«Cuando va lleno, el conductor no recoge a nadie más»
La gratuidad del autobús metropolitano ha multiplicado los viajeros, pero también los retrasos y la incertidumbre en las paradas
Las dos primeras semanas de la iniciativa Buscyl en Salamanca ha cambiado por completo la rutina de quienes utilizan el transporte metropolitano a diario. Lo que antes era un trayecto rutinario al trabajo, al instituto o al centro de salud, ahora se vive entre colas más largas y autobuses más llenos. Los conductores tienen que escanear con el móvil los códigos QR de cada pasajero, uno a uno, lo que ralentiza las paradas y alarga los tiempos de espera. Por otro lado, muchos coinciden en que la gratuidad del servicio ha disparado el número de viajeros.
Natalia Hernández utiliza el transporte metropolitano habitualmente para desplazarse entre Salamanca y Carbajosa. Ya hace uso de su código personal para viajar de forma gratuita. «Con este sistema se pierde mucho tiempo, ya que los conductores no tienen los medios para escanear cada QR correctamente. Se las ven y se las desean para acertar, deberían de tener algún mecanismo mucho más fácil, algún lector para que cada uno pueda pasar su propio código», manifiesta. No obstante, aunque le parece una iniciativa positiva, no entiende la gratuidad absoluta de los billetes de viaje, ya que asegura que cada usuario «lo paga con sus impuestos». «Me hubiese parecido mejor que hubiesen bajado bastante el precio y que se pagase algo simbólico, más accesible para todos. Quizás poner el autobús gratuito a las familias de menor renta», explica.
Ana Calvo espera el autobús de Santa Marta en la parada. Utiliza el autobús cuatro veces al día y consiguió su código personal hace unos días. «No me ha llegado la tarjeta en físico y lo preferiría, si se apaga el movil no puedes usar el código», manifiesta. También percibe en su ruta un aumento en el número de usuarios y retrasos en las principales paradas: «Sería más práctico que habilitasen la máquina que tienen en los autobuses para agilizar el proceso y no interrumpir al conductor».
No obstante, ahora el mayor temor de los usuarios es que los vehículos de sus líneas habituales se llenen y no puedan acceder a ellos en momentos puntuales del día. «El autobús va petado. Hemos escuchado que, cuando va lleno, el conductor no recoge a nadie más en las paradas y tienes que esperar al siguiente», lamenta otro usuario.
«Vengo a Salamanca cuatro veces al día para trabajar y hay días que se complica. Por el tema de la ocupación, preferiría pagar. No me quiero quedar en tierra, pero... si no puedo montar, ¿me van a pagar ellos el taxi?», manifiesta otra usuaria. Pide prioridad para la gente trabajadora y aquellos que acudan a la ciudad por urgencia: «Se debería dar preferencia a los que no pueden perder el bus, frente a los que vienen a la capital por ocio o a tomar un café», reclama.