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Vicesecretario general y director general adjunto del Banco de España.
Jaime Herrero (Banco de España): «La comodidad del dinero digital es absoluta, pero tiene un riesgo y es el tema de la seguridad»
ENTREVISTA

Jaime Herrero (Banco de España): «La comodidad del dinero digital es absoluta, pero tiene un riesgo y es el tema de la seguridad»

«Es un tema serio y para el que a día de hoy no tenemos una respuesta. En los núcleos urbanos de gente joven, es imparable, pero se nos quedan dos colectivos fuera: la gente mayor y el mundo rural. Estamos detectando que cada vez hay más fraude ligado al dinero electrónico»

Marian Vicente

Salamanca

Domingo, 28 de julio 2024, 06:15

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Es salmantino y ejerce (Salamanca, 1960). Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca, donde recibió clases magistrales de la mano de Francisco Tomás y Valiente o Gloria Begué, entre otros. Le atraía lo público y pronto se decantó por las oposiciones de una de las instituciones claves: el Banco de España, donde hoy ocupa los cargos de vicesecretario general y director general adjunto. De trato afable, Jaime Herrero habla con pasión de la función que cumple hoy el Banco de España y de los tesoros que esconde.

El Banco España es la gran institución desconocida. ¿A qué se dedican ustedes y cómo afectan sus decisiones al ciudadano?

—El Banco es desconocido no por lo que es, sino por lo que hace. Los ciudadanos conocen el Banco de España como institución, como organización y por sus edificios, pero no se saben muy bien a qué nos dedicamos: nuestra primera y fundamental función que es la de ser un banco central. Por cierto, es el tercero más antiguo del mundo. Nacemos en 1782 y nace como un Banco del Estado, que es de donde, en un principio, este obtiene financiación y deja sus reservas. Esto ha ido cambiando porque, en el siglo XXI, ya no se financia al Estado y, como banco central, tenemos un mandato esencial: el mantenimiento del valor del dinero, o dicho de otra forma, el control de la inflación.

Ha estado bastante descontrolada.

—El control de la inflación es esencial desde el punto de vista del desarrollo económico. Implica, por ejemplo, que, si nuestros salarios no suben al mismo nivel de la inflación, somos un poco más pobres. Por tanto, necesitas mecanismos para controlar la inflación, como ha ocurrido en los últimos años al haber estado alterada por elementos externos. En el periodo anterior a la pandemia y a la guerra de Ucrania, estuvo durante 10 años con tasas de inflación cercanas al 2 %, que son las adecuadas o incluso cercanas a 0, que no son buenas. El anterior fue un periodo posterior a una crisis muy relevante, la de 2008, con una ralentización de la actividad económica y de las inversiones. Nuestro mandato es establecer mecanismos para corregir estas situaciones, siendo fundamental, aunque no el único, el de la fijación de tipos de interés, en particular, el tipo oficial del dinero que es el que luego marca las referencias de los mercados. Si fijamos un tipo de interés oficial, las empresas y los particulares acuden al mercado a tomar financiación con esa referencia, con lo que los bancos centrales están reactivando o enfriando la actividad económica. Nosotros hemos estado en Europa con tipos de interés oficiales bajos, incluso cercanos al 0, una década. ¿Por qué después se nos fue la inflación de las manos? Porque nadie esperaba que podía llegar una crisis global de salud como el coronavirus, que implicó cerrar la economía mundial durante meses y provocó a posteriori lo que se conoce como efecto embudo en la medida en que todos los países desarrollados necesitaban contar con servicios y suministros a la vez, especialmente de Asia. A esto, se unió otro hecho excepcional, como fue la guerra en el Este de Europa, cuando se produce la invasión de Ucrania por Rusia, provocando una situación geopolíticamente desconocida, con el añadido de que se incrementaron drásticamente los precios de la energía, de la que Europa occidental era enormemente dependiente.

¿Y ahora cómo lo ve? ¿Cómo se va a comportar la inflación?

—Hace dos años, estábamos en una inflación del 10,8%. Ahora, estamos algo por debajo del 3,5. Nos da la sensación de que, incluso en los referente a la inflación subyacente, aquella en la que no están ni energía ni los alimentos no elaborados, está controlada en un tipo relativamente, digamos, asumible. Pero, aunque vemos que la inflación está en la senda de cierta normalidad, también nos da la impresión de que desde ese tres y pico por ciento está costando que baje. La perspectiva es que no suba de ese porcentaje porque hay que tener presente que la fijación de tipos de interés de los préstamos en el mercado se toma desde esa variable de inflación-interés oficial del dinero y son las variables que se aplican para la financiación de las empresas, de los préstamos al consumo y de las hipotecas. En todo caso, es muy complicado hacer predicciones porque lo que también nos ha enseñado la experiencia reciente es que la normalidad se quiebra con cualquier elemento excepcional, dado que la actividad económica es global y muy vulnerable.

El Banco Central Europeo sube o baja los tipos de interés, ¿qué papel juega el Banco de España?

—El Banco de España forma parte del Banco Central Europeo, que no es un organismo diferente de los bancos centrales nacionales, sino de integración. Hay que recordar que la idea de una Europa unida después de las guerras mundiales nace desde la perspectiva de una comunidad europea con una vertiente marcadamente económica desde la creación de las comunidades del carbón y del acero, que, después de muchos siglos peleando entre los europeos por territorio y poder, el proyecto común tiene entre sus estrategias fundamentales esa visión de convergencia económica que, décadas después, se consolida en la unión económica y monetaria, donde 20 países estamos en una unión monetaria completa.

Eso sí que ha sido una conquista importante.

