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Emilio del Rio posa con su libro 'Carpe Diem'.

«Este libro es una forma de defendernos ante tanto estoico de pacotilla y charlatán de feria»

El divulgador Emilio del Río presentará el lunes, día 9, en el Casino, su nuevo libro 'Carpe Diem'

Sábado, 7 de junio 2025, 06:00

Escritor, comunicador, profesor universitario y doctor en Filología Latina, pero por encima de todo, Emilio del Río se presenta como un gran divulgador de la cultura y de los clásicos, tal y como deja patente en su libro Carpe Diem. Autoayúdate con los clásicos (Espasa), que presentará el lunes en el Casino a las 20:00 horas.

¿Qué busca con esta publicación, Carpe Diem?

Carpe Diem es un manual de autoayuda, una guía práctica para ser feliz, para encontrar el bienestar emocional, la serenidad y el equilibrio interior, y a partir de ahí, disfrutar de la felicidad, que no es una meta, sino un estado que hay que cuidar. Y es que las emociones hay que entrenarlas del mismo modo en que nos entrenamos físicamente, para alcanzar ese equilibrio interior, esa serenidad y ser feliz.

¿Y realmente cumple su función?

—Sí, sí, sí. Son 42 capítulos muy prácticos que se pueden leer en cualquier orden. No es un libro de teorías: no explico quiénes son los autores que cito ni hablo de corrientes filosóficas, pues eso lo dejo para mis clases en la universidad. En Carpe Diem, como los dermatólogos, voy directamente al grano, y explico qué hay que hacer para encontrar la felicidad, en clave de humor, porque el humor lo aplico en todo lo que hago.

¿Y cómo buscar ese lado positivo de la vida en un mundo cargado de tanta negatividad?

—Para buscar el lado positivo de la vida hay que tener objetivos, pero también hábitos de trabajo, porque de lo que se trata es de asumir el cambio. La vida —lo único seguro y fijo— es también cambio. ¡Vaya paradoja! Y a todo esto nos enseñan los clásicos: a afrontar la muerte sin temor, a valorar la amistad, a construir relaciones duraderas de pareja, a saber perdonar…

¿Llevaba mucho tiempo rondándole por la cabeza este proyecto?

—Pues sí, toda la vida. Yo, en realidad, lo que hago y lo que digo es compartir con los lectores mis notas de lectura de los clásicos que a mí me han ayudado en la vida, a encontrar ese equilibrio interior, la serenidad y a ser mejor persona.

No sé si al final el resultado era lo que buscaba o su desarrollo le ha llevado por otros derroteros.

—No, no, no… esto es exactamente lo que yo quería compartir con los lectores. Lo tengo muy claro, porque además es una forma de defendernos ante tanto charlatán de feria que hay en el mundo de la autoayuda. Un libro frente a tanto estoico de pacotilla que no se han leído a los estoicos, pero que están en las redes y dan cursos de estoicismo inventándoselo todo. Hay mucho homeópata del alma. Y este libro, con humor y desde la divulgación, va directamente a las fuentes clásicas.

¿Por qué proliferan tanto estos libros de autoayuda?

—Por un lado, creo que ya venimos de serie un poco tocados, y con la pandemia nos hemos quedado más tocados aún. Luego, con la caída de las religiones, necesitamos agarrarnos a algo, y nos agarramos al estoicismo, y me parece bien que esté de moda. Pero lo que cuentan los estoicos es lo que yo cuento.

¿Para afrontar un tema como el que aborda en este libro —ser feliz y optimista—, el autor tiene también que ser feliz ante la vida?

—Sí, sí. Yo he escrito este libro también para mí, porque estos autores me han ayudado. Nadie nace perfecto ni santo, tenemos que corregirnos. Y sí, sí, yo me aplico lo que he escrito todos los días. Lo que hago es compartirlo con los lectores.

¿Cómo se puede llegar a ser buena persona hoy en día?

—Mi saludo de WhatsApp es «la bondad tiene premio», que es un capítulo del libro. Claro que existe la maldad: existe Putin, existen los violadores… pero la bondad triunfa en la humanidad. A veces cuesta mucho, pero si no fuera así, ya nos habríamos autoextinguido.

Para un profesor de Filología Latina, ¿qué le parece el poco peso que tienen las materias de letras en el sistema educativo de nuestro país?

—Junto a Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, somos uno de los cinco grandes países de Europa, y lo cierto es que en todos ellos se estudia mucho más latín y griego que en España, que es una excepción —para mal— en ese sentido. Todos están por delante en PIB y tienen mayor renta per cápita. ¿Por qué no hacer lo que hacen ellos para estar por delante? Eso implicaría estudiar más latín y griego. Es un déficit que tenemos. Y lo cierto es que hay demanda de conocimiento.

¿Y qué se puede hacer?

—No sé… Las humanidades forman ciudadanos críticos y libres, y estos siempre molestan al poder; tal vez sea por eso. También son divertidas. Pero para ello se tienen que poner de acuerdo los grandes políticos, y no lo han hecho. Castilla y León es una excepción, porque la cultura clásica es obligatoria en la ESO. Eso dice mucho a favor de Castilla y León. No creo que sea una batalla perdida.

Ha sido político y ha estado al otro lado de la barrera...

—En este caso, nadie es perfecto.

¿Qué dirían los clásicos de la situación que vivimos?

—Que les iría muy bien a los grandes líderes leer a los clásicos. Eso, para empezar. Sería uno de los grandes remedios para la situación actual. Hay que acercarse a los clásicos no para hacer un club de fans, sino porque nos enseñan, no solo para la vida, sino desde el punto de vista histórico, social, etc. La democracia es muy frágil, y hay que cuidarla. Nunca como ahora hemos vivido un peligro tan real de involución democrática. Ahí está Trump como ejemplo.

Y ya que nombra a Trump, ¿qué clásico le recomendaría?

—Que leyese un poco. Sin duda alguna, debería leer —aunque sé que no lo va a hacer— Carpe Diem, porque ahí están todos. Le vendría muy bien a la humanidad que Trump leyera Carpe Diem.

¿Y para otro como Putin, también?

—Putin me parece un asesino genocida. Representa lo peor.

¿Y a nivel doméstico, Pedro Sánchez…?

—Nada, que se lean todos Carpe Diem. Nos vendría muy bien a todos.

¿Volverá a la política activa o es una etapa ya cerrada?

—Dediqué una parte de mi tiempo a las cosas comunes y, como digo en el libro, es importante que todos nos impliquemos en ellas. La política es algo demasiado importante como para dejarla solo en manos de los políticos. Pero yo soy un humilde profesor universitario.

¿Y cómo es capaz de compaginar tantos frentes al mismo tiempo?

—Cuestión de organización. Soy muy lento escribiendo, pero me gusta mucho escribir. Es cuestión de organizarse.

¿Hace mucho que no viene por Salamanca?

—Estuve presentando Latin Lovers también en el Casino en 2019. Luego habré estado otras tres o cuatro veces. Es una ciudad maravillosa que me gusta visitar al menos una vez al año. Siempre digo que quien no haya estado en Salamanca no conoce España.

¿Para hacer turismo y disfrutar un poco de la ciudad?

—Sí. Para todo un poco: para hacer turismo cultural, para aprender, para vivir… Ya decía Gracián que por cuatro cosas sabe mucho el hombre: por mucho viajar, por mucho leer, por mucho vivir y por mucho hablar con los amigos. Y en Salamanca lo tenemos todo.

¿Qué le parece la oferta cultural salmantina?

—Estoy un poco al tanto de lo que se hace, y la vida cultural de Salamanca es intensísima. Además, cuenta con una Universidad increíble y con un Departamento de Filología Clásica que es todo un referente.

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