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Álvaro, Ana, Alberto y Fátima en el establecimiento. EÑE
De negocio familiar a servicio básico para el pueblo: «Mi madre estaba en paro y al enterarse...»
GENTE DE PRENSA

De negocio familiar a servicio básico para el pueblo: «Mi madre estaba en paro y al enterarse...»

Alberto Recio da continuidad al negocio que inició su madre Maite en 2001 en Aldeatejada, con ayuda de su mujer Ana y sus empleados Álvaro y Fátima

EÑE / Francisco Martín

Lunes, 28 de abril 2025, 11:31

La historia de Alberto Recio es un ejemplo de esfuerzo, sacrificio y pasión por el trabajo. Gerente de un quiosco que ha sabido adaptarse a los tiempos y a las necesidades de los clientes, Alberto ha convertido un negocio familiar en un servicio básico para la localidad de Aldeatejada, atendiendo a más de 300 clientes diarios y ofreciendo más de 3.000 artículos en su local ubicado junto a la avenida de la Infanta y la CL-512.

A sus 42 años, recuerda como su madre, Maite, decidió en diciembre de 2001 emprender en un momento complicado. En aquel entonces, «ella estaba en paro de larga duración y al enterarse de que en la localidad quedaba vacante un quiosco y la licencia de un estanco no dudó en aprovechar la oportunidad», asegura.

En un inicio, montaron el negocio como un simple quiosco. Poco después, solicitaron la licencia del estanco, y tras conseguirla, se trasladaron a un local más grande y estratégico. Una vez allí, «gracias a la insistencia de mi madre conseguimos obtener la licencia de loterías al lograr 5.000 firmas de los clientes, debido a que Aldeatejada no contaba con la población suficiente», comenta Alberto.

El crecimiento del negocio fue poco a poco, aunque con altibajos como la crisis del tabaco en 2009. En 2015, trasladaron todos sus servicios al local actual, momento clave ya que Alberto comenzó a asumir la gestión completa del establecimiento con la inminente jubilación de su madre. Aunque, no fue hasta 2017 cuando consiguió el traslado de la licencia para otros 30 años, asegurando la continuidad del negocio en manos familiares. Desde entonces, ha trabajado arduamente para mantener y ampliar los servicios ofrecidos, que incluyen desde lotería, paquetería, recarga de tarjetas de autobús, prensa, pan, servicio de impresión o venta de productos de alimentación.

Actualmente, en el quiosco trabajan cuatro personas, entre ellas su mujer Ana, que también forma parte del equipo; y dos empleados, Fátima y Álvaro, piezas clave en el día a día. Aunque el negocio comenzó como una iniciativa familiar, Alberto nunca pensó que llegaría a contar con empleados externos, pero la demanda y el crecimiento del negocio han hecho necesaria la incorporación de más personal.

La atención cercana y el trato personal con los clientes son uno de los aspectos que más valoran en su establecimiento, donde la gente sigue preguntando por Maite, quien fue y sigue siendo un símbolo del negocio. Para Alberto, el trabajo en el quiosco es constante, sacrificado y, sobre todo, satisfactorio. «Dedico 25 horas cada día, durante las siete jornadas de la semana, para que todo esté perfecto», expresa irónicamente. Asimismo, matiza que el trato con la gente es lo más importante. Por ello, la cercanía, la confianza y la calidad del servicio son los valores que guían su gestión.

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