La Inmaculada Concepción regresa restaurada a la Catedral
Es una obra anónima del siglo XVII, siguiendo las prácticas del escultor Gregorio Fernández. La fundación Las Edades del Hombre se ha encargado de la reparación. La figura seguirá expuesta en la capilla de Santa Catalina de la Catedral Vieja
Salamanca
Jueves, 10 de julio 2025, 20:59
La capilla de Santa Catalina —situada en la Catedral Vieja— alberga desde este jueves la talla de la Inmaculada Concepción, que data del siglo XVII, tras su restauración por parte de la Fundación Las Edades del Hombre. Una actuación que se enmarca dentro del Plan para la Conservación y Preservación del Patrimonio Histórico-Artístico.
«Fue un trabajo arduo y minucioso, milímetro a milímetro», confesaba Consuelo Valverde, directora del Departamento de Restauración de la fundación. Un proceso que ha durado más de medio año y que comenzó con malas expectativas. La directora aseguraba que la figura llegó en muy malas condiciones: «La talla presentaba unas patologías complicadas; no sabíamos si conservaba las policromías originales».
Ennegrecida, bajo el conocido como 'efecto horno', no se sabía si la figura estaba ahumada o quemada. Esta última era la peor de las opciones, porque significaría que la pieza había perdido sus propiedades. «Afortunadamente, solo estaba ahumada», comentaba aliviada Beatriz Martín, responsable principal de la restauración de la escultura. Esta talla sufrió el desgaste justo antes de ser trasladada a la Catedral. Fue hace unas décadas, cuando se produjo un incendio en la antigua capilla del colegio de Carvajal.
La presentación de la pieza restaurada corrió a cargo del canónigo de la Catedral de Salamanca, Juan José Calles, y de Raúl Benito, historiador del arte y técnico de la Catedral. Este último destacaba que, aunque la talla es obra de un artista anónimo, se aprecia que era «un claro seguidor de la escuela castellana del Barroco», promovida por el conocido escultor gallego Gregorio Fernández en aquella época.
La talla representa a la Virgen María «en su tierna juventud», tal y como explicaba el técnico Raúl Benito. Con rostro sereno y las manos en posición de oración, presenta la iconografía habitual para la representación del misterio de María: prendas de adulta y rostro de niña, para enfatizar así su pureza. Viste ropajes típicos de las damas de clase alta de la época en que fue tallada. Además, los pliegues de las vestiduras están muy marcados, rasgo predominante en las obras de Gregorio Fernández.
Durante seis meses, la pieza ha sido restaurada por la Fundación Las Edades del Hombre, siguiendo estrictos criterios de conservación: intervención mínima y ejecución a cargo de profesionales con criterio técnico.