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Alfonso Fernández Mañueco en la exposición de Torrente Ballester. Junta de Castilla y León
Mañueco destaca la riqueza de la obra de Torrente Ballester y su fuerte vínculo con Salamanca y Castilla y León

Mañueco destaca la riqueza de la obra de Torrente Ballester y su fuerte vínculo con Salamanca y Castilla y León

El presidente de la Junta ha recordado la figura de este escritor, como referente cultural de la capital del Tormes y uno de los hijos adoptivos más universales

La Gaceta

Viernes, 18 de octubre 2024, 17:59

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El título «Yo soy el hombre del que todos se olvidan» proviene de una de las últimas entrevistas concedidas por Gonzalo Torrente Ballester, según relata Carmen Becerra, comisaria de una exposición en la Biblioteca Nacional dedicada a la vida y obra del destacado escritor gallego. La exposición, inaugurada este viernes y titulada 'Gonzalo Torrente Ballester, la travesía de un creador', propone un recorrido a través de su vida, marcada por momentos de desánimo y de fama, destacando su prolífica carrera como novelista, dramaturgo, periodista, guionista, ensayista y traductor, tal y como recoge la agencia Efe.

Organizada por Darío Villanueva, académico, y Carmen Becerra, profesora de la Universidad de Vigo, la muestra abarca cinco etapas de la vida de Torrente Ballester, desde 1910 hasta 1999, ofreciendo un amplio registro de fotografías y documentos. Durante el evento de inauguración, Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, recordó haber conocido al «universal escritor», y destacó la relación cordial que mantiene con los hijos del autor. «Don Gonzalo era simplemente don Gonzalo», añadió, describiéndolo como una persona cercana, brillante y culta.

Salamanca fue la ciudad que acogió al escritor en los últimos años de su vida, y es recordado con cariño en lugares como el Café Novelty en la Plaza Mayor, donde una escultura lo homenajea, así como en la biblioteca que lleva su nombre. Mañueco destacó los «fuertes lazos» entre Galicia, tierra natal del escritor, y Castilla y León, donde fue adoptado como uno de los suyos.

La exposición revela detalles íntimos del escritor: el magnetofón que utilizaba para grabar sus textos cuando su vista comenzó a fallar, su pasión por la fotografía y su curiosa colección de teteras. También se exponen borradores de su novela más destacada, 'La saga/fuga de JB', llenos de anotaciones, añadidos y dibujos.

La exposición se abre con una gran imagen de Torrente Ballester en su vejez, frente a unas escaleras que, según Becerra, simbolizan las «repercusiones ascendentes y descendentes» de su trayectoria. El recorrido comienza en Ferrol, su ciudad natal, donde aspiraba principalmente a ser dramaturgo. «Ninguna de las obras que escribió entonces se estrenó», señaló la comisaria. Oviedo, donde se formó académica y periodísticamente, marca una fase en la que Torrente inició su labor como crítico teatral y comenzó a escribir sobre temas sociales, mientras ejercía como profesor de historia, una profesión que consideraba su «verdadera vocación».

En Madrid, entró en contacto con el falangismo, influenciado por Dionisio Ridruejo, y alternó su labor como docente en la Escuela Naval con la crítica teatral en el diario 'Arriba'. Además, colaboró con José Antonio Nieves Conde en el cine, contribuyendo al guion de *Surcos*, un referente del neorrealismo español. Sin embargo, su distanciamiento del falangismo se selló en 1962, al unirse a un grupo de intelectuales críticos con el franquismo por su manejo de los conflictos laborales de la época.

Tras regresar a Galicia en 1964, Torrente aún no había alcanzado el reconocimiento que deseaba, pero fue «feliz» como profesor y promotor cultural en Pontevedra. Más tarde, en 1966, se trasladó a Estados Unidos para impartir clases de literatura española en Albany.

A partir de los años 70, en Vigo y luego en Salamanca, alcanzó la fama. Su serie 'Los gozos y las sombras', emitida por TVE en 1982, lo convirtió en una figura pública, mientras que su prolífica producción literaria le valió numerosos premios, entre ellos el Príncipe de Asturias y el Nacional de Narrativa.

En la última parte de la exposición se presenta al Torrente Ballester «más humano», un escritor que combinaba erudición, experimentación y un gran sentido del humor. Becerra concluye: «Murió en 1999. Durante los dos años siguientes, todo el mundo quería leerlo. Luego, el silencio se fue haciendo. Este 2024 es el 25 aniversario de su fallecimiento, y hemos querido aprovechar la coyuntura para recordar su vida y obra. Es una muestra de reivindicación para seguir leyendo a Torrente en el siglo XXI».

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