Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Salma, en árabe «protegida por Dios», es una niña de Taroudant (Marruecos) que desde el brutal terremoto de magnitud 7, que se desató el pasado 8 de septiembre en el país africano, su vida cambió para siempre. El seísmo se cobró la vida de casi 3.000 personas, entre ellas los padres de la pequeña, y sumió miles de hogares bajo los escombros. Desde ese fatídico día, su cobijo es un edredón blanco enviado desde Salamanca.
Tras la catástrofe natural, el empresario salmantino Miguel del Río se volcó con Taroudant recorriendo más de 1.800 kilómetros—dos días de viaje—con furgonetas llenas de kilos de solidaridad desde Salamanca. Una de ellas fue cargada ayer con ropa de abrigo, mantas y colchas gracias al Ropero de Puente Ladrillo, un espacio que abrió sus puertas en 2005 para recoger prendas de vestir, ropa de cama, juguetes, libros..., con el fin de ayudar a los más vulnerables.
Para Miguel del Río, Salma y otros miles de ciudadanos son personas con las que convive cuando viaja a Taroudant. «Trabajamos allí desde hace cuatro años impartiendo cursos de formación a las mujeres. Les explicamos los procesos de extracción y envasado de la miel para que entren en el mercado laboral», explica el empresario.
El salmantino se volvió a España el 5 de septiembre y tres días después ocurrió el desastre. «La gente me pidió ayuda y no dudé en cargar las furgonetas e ir. Cuando llegué parecía que había caído una bomba. Me impresionó mucho ver las casas en el suelo y enterarme que niños como Salma se han quedado sin padres y sin hogar. He pedido que cuiden de ellos mientras yo no estoy», lamenta emocionado.
Actualmente, la situación de Taroudant sigue siendo muy dura. Según Miguel, las familias se ayudan entre ellas para sacar a las personas de los escombros y poder enterrarlas. Además, del día a la noche, la ciudad marroquí—ubicada entre la puerta del Atlas y del Sáhara—sufre 20 grados de diferencia y por eso necesitan esa «ayuda humanitaria» que les ha aportado el Ropero.
«Es una necesidad urgente y