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Pilar B., que prefiere ocultar su rostro, en la cocina de su pequeño apartamento. LAYA

«Me lavo en una palangana, apenas pongo la lavadora y no me da para el alquiler»

Desde 2023, a Pilar B., que sobrevive con ayudas sociales, la Seguridad Social no le ha dejado de restar dinero del Ingreso Mínimo Vital

Carlos Rincón

Salamanca

Domingo, 3 de agosto 2025, 05:45

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A sus 63 años, no renuncia a encontrar un empleo, aunque después de más de una década buscándolo, la salmantina Pilar B. tiene cada vez menos esperanzas. Profesora de español, regresó de Italia hace once años tras la muerte de su marido y una situación familiar convulsa que le ha privado de ver crecer a sus hijos y la ha llevado a quedarse sin herencia ni pensión. Solo antes de la pandemia tuvo algún pequeño trabajo corrigiendo tesis o impartiendo cursos intensivos a italianos, pero lo cierto es que la red de asistencia social se ha convertido en su principal sustento. Lleva percibiendo el Ingreso Mínimo Vital casi desde que se puso en funcionamiento, en 2020, pero a partir de 2023 los «cobros indebidos» la traen de cabeza.

Llamó a todas las puertas que pudo para que la Seguridad Social le explicase por qué no cobraba los más de 500 euros de prestación social que le habían garantizado. En 2023 el Estado la dejó solo con 121 euros al mes y actualmente percibe 340. «Ha sido un baile continuo de cifras. Una cuesta hacia abajo. Bajar la ayuda sin saber el motivo», explica. «Ahora, no me da ni para el alquiler», insiste. Por ello, en estos años ha recurrido a Cruz Roja, Cáritas y el Ayuntamiento, que le han ayudado a complementar el IMV. Pero lo que no sabía es que cada euro que percibía de estas entidades se le podía reclamar al siguiente año de la prestación estatal ya cobrada y que además esos ingresos se tendrían en cuenta para recalcular el importe de la ayuda. Lo considera una «injusticia» y llegó incluso a escribir una carta de su puño y letra al Defensor del Pueblo denunciando los problemas que el Ministerio de «Exclusión», como ella lo denomina, generaba en los perceptores del IMV al reclamarles la devolución de los denominados «cobros indebidos».

En el caso de Pilar ni siquiera provenían de un salario o rentas de propiedades, sino de ayudas concedidas por otras administraciones públicas o entidades sin ánimo de lucro. «Es terrible. No puede ser legal. Y las quejas han llegado hasta la Unión Europea. Este sistema de cobros indebidos va en contra de lo que debería ser el Ingreso Mínimo», protesta refiriéndose a la reclamación colectiva de ATD Cuarto Mundo que ha admitido el Comité Derechos Sociales de la Unión Europea.

«Vivo en un pequeño estudio, pero hasta hace cuatro años, a pesar de mi edad, lo hacía en pisos compartidos de estudiantes», explica. «En mi casa es todo eléctrico, no puedo permitirme poner la calefacción. Me tengo que duchar una vez cada dos semanas y mientras me lavo en una palangana, como hacían mis bisabuelos. Ahora, en verano, me estoy permitiendo el lujo de ducharme un poco más porque no me gusta oler mal. Lavo los platos con agua fría. Todo esto es indigno e indignante», relata incidiendo en que en los cinco años que lleva recibiendo el Ingreso Mínimo «Mortal», como lo califica, su situación apenas ha mejorado. «Cuando tengo necesidad o cada vez que estoy con el agua al cuello, Cáritas me ayuda», señala incidiendo en que ella colabora como voluntaria con la organización diocesana ejerciendo de profesora de español.

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