3 de cada 4 mozos esquivaron en el año 2000 la última mili obligatoria
El 75% de los 709 sorteados se declararon objetores y prestaron servicios sociales
R. Z.
Salamanca
Viernes, 29 de agosto 2025, 07:00
Cuando se van a cumplir 25 años de la supresión en España del servicio militar obligatorio, una medida anunciada por José María Aznar antes de las elecciones generales del año 2000 que renovarían el mandato del PP, en Europa se oyen ecos de música militar con la decisión de Alemania de instaurar un servicio militar voluntario frente a la amenaza que suscita Rusia sobre Europa. Pero aunque otros países han dado ya ese paso o se lo están planteando, como Letonia o Lituania, España descarta la posibilidad de reintroducir el servicio militar, que desapareció formalmente en 2001.
El último sorteo de la mili celebrado en Salamanca tuvo lugar el 8 de noviembre del año 2000. Un total de 709 jóvenes vieron su destino sometido al azar, que les adjudicaría el acuartelamiento donde deberían cumplir el servicio obligatorio de nueve meses. Sin embargo, un 75 por ciento de los reclutas se declararían finalmente objetores de conciencia, cambiando así el servicio de armas por una prestación social que les sería adjudicada después.
El Ejército de Tierra fue el destino mayoritario -un 85 % - de los sorteados en aquella última quinta militar para el año 2001 en Salamanca. Apenas un 13 % fueron destinados a destinos de la 1ª Región Aérea, mientas que solo 6 cumplirían el servicio en la Armada, por propio deseo.
Como destino, Salamanca tenía en ese reemplazo del año 2000 un total de 96 plazas para cumplir el servicio militar en la base de Matacán y 12 más en los acuartelamientos del Ejército de Tierra. El escaso número se explicaba por la alta profesionalización del Ejército en nuestra provincia, un 90 % en el Ejército de Tierra y un 40% en el del Aire.
Con la medida que aprobaría el Gobierno de Aznar en 2001 -recogida entre los puntos del Pacto del Majestic firmado con Pujol en 1996 a cambio del apoyo de CiU para gobernar, España ponía fina una historia de casi 200 años de servicio militar obligatorio, que condicionó las expectativas vitales y laborales de tantos jóvenes.