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La bajada del nivel del pantano de Almendra ha dejado a la vista este paso en las cercanías de Monleras. CASAMAR
La historia que ha descubierto la sequía

La historia que ha descubierto la sequía

Termina un verano seco. Bajan los niveles de los pantanos y nuevamente afloran las antiguas construcciones que en su día fueron anegadas por las obras hidráulicas. Los pueblos ribereños de los pantanos salmantinos ven reaparecer sus antiguos puentes, pero en otras partes de España emergen pueblos derruidos y hasta tesoros arqueológicos. Las aguas dejan paso a la historia

Martes, 13 de septiembre 2022, 19:36

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Las aguas las ocultaron de nuestra vista, pero las hicieron desaparecer. Y vuelven cada cierto tiempo, cuando el cielo se resiste a regar los campos y es preciso apurar la gestión del agua ahorrada en los embalses. Restos de puentes, viviendas, iglesias e incluso valiosos restos históricos están quedando este verano a la vista en España y en todo el mundo a causa de la sequía. Y con ello reavivan la memoria popular de lo que un día anegó el desarrollo, a veces de forma dolorosa.

En la provincia de Salamanca comienzan a asomar los indicadores habituales. Esta semana ya se podía avistar el empedrado de lo que queda del viejo puente sobre el Tormes comunicaba la villa chacinera con Cespedosa, un indicador de que los niveles del pantano de Santa Teresa están bajos. La situación no es preocupante, ya que se encuentra a un nivel del 43% de su capacidad. Los riscos de Martiago, donde en épocas de sequía aparece de las aguas el antiguo puente del siglo XVIII anegado por el embalse del Águeda en los años 30 tampoco asoma: este pantano presenta un volumen de agua embalsado nada menos que del 78% de su capacidad.

Viejo puente de Guijuelo a Cespedosa en el pantano de Santa Teresa. | TEL
Viejo puente de Guijuelo a Cespedosa en el pantano de Santa Teresa. | TEL

La situación es bien distinta en el embalse de Almendra, donde LA GACETA recogía hace unos días la desoladora imagen que ofrecen las riberas del pantano, cuyo nivel no supera poco más de la mitad que la media habitual de los últimos 10 años el habitual que estos días. En épocas de sequía salen a la luz los restos del antiguo pueblo zamorano de Argusino, abandonado por la construcción del embalse en 1967. En la parte salmantina puede verse estos días algún antiguo paso de tosca construcción en piedra por el que salvaban el Tormes quienes circulaban por el antiguo camino de Monleras a Trabanca.

En el resto de la geografía nacional sí que están asomando curiosos restos históricos. Los medios recogen estos días curiosas fotografías de canoas a remo sorteando el antiguo campanario de la iglesia de San Román, que ha emergido en el pantano de Sau (Barcelona). En Guadalajara se asoman las ruinas del Real Sitio de La Isabela, en Sacedón, oculto entre las aguas del embalse de Buendía. En el embalse de As Conchas (Orense) ha salido a la luz el campamento militar romano de Aquis Querquennis, declarado en 2018 Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia.

Son estos algunos de los ejemplos de patrimonio anegado que en esta época atraen al “turismo de Instagram”, un fenómeno que en varios casos ha obligado a los Ayuntamiento a limitar el acceso y por el que algunos alcaldes estas zonas ya han expresado su queja. La cara turística del azote de la sequía.

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