteorológicas y se aplicará una pátina para igual el color de la piedra.

Un «pésimo estado de conservación» presentan, según los informes, las dos vidrieras de la capilla de Talavera que se encuentran en el costado norte. Están rotas y han desaparecido algunas piezas. Son las denominadas vidrieras «blancas», es decir, transparentes. El proyecto apuesta por su reposición siguiendo la traería habitual que presentan otras ventanas de la Catedral con motivos geométricos cuadrados y rombos.

Ante el mal estado de la actual, en el exterior de las ventanas se instalará una nueva malla «antipalomas» de hilo de nailon negro, que será prácticamente invisible.

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