—Absoluta, porque de lo que no somos conscientes es de las enormes ventajas que conlleva y también alguna desventajas. Por ejemplo, nosotros hemos pasado la crisis económico-financiera más potente que recordamos y el valor de nuestro dinero se ha mantenido sin devaluaciones, igual, por ejemplo, que el de los alemanes. Cuando nosotros pasamos las crisis de los años 92-94, la peseta perdió un 18 % de valor frente al marco alemán porque la devaluación era la única forma de ajuste. Ahora bien, nuestra crisis financiera de 2008 es una crisis que viene arrastrada por la crisis mundial, pero que, en una parte significativa, es una crisis inmobiliaria y de crédito. Entre otras razones, porque habíamos crecido de una manera, vamos a decir, desordenada en el mercado inmobiliario. También con leyes urbanísticas quizá demasiado laxas, con una distribución de competencias territoriales complicada de gestionar y con una administración local proactiva en el urbanismo, dado que significaba una vía de ingresos. Una de las primeras lecciones que sabemos en la banca central es que las burbujas inmobiliarias se controlan subiendo los tipos, como en las décadas de los ochenta y noventa. Pero que no podíamos subir los tipos porque era una competencia europea y, en Europa, las grandes economías apostaban por tipos bajos.

Y ahora, ¿hacia dónde van los tipos de interés?

—Complicado decirlo. El Banco de España es uno más de los veinte bancos centrales que votan dentro de ese sistema del Banco Central Europeo. Y lo que tenemos que asumir, aunque somos la cuarta economía del euro, es que representamos algo menos del 10 %. Y suele haber discrepancias entre países del norte y del sur. Por ello, nuestra participación es ser muy activos en todo lo que es la política europea. Tenemos que tener influencia en Europa y esa es, digamos, una de las primeras tareas del Banco de España como banco central.

¿Pero se atreve a decirnos si nos va a subir o a bajar la hipoteca?

—Eso no se lo puedo decir yo porque no lo sabe nadie dado que es una competencia consensuada del Consejo de gobernadores que lo deciden en el Banco Central Europeo. Hay reuniones de política monetaria aproximadamente cada seis semanas y se toman decisiones en función de los análisis económicos, valorando cómo están las economías nacionales. Se suben o bajan los tipos de interés en función de si crees que la economía la tienes que reactivar o la tienes que mantener en la situación actual.

Uno de los temores del ciudadano en la crisis bancaria era saber si nuestros depósitos estaban garantizados.

—Una de las funciones del Banco de España es que tengamos garantizados los depósitos bancarios que tenemos los ciudadanos, de tal forma que exista una estabilidad financiera y un control de los supervisores bancarios para que la banca funcione en condiciones de liquidez y solvencia suficientes para que no haya crisis, o sea, que no caigan los bancos. Esas son algunas de nuestras funciones. En Europa y en los países desarrollados, se garantiza hasta un cierto límite los ahorros de los ciudadanos. En estos momentos, todos los ciudadanos europeos tenemos garantizados 100.000 euros de nuestros depósitos bancarios. No hay que tener temor.

¿Va a desaparecer el dinero efectivo?

—Nuestra sensación es que no, pero los índices que estamos manejando es de un uso progresivo del dinero electrónico y de las transacciones electrónicas. Cada vez es mayor el uso, pero con matices: el primero es que hay ciertos países que son todavía muy partidarios del efectivo y países muy importantes como por ejemplo Alemania y Austria. Por el contrario, hay países, por ejemplo los nórdicos, donde la presencia de transacciones digitales es altísima. El segundo matiz es que, en España, el uso generalizado se produce en los núcleos urbanos y el colectivo de gente joven. Pero se nos quedan dos colectivos fuera, que es la gente mayor y el mundo rural. El mandato que tenemos como Banco Central es garantiza que se pueda seguir usando plenamente el efectivo. La comodidad del dinero digital es absoluta, pero tiene un riesgo muy importante y es el tema de la seguridad. Sabes cuál es el riesgo del dinero físico, pero, frente al fraude y los delitos en las transacciones digitales, aún no tenemos respuestas.

¿Qué esconde el Banco de España?

—Intentamos en los últimos años compartir mucho más lo que es nuestro patrimonio histórico artístico. Hemos creado desde hace cuatro años un espacio expositivo estable en Madrid. Tenemos alguna idea para poder compartirlo también con la ciudadanía de las provincias, aunque es un reto que no es fácil. Pero lo que tiene el Banco de España es una fantástica colección de arte que se puede ver en la página web y en el edificio de Cibeles. Tiene una colección muy relevante, con muchas obras de Goya, porque el Banco Nacional de San Carlos, el origen del Banco de España, se crea por los ilustrados españoles y Goya era uno de ellos, siendo también del banco. Asimismo, la colección cuenta con obras muy significativas de la pintura española del XVIII y del XIX. Esos son unos de los tesoros que esconde.

¿Qué hay de leyenda en lo que se ve de la serie 'La casa de papel'?

—No se ha rodado allí, aunque está inspirada en el banco. Nos ha puesto en el mapa del mundo actual porque hay mucha gente que quiere visitar el Banco de España por el impacto de la serie con una enorme repercusión mundial y que también nos crea la referencia de contar a nivel global con que tenemos la cámara de seguridad más inaccesible del mundo. Se ha tomado como mito del atraco imposible.

¿Y cómo es esa cámara de seguridad que guarda las reservas de oro?

—Guarda parte de las reservas de oro. Ya no son tan relevantes como eran hace tiempo y, además, todos los bancos tenemos las reservas de oro repartidas. La cámara está siete pisos bajo tierra en el edificio de Cibeles. Los accesos son absolutamente infranqueables. No está abierta a visitas públicas porque son muy complicadas porque se permite máximo de 10 personas y hay que contar con siete empleados para abrir la cámara con plenas garantías.

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