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Lunes, 19 de agosto 2024, 07:32
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Con sus 90 años, Emiliano Hernández de Arriba, conocido entre los amigos como 'Mili' y natural de Rinconada de la Sierra, es el encargado de los jardines de la casa de sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Padres Reparadores) en San José. Una tarea que complementa con su vida religiosa a la que ha estado dedicado desde que se ordenó en el 62. Para 'Mili' sus labores en los jardines no son solo un trabajo, sino una pasión. Tanto es así que sus compañeros en la casa bromean de que el día que no se levante a cuidar sus plantas generará sorpresa y preocupación.
-¿Cómo hace para mantener un jardín tan floreado y lindo?
—Trabajándolo mucho. Poniéndole mucho esfuerzo y cariño. Todos los días bajo y me pongo con las plantas. Le dedicó el tiempo que haga falta. Se requiere muchas horas de trabajo y esfuerzo, pero merece la pena porque luego la gente siempre me dice que el jardín está muy bien cuidado y es muy bonito. Incluso me piden que les regale esquejes de las flores y que les de consejos. Eso es muy gratificante porque te das cuenta que la gente valora lo que haces.
-¿De dónde le viene la pasión por la jardinería?
—Yo soy natural de Rinconada de la Sierra. Desde chaval en el pueblo me tocó trabajar en el campo y ahí aprendí todo. Luego entré en el noviciado de Navarra, pero igual siempre he estado vinculado al campo. El jardín es un trabajo, pero también una pasión.
¿Después del noviciado se vino para Salamanca?
—Primero me quedé un tiempo en Pamplona porque me tuvieron que operar de la columna vertebral. En ese entonces yo cargaba con sacos de 100 kilos y trabajaba muchísimo. Eso me terminó desviando la columna. Luego de la operación me fui a Alba de Tormes en donde estuve 21 años. Ahí volví a trabajar en el campo. Teníamos un terreno con sembradíos y ganado. Yo me encargaba de supervisar a los obreros, pero también me ponía con ellos a hacer lo que hiciera falta. Más de una vez me tocó asistir el parto de una vaca porque era de noche y a esa hora no había más nadie en la finca que supiera hacerlo. Se trabajaba mucho, pero era buenos tiempos.
Cuando le piden consejos de jardineria, ¿qué es lo que más le preguntan?
—Un poco de todo. A veces me preguntan por los abonos o los productos que uso y otra vez sobre cada cuánto las riego o que tipos de cuidados tiene una planta en particular. Sobre todo, me piden que les regale esquejes para poder sembrarla y tener ellos una igual, pero no siempre es posible por la época del año.
A pesar de sus 90 años se mantiene activo y lleno de vida. ¿Cuál es su secreto?
—La salud es algo que no depende de uno, sino de Dios. Uno se puede cuidar e intentar mantenerse activo, pero no todo está en nuestro control. Yo lo que puedo hacer es agradecer que a mis 90 años sigo teniendo energía para levantarme todos los días.
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