Los ganaderos de ovino: "Nos preocupa sobre todo el problema con los esquiladores"
Rafael García, ganadero de Villarmayor, explica que el lechazo ha caído en picado por el cierre de la hostelería
Si hay un sector dentro del campo que está sufriendo especialmente la crisis que ha provocado el coronavirus ese es el del ovino. La razón no es otra que el cierre de la hostelería, a donde van a parar buena parte de los lechazos.
Rafael García, ganadero de la localidad salmantina de Villarmayor, sabe bien lo que es sufrir esta situación en primera persona. "Ahora tienen mucha peor salida por el cierre de los restaurantes y eso ha hecho que se estén vendiendo a un precio muy barato". En su explotación, explica, tiene más de 1.000 ovejas y medio millar de lechazos "que estoy sacando poco a poco". De hecho, cuenta que ahora ha decidido cebar algunos de estos animales para intentar venderlos más adelante. "Nunca lo había hecho antes, pero la situación es complicada", tal y como reconoce.
Pero no solo las ventas preocupan a este ganadero salmantino, que ve un grave problema en la falta de trabajadores para esquilar las ovejas. "Me preocupa casi más que las ventas porque a las ovejas no las podemos dejar sin esquilar y no sabemos cómo hacer", denuncia. "La gente de la zona que antes lo hacía es muy mayor, los jóvenes no quieren hacer este trabajo y la gente que venía de fuera a hacerlo ahora no pueden moverse." En referencia a su situación asegura que "nosotros hemos llamado a dos empresas de Uruguay y nos dicen que esperemos a mayo, que están con los trámites a ver si pueden venir, pero aquí estamos todos a la expectativa de ver que pasa. Hay mucha incertidumbre", afirma.
Pero aunque las ventas hayan bajado estos días y los problema aumentado, la rutina en el campo ha cambiado poco para este productor salmantino. "Se sigue trabajando igual tanto nosotros los ganaderos, como los veterinarios. De hecho ahora mismo estamos con el saneamiento de las vacas", explica antes de aclarar que el trabajo lo realizan debidamente protegidos para evitar problemas.
"Es una situación complicada para todos", apunta el veterano ganadero antes de seguir por una intensa mañana de trabajo en su explotación de Villarmayor, donde la actividad tiene que seguir como si fuera un mes de mayo más.
“Ahora me piden menos miel”
Manuel Sánchez, apicultor salmantino, también está notando en primera persona los efectos de la pandemia. Y es que al tratarse de un pequeño productor el cierre de muchos establecimientos en estas últimas semanas le ha afectado especialmente. "La gente ya no nos pide tanta miel porque muchas tiendas han cerrado por el virus. Nosotros no vendemos en supermercados sino en comercios pequeños que son a los que más ha afectado esta crisis", explica.
Con las colmenas en la zona de Topas, acude a verlas cada pocos días y eso también le traído algún problema que otro. "Hace una semana se estropeó la furgoneta y la asistencia en grúa, que en un día normal hubiera tardado 20 minutos en ir a buscarme, tardó casi dos horas", cuenta resignado.
Manuel reconoce que la actividad con sus colmenas ha seguido sin apenas cambios, igual que en la mayoría del sector del campo donde el trabajo no puede parar. "Podemos movernos con normalidad a ver nuestras colmenas, aunque siempre tenemos que llevar encima toda la documentación por si te la piden".
Explica que la pandemia le ha pillado en una época complicada porque, aunque en este momento las abejas están haciendo emjambres y la actividad no es mucha en estos días, a él le toca adelantar trabajo porque en pocos días será padre por segunda vez. "Tengo que aprovechar estos días y a veces no es fácil", tal y como apunta.
Y mientras la normalidad vuelve poco a poco a la vida de todos, Manuel intenta seguir como puede su trabajo mientras habla del futuro con optimismo e ilusión. "Esperemos que este año tengamos por fin una buena cosecha de miel, a pesar de que la lluvia de estas últimas semanas ha "lavado" de polen muchas flores", reconoce.