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Fotograma de la película de David Lynch ‘Mulholland Drive’

‘Mulholland Drive’ abre la puerta al universo de David Lynch en cines Van Dyck

Ciclo de cuatro títulos del genio norteamericano, con motivo del 20º aniversario del thriller con el que triunfó en Cannes | En versión original y v.o. subtitulada

Sábado, 12 de junio 2021, 11:19

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Cautivador, extraño, turbio, surrealista, a veces incomprensible, siempre a caballo entre la realidad y el sueño (o la pesadilla), el cine de David Lynch (1946) escapa a las etiquetas y premia a los valientes que lo afrontan sin prejuicios. Aprovechando el vigésimo aniversario de Mulholland Drive, Cines Van Dyck propone un ciclo en torno a su inimitable autor: del 11 de junio al 8 de julio, sus cuatro títulos más aplaudidos, en versión remasterizada. Podrán verse tanto en inglés subtitulado (en Van Dyck) como doblados al castellano (en Van Dyck Tormes)

En 2016, la BBC encuestó a 177 críticos de todo el mundo sobre las mejores películas del siglo XXI. La primera posición la ocupó Mulholland Drive (2001). Este thriller onírico sigue los pasos de una actriz sin experiencia (Naomi Watts) que, poco después de llegar a Hollywood, conoce a una enigmática mujer (Laura Harring) que ha perdido la memoria por culpa de un accidente. Mientras la ayuda a recordar quién es, se enamoran. Aunque en sus andanzas se cruzarán con depredadores, tentaciones, monstruos, violencia. No es fácil resumir de qué trata, y menos aún entenderla, pero en ella alcanzó la cima de su imaginario, tan apasionado como turbio. Premio a mejor realizador en Cannes y Toronto, aspiró al Oscar. En las salas del 11 al 17 de junio.

El ciclo continuará del 18 al 24 de junio con Una historia verdadera (2000), quizá la más amable y menos enrevesada de toda la filmografía del genio de Twin Peaks. Este sencillo canto a la vida, de tono clásico y presupuesto mínimo, pero cargado de profundidad, melancolía y emoción, contrasta con la oscuridad de Carretera perdida y Corazón salvaje. Un anciano testarudo (Richard Farnsworth) vive junto a su hija con discapacidad (Sissy Spacek). Ve fatal y no puede permanecer en pie sin muletas, pero se lanza a una aventura impensable cuando se entera de que su hermano (Harry Dean Stanton), con el que lleva diez años sin hablarse, está muy enfermo. Para visitarlo, recorrerá 500 kilómetros con su único vehículo: una máquina cortacésped. Al final del camino está el perdón. Lynch lleva a su terreno el género más norteamericano: una road movie a ocho kilómetros por hora. Un viaje espiritual lento y luminoso, con paisajes crepusculares y música de su fiel Angelo Badalamenti.

Si hubiera que definir la carrera de Lynch en una sola escena, podría ser el inicio de Terciopelo Azul (1986). Cielos sin nubes. Un jardín de rosas. Un barrio idílico, de calles y casas simétricas. Pero debajo de esa apariencia, en el césped, hormigas rojas y una oreja amputada. Ese ambiente macabro sorprenderá al ingenuo Kyle MacLachlan (uno de sus actores fetiche) cuando inicie una investigación por su cuenta, al margen de la policía. Aparte de conocer a un temible Dennis Hopper, se debatirá entre la angelical Laura Dern y la enigmática Isabella Rossellini. Los momentos icónicos (como la canción de Roy Orbison In dreams) se despliegan por todo el metraje, cima del estilo de un creador que también domina la atmósfera sonora, la pintura, la fotografía y hasta el diseño de mobiliario. El tipo de película que merece verse en la sala de cine (del 25 de junio al 1 de julio).

El ciclo concluye (del 2 al 8 de julio) con su obra más clásica, El hombre elefante (1980), un drama victoriano en blanco y negro. Un doctor (Anthony Hopkins) lucha por devolver la libertad y la dignidad a John Merrick (John Hurt), un hombre nacido con todo tipo de deformidades, y exhibido como atracción en un circo. A medida que el médico estudia su caso y lo conoce más profundamente, descubre su enorme inteligencia y sensibilidad. “A la gente le asusta lo que no puede comprender”, dice Merrick, y la frase podría sintetizar el cine de Lynch. Con su segundo largo, aspiró a ocho Oscar, entre ellos a Mejor Director, galardón que nunca ha alzado (sí se llevó el premio honorífico en 2019). Los decorados opresivos subrayan la soledad, el maltrato y la humillación que sufre este pobre monstruo aterrado de los seres humanos.

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