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La Consejería de Sanidad ha dado a conocer el estado de unas listas de espera -quirúrgicas, de consultas y pruebas diagnósticas- en Castilla y León, que ofrecen múltiples lecturas.
El balance regional es positivo. Sacyl destaca que este listado «continúa su tendencia a la baja durante ocho trimestres con una reducción del 18,2 % en los dos últimos años, al situarse en 34.834 pacientes en marzo de este año, frente a los 42.574 de 2022 (7.740 pacientes menos). La cifra también es mejor que la registrada hace justo un año, con 36.213». Es decir, la sanidad regional está superando los efectos de la pandemia en casi todas las provincias, con las excepciones de Salamanca y León.
En el caso del Hospital de Salamanca, los datos también dan pie a varias interpretaciones. El número en bruto deja claro que la situación ha empeorado se mire por donde se mire: el Hospital está peor que en el anterior trimestre, peor que hace un año, peor que hace dos años… Si en marzo de 2023 había 6.851 pacientes esperando una media de 158 días, a finales de marzo de 2024 la cifra ha crecido hasta 7.741 pacientes y casi seis meses de espera: 178 días. El balance es de casi 900 personas pendientes más que hace un año y 20 días más lento.
En contexto, en comparación con el resto de provincias, las cifras chirrían más. Son los peores datos de Castilla y León, que ha sustentado su mejoría global en las cifras de Palencia, Segovia, Clínico de Valladolid y, sobre todo, el Hospital de Burgos.
El análisis que se está haciendo a nivel interno -tanto desde el Hospital como desde la Gerencia Regional de Salud- tiene en cuenta otros factores determinantes.
Para empezar, la llegada de la nueva directora gerente -Carmen Rodríguez- se produjo un 23 de enero. Durante las primeras semanas desde su aterrizaje se centró, sobre todo, en pacificar el ambiente que existía entre el servicio de Anestesiología, la ya exjefa del departamento -Emilia Guasch, que duró pocos días más en el cargo-, y miembros del equipo directivo del Complejo.
Esa falta de sintonía se notó de manera clara porque los indicadores de rendimiento del mes de enero -que Sacyl ha analizado a conciencia- nada tienen que ver con los de marzo: mucho más positivos.
Por otra parte, hay otras dos medidas enfocadas a la reducción de las listas de espera que han comenzado a partir de abril y, por lo tanto, no tienen reflejo en este informe del primer trimestre del año. La primera es la autoconcertación o peonadas: las cirugías que los profesionales realizan en horario de tarde a cambio de un bonus económica. Estas peonadas se han retomado en abril y sus frutos se verán a mediados de año.
En segundo lugar, las cerca de 1.500 cirugías que se han contratado con distintas clínicas privadas -por un valor de 1,8 millones de euros- y que se irán realizando en las próximas fechas, dentro de un plazo máximo de ocho meses. No solo implica reducir en 1.500 personas el número de pacientes en lista de espera, sino que además son los pacientes que más tiempo llevan esperando -más de un año en muchos casos- y sacarlos de la lista va a suponer un 'mordisco' de meses a la demora media.
En el equipo directivo del Hospital se muestran convencidos de que la curva de las listas de espera ha entrado en meseta y que con las nuevas medidas habrá un visible descenso en el informe del segundo trimestre.
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