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María Galiana.
María Galiana: “En Salamanca compro jamón, voy a la Catedral o paseo”

María Galiana: “En Salamanca compro jamón, voy a la Catedral o paseo”

“Si estoy de gira, me levanto pronto para hacer turismo”, asegura la veterana actriz que llega al Liceo con la obra ‘El abrazo’ el 17 y el 18 de diciembre

Martes, 14 de diciembre 2021, 18:19

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María Galiana compagina a sus 86 años el rodaje de “Cuéntame cómo pasó” con la gira de “El abrazo”, que los días 17 y 18 de diciembre recala en el Teatro Liceo de Salamanca.

–“El abrazo” parte del reencuentro de Rosa y Juan, de edad avanzada, que fueron pareja.

–Es muy actual. Parece que lo hemos hecho adrede. Después de la pandemia, el confinamiento y la situación en la que estamos ahora ha venido al pelo. Pero no ha sido buscado expresamente. Es una función que vio Magüi Mira, la directora, en el Festival de Aviñón en versión francesa. Le gustó mucho, pensó en hacer la versión en castellano y ahí la tenemos. La autora Christina Herrström es sueca.

–Pero sucede algo que está fuera de la realidad tangible.

–El reencuentro es el leitmotiv inicial de la función, pero la función va encaminada a la posible corporeidad o a que tome cuerpo el hijo que Rosa y Juan siempre pensaron tener. No se realizó por su separación vital, pero ha estado latente en ellos durante los cuarenta años que han estado separados. Ese hijo forma parte del tronco de la función. El hijo no tiene corporeidad material, aunque ellos así lo piensan. Es realismo mágico.

–¿María Galiana tiene algún deseo pendiente de cumplir o se da por satisfecha con su biografía?

–Tengo ciertos deseos frustrados con cosas que por torpeza o por circunstancias personales no se dieron bien en ese momento. No son remordimientos, pero siempre nos queda esa nostalgia de algo que debimos hacer y no hicimos. A mí me pasa cuando pienso en mi madre, en mi padre, en mi marido... No soy nostálgica, pero cuando se llega a mi edad sí hay deseos no cumplidos y si una volviera a nacer, a lo mejor haría las cosas de otra manera en ese terreno.

–¿Qué le pide a 2022?

–Fundamentalmente, salud y fuerzas. Salud en el sentido más amplio de la palabra. Vivir con suficiente energía y, sobre todo, salud mental. Una de las cosas que más me preocupa de la vejez es la pérdida de las capacidades mentales. Me parece lo más duro. A veces te levantas y parece que te han dado una paliza o las piernas no te responden. Pero lo que deseo es que pueda leer un libro y enterarme de lo que dice, que pueda oír una música y disfrutarla, que recuerde las cosas con mis hijos y mis allegados de una manera lúcida... Lo peor que me podría pasar sería perder la lucidez.

–Ha sido docente en institutos 38 años. Tiene buena memoria y puede presumir de echar un vistazo al guion de “Cuéntame” y lanzarse a rodar.

–Gracias a Dios, toco madera. Soy una privilegiada. Nunca me he quedado en blanco ni he tenido un lapsus. Hoy estoy mirando las secuencias de “Cuéntame” para grabar mañana: me las aprenderé con dos o tres lecturas. Aunque es cierto que ya no puedo hacer cosas que me encantaban como ir al campo y dar largos paseos, porque puedo andar lo justo. En Salamanca, donde he ido varias veces, compraré jamón en una tienda de la que soy asidua.

–Está rodando la temporada 22 de “Cuéntame”.

–Es lo nunca visto en España. Aunque ha habido series longevas, nosotros llevamos 20 años, desde el 2001. Es muy excepcional. Yo me jubilé como profesora en el 2000 a los 65 años, cuando me tocaba porque no fue una jubilación anticipada. Y empecé a rodar la serie con 66 años. Veinte años después estoy más viejecita, pero me mantengo bastante potable.

–María Galiana tiene poco que ver con Herminia, salvo su capacidad de comprensión.

–Sí tengo mucha capacidad de comprensión y capacidad de apertura hacia la manera de ser de los demás. Pero no nos parecemos en nada: Herminia es una mujer de pueblo, con la poca formación cultural de su época. Ahora mismo Herminia es intemporal, aunque debería ser centenaria por la edad con la que empezó la serie. Y a principios del siglo XX la mayoría de los pueblos no tenían escuelas y había tres personas cultas en el pueblo: el cura, el médico si lo había, y el farmacéutico si lo había. Si era una aldea, había que ir a la escuela de un pueblo mayor. En la serie consideramos que Sagrillas es un pueblo mediano con pocos habitantes y se va a la cabeza de partido, a Tobarra. Sagrillas está bastante aislado y es un pueblo campesino. Y yo soy una mujer de ciudad totalmente: ni he estado en un pueblo en mi vida ni sé qué labores se hacen en el campo.

–¿Se ve cuando emiten “Cuéntame cómo pasó”?

–No, porque termina muy tarde; cuando dan el tiempo, yo ya me estoy acostando. Necesito dormir ocho horas y descansar, que seguramente es lo que me tiene espabilada. Mañana me recogen a las siete de la mañana en casa para ir a rodar. Eso significa que me tengo que levantar antes de las seis para ducharme y desayunar. No puedo llegar al plató con el estómago vacío; me tengo que tomar un cafelito y una tostada.

–El Goya de 1999 por “Solas” marcó el despegue de su carrera artística.

–Sí, pero la televisión da popularidad. Es una pena que se conozca tan poco a los actores y a las actrices de teatro. A los del cine se les conoce un poco más. Y los de televisión entramos en las casas y es natural que nos conozcan.

–No le da pereza ir de teatro en teatro los fines de semana.

–Me gusta mucho estar en casa, aunque busco actos como un concierto al que voy a ir esta tarde. Y viajar me gusta una barbaridad. Soy poco de la farándula: no me acuesto nunca tarde. Si hay cena después de la función, al terminar voy al hotel a dormir. Por la mañana me levanto pronto y hago turismo. En Salamanca, voy a la Catedral Nueva o la Catedral Vieja, o paseo por la ciudad... Me lo paso muy bien en esos ratos.

–Si no tiene gira de teatro, puede estar en los escenarios con el recital “El alma desnuda”. Ha pasado este año por Ciudad Rodrigo con este espectáculo.

–El barítono Luis Santana y el pianista Víctor Carbajo hacían este tipo de recitales con actrices y actores como Emilio Gutiérrez Caba, que me propuso sustituirle. Empecé en 2020, cuando salimos del confinamiento, con un recital con textos de Santa Teresa. Y luego se ha convertido en un recital profano. Cuando termine la gira de “El abrazo” quizás volvamos a retomar “El alma desnuda”. En Ciudad Rodrigo lo pasamos muy bien y recuerdo que ya había estado allí hace años con otra función de teatro.

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