Llegan a Cines Van Dyck los primeros grandes estrenos del verano

Hasta 2018, John Krasinski (Boston, 1979) le debía la fama a su faceta de actor, en concreto al personaje de Jim en la serie The Office. Él ya había mostrado interés por la dirección con la notable Los Hollar, pero nada hacía prever Un lugar tranquilo. Desde su primera escena, que sin un solo diálogo proporciona toda la información sobre los protagonistas y su contexto apocalíptico, quedó claro que estábamos ante un nuevo clásico del género. Así lo reconocieron los premios, la taquilla y la crítica, rendida a una premisa muy original: prohibido hacer ruido. Solo con esa estrategia puede una familia protegerse de unas extrañas criaturas que se guían por el sonido y han arrasado el planeta.

Su secuela ha traído esperanza a la industria: es el primer filme que supera los 100 millones de recaudación en toda la pandemia (y solo en EEUU). La trama vuelve a seguir los pasos del clan de Emily Blunt (mujer de Krasinksi en la vida real), que después de ver destruido su hogar huye junto a sus dos hijos adolescentes y su bebé recién nacido. En el camino conocerán a un desesperado Cillian Murphy. De nuevo el silencio resulta primordial, y el realizador lo aprovecha para generar angustia con detalles sencillos, como un bolígrafo que cae al suelo. Aparte de su capacidad para elaborar planos memorables y para mantener un tono humano e intimista, vuelve a sobresalir el diseño sonoro, que enla primera parte aspiró al Oscar.

Si hay un género cinematográfico más grande que la vida, uno que solo cobra verdadero esplendor en la pantalla grande, es el musical. Tomando el testigo de La la land y Mamma Mia,Lin Manuel Miranda (1980) adapta por todo lo alto el primer éxito de su carrera en Broadway, In the heights(2008). El nombre de este compositor y productor se asocia al fenómeno mundial Hamilton, ganador de11 premios Tony. Para En un barrio de Nueva York cuenta con la ayuda del director Jon M. Chu (Crazy Rich Asians).

Esta emotiva y vibrante historia coral se sitúa en el vecindario más latino de Manhattan y presenta a una serie de personajes con un rasgo común: la esperanza de una vida mejor. Miranda dedica una carta de amor al barrio donde se crió, a sus raíces culturales, y elabora números musicales asombrosos. La energía de sus bailes, sus explosivos ritmos de salsa aliñada con hip hop, sus entrañables protagonistas, su banda sonora, sus planos secuencia, su vestuario colorido, su dirección artística, resultan en una delicia audiovisual. En un barrio de Nueva York es la feel good movie del año: esa clase de obra -cada vez menos frecuente- que deja buen cuerpo, dibuja una sonrisa y devuelve un poco de fe en el ser humano.