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En Filipinas estudió Ciencias de la Computación en la universidad, un grado de cuatro años. Tras graduarse trabajó en la fábrica de microchips que Texas Instruments, una importante tecnológica estadounidense, tiene en su país. Pero también puede ser que Semia Talleo sea la dependienta que, con su gran sonrisa, le atendió en una gran superficie de Salamanca el pasado diciembre y le ayudó a elegir un juguete para sus hijos, a encontrar la cazuela que estaba buscando o simplemente le cobró su compra. A sus 33 años, el 1 de diciembre consiguió un empleo como dependienta en un hipermercado de la ciudad, como refuerzo durante la campaña navideña. El 14 de enero, con la cuesta de enero, su contrato llegó a su fin. Pese a todo, está contenta con la oportunidad que le han brindado y confía en que en unas semanas, cuando el consumo se reactive, vuelvan a llamarla. «Estoy muy agradecida. El trabajo que he tenido no es mi profesión, pero he podido ayudar a mi familia y mandar dinero a mis padres», explica esta joven filipina de 33 años. Su hermano falleció durante la pandemia y dejó a sus tres hijas al cuidado de los padres de Semia. Por eso, ella contribuye con el dinero que puede aportar al cuidado y la educación de sus tres sobrinas. Asegura que, incluso sin trabajar en su sector, en España llega a ganar más dinero que en su país.
Semia abandonó su país buscando mejorar su calidad de vida. Su primer destino fue Hong Kong, donde sobrevivió como empleada de hogar. En abril de 2019, aterrizó en España con un visado de turista de un año. Dado que su título universitario no está homologado y el permiso de trabajo no lo obtuvo hasta diciembre de 2022, trabajó limpiando casas y hoteles de Madrid. Especialmente complicados fueron para ella los meses del confinamiento.
A Salamanca no llegó hasta septiembre de 2023 para estar más cerca de Víctor, su pareja. Aquí desde la oficina de orientación y empleo de Cruz Roja la están ayudando a encontrar empleos hasta que el Estado español reconozca sus estudios universitarios. Hace unos meses, Semia Talleo realizó un curso de auxiliares de comercio que ofrecía gratuitamente la organización humanitaria. Sus prácticas las realizó en la gran superficie que el 1 de diciembre decidió contratarla para el periodo navideño. Calcula que aún le quedan dos años para que le homologuen su título universitario, pero, mientras tanto, buscará trabajos que le permitan salir adelante y ayudar a su familia.
Ella es tan solo una de las cientos de personas que fueron contratadas en Salamanca para reforzar plantillas durante la campaña navideña y el inicio de las rebajas y que al comenzar 2024 han regresado al paro.
Enero siempre es malo
Enero puede ser malo o menos malo, pero no se recuerda ninguno bueno. En la última década el mercado laboral de Salamanca no ha vivido un primer mes del año en el que el desempleo no crezca. Y en 2024 ha vuelto a ocurrir. La provincia sumó el pasado mes casi medio millar de personas (487) a la lista del paro. Un aumento del 2,7%, por encima del 2,23% de incremento que se ha registrado en España. Tras el oasis navideño y de las rebajas que siempre es diciembre, se ha retomado de nuevo la tendencia alcista que comenzó en julio. Así, desde el inicio del verano se ha destruido todo el empleo que se creó la pasada primavera, entre abril y junio. Según los datos publicados el viernes por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), enero se cerró con 18.537 parados en esta provincia. Pese al aumento respecto a diciembre, son 1.250 menos, un 6,32%, que hace doce meses. Pero no solo es una cifra más baja que en enero de 2023, sino que es el inicio de año con el menor paro registrado desde 2003.
En el mismo sector en el que el empleo aumenta en diciembre, baja en enero, en los servicios. Se trata de las oscilaciones habituales ligadas a la estacionalidad. Una vez pasadas las fiestas navideñas y los primeros días de rebajas, se destruye empleo en el sector servicios. En el último mes este sumó 511 desempleados más, hasta llegar a los 14.068, que representan tres cuartas partes del paro de la provincia. También en la industria se produjo un ligero aumento, en 21 personas, mientras que en el sector agrícola y la construcción, se detectó un descenso de los parados con escaso impacto —2 y 14 desempleados menos, respectivamente—. Por otra parte, el pasado mes se firmaron en Salamanca 6.128 contratos de trabajo. Menos del 40% tenían carácter indefinido y casi el 82% fueron en el sector servicios, que continúa siendo, sin ninguna duda, el que más peso tiene en la economía de esta provincia.
La destrucción de empleo va ligada lógicamente a un descenso en el número de trabajadores. En el primer mes del año, Salamanca perdió un 1% de los afiliados a la Seguridad Social, concretamente 1.299. Esa caída supone la mayor destrucción de puestos de trabajo desde marzo y abril de 2020, es decir, desde los dos primeros meses de la pandemia que estuvieron marcados por el cierre de negocios y la caída de actividad. Los ocupados en la provincia caen así hasta los 126.171, que, incluso con el importante descenso del último mes, son un 2,73% (3.347) más que hace un año. Es el número de salmantinos dados de alta en el INSS más elevado para un mes de enero desde que existen datos, pero también el más bajo de los registrados desde mayo de 2023. Y es en esta última circunstancia en la que los empresarios leen un cambio de tendencia en la económica a causa de la incertidumbre y la inestabilidad política.
Uno de cada diez empleos perdidos en el último mes en Salamanca es el de un autónomo. Desde diciembre se han dado de baja en la Seguridad Social 127 trabajadores por cuenta ajena que desarrollaban su labor en esta provincia. Y los datos no son mejores que los de hace un año. Los 25.322 autónomos actuales son un 0,9% menos (-224) que los que había hace un año.
900 empleos menos en comercio y hostelería
La mayor destrucción de empleo durante el mes de enero se registró en el ámbito del que más trabajadores dependen, del comercio. El Ministerio de Seguridad Socia contabilizó casi medio millar de afiliados menos que en diciembre al cierre del pasado mes respecto al pasado 31 de diciembre. De 19.617 se pasó a 19.119 una vez que concluyeron las semanas de rebajas más intensas. En la hostelería los empleados dados se alta se redujeron en 393, lo que implica una caída del 3,76% en tan solo un mes. Acabadas las semanas en las que se acumularon comidas y cenas de empresa, de amigos y familiares, bares y restaurantes redujeron plantilla, según refleja la estadística del INSS. También de las administraciones públicas han desaparecido más de doscientos empleados.
Frente a estos sectores tan marcados por la estacionalidad, el sector educativo generó en las primeras cuatro semanas y media de 2024 más de 230 empleos, un 2,43%. Las actividades profesionales, de carácter científico y técnico, así como la industria manufacturera son otros de los ámbitos en los que se generó trabajo en el mes de enero —144 y 111 puestos, respectivamente—.
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