«Miran a un lado y a otro y tiran los escombros al contenedor de otro»
«El con IVA o sin IVA es el caldo de cultivo de muchos de los 'chaperones' del trabajo sumergido en la construcción»
La picaresca ha sobrevivido al Lazarillo y, desde el siglo XVI, ha llegado hasta nuestros días. Hay varios perfiles en el trabajo sumergido: el que lo hace por necesidad, porque está de forma irregular, y el que intenta «engañar» y escaquearse de pagar licencias e impuestos.
La construcción es uno de los sectores donde más empleo «irregular» hay, junto a la enseñanza, peluquerías y estética, empleadas del hogar y cuidado de mayores, y los gimnasios.
El sector de la construcción se ha movilizado para luchar contra quienes le hacen competencia desleal, «a veces tirando los precios», y contra quienes no pagan licencias ni impuestos. Hace unos años, hartos de comprobar que se tiraban escombros en solares de clientes o de alguno de los miembros de la asociación de construcción y servicios auxiliares, se pusieron «manos a la obra» junto con la Policía municipal y «pillaron» a unos cuantos que hacían pequeñas obras en el interior de las casas.
En otras ocasiones, utilizan los contenedores legales de otros constructores y de otras obras. Llevan los famosos «capazos» negros que se utilizan para sacar escombros y «miran para un lado y para otro y, cuando creen que nadie les ve, tiran los escombros al contenedor de otro», cuenta uno de los constructores, indignado por esta práctica.
En el famoso «¿con IVA o sin IVA?» está parte de la economía sumergida detectada en la construcción y contra la que asociaciones como Aconsa tratan de luchar. Esta actividad ejercida de forma ilícita está impulsada por una ventaja para ambas partes: un coste menor para el que paga y un dinero extra libre de impuestos para el que realiza el trabajo.
También están los que no pueden facturar con IVA porque realizan todo su trabajo en la clandestinidad, bien porque estén cobrando algún tipo de prestación social que no están dispuestos a perder por un «trabajito» de vez en cuando, o porque han llegado a España y no tienen «papeles».
Javier Tamames, presidente de la Agrupación Empresarial de la Construcción y Servicios Auxiliares de Salamanca (Aconsa), cree que la práctica «ilegal» es cada vez menor, pero pide la colaboración de la Policía para seguir persiguiendo la economía sumergida.
Antonio Rollán, presidente de CES: «La fuerte presión fiscal y las excesivas cargas son un caldo de cultivo para la economía sumergida»
«La mayoría de las empresas trabajan de forma legal, pero la presión fiscal y las excesivas cargas son un caldo de cultivo para la economía sumergida», afirma el presidente de la Confederación de Empresarios de Salamanca (CES). Antonio Rollán cree que es fundamental la alianza entre la sociedad y las administraciones para perseguir a quienes trabajan de forma ilegal, porque están perjudicando a determinados sectores como la enseñanza, la construcción, las empleadas del hogar, las peluquerías y los gimnasios, que están sufriendo el intrusismo profesional y los trabajos en «B». También pide que se aumenten las inspecciones para perseguir el fraude.
Maite Hernández, presidenta de la Asociación de Empresarios de Gimnasios e Instalaciones Deportivas de Salamanca: «Ya se han desmantelado dos gimnasios en garajes»
Los gimnasios son otro de los colectivos afectados por el trabajo sumergido y la competencia desleal. La presidenta de la Asociación de Empresarios de Gimnasios e Instalaciones Deportivas de Salamanca, Maite Hernández, pide un refuerzo de las inspecciones y que las sanciones sean efectivas.
Luchar contra quienes trabajan sin pagar impuestos es difícil, aunque hace un par de años ya se cerraron dos gimnasios «clandestinos» en garajes de Salamanca. «Aquí nos conocemos todos y, al final, son los propios vecinos los que nos empezaron a informar de que veían a gente con ropa deportiva entrando en locales no habilitados, y se desmantelaron», cuenta Hernández.
La presidenta asegura que es más difícil «pillar» a los que actúan al aire libre, que ahora proliferan más que los que trabajan en locales no habilitados para la práctica deportiva. También alerta sobre los falsos «entrenadores personales» que acuden a domicilios particulares.
El trabajo sumergido en el colectivo de los gimnasios no solo va en contra de los profesionales cualificados que pagan religiosamente sus impuestos, sino que también es peligroso para la salud de los clientes, a los que les pueden provocar lesiones cuando el deporte lo imparte una persona sin cualificación.
La otra «modalidad» de empleo sumergido en este colectivo son los monitores que trabajan en un gimnasio y, poco a poco, se hacen con una agenda de clientes a los que después entrenan en «B».
Hernández también pide refuerzo de las inspecciones, porque la práctica ilegal está obligando a cerrar negocios y provoca un daño profundo a la economía local.
«La solución está en el esfuerzo conjunto de administraciones, empresas y ciudadanos», dice Maite Hernández, que asegura que la cultura de la economía sumergida está calando en las nuevas generaciones y haciendo que sean pocos los que quieran enfocar su futuro profesional en el camino del emprendimiento.
«Esta es una cuestión que nos afecta y perjudica a todos», asegura la presidenta de la asociación de gimnasios de Salamanca.
Paulino Benito, presidente de CEOE-CEPYME: «Si reciben 500 euros al mes de ayudas, ¿de qué viven? Las administraciones tienen que tomar cartas en el asunto»
El presidente de la Confederación de Empresarios de Salamanca aboga por la intervención de las administraciones públicas para acabar con la economía sumergida. No existen datos oficiales, pero las organizaciones empresariales reciben a diario quejas porque, en muchos sectores, faltan trabajadores que sí aparecen en las listas de empleo. «Son trabajadores que han perdido su trabajo y que ahora están cobrando una prestación social, y no la quieren perder; por eso no aceptan un contrato de trabajo y prefieren hacer por su cuenta algún trabajito en 'B'», explica Paulino Benito. «No hay datos, pero con 500 euros no se vive», añade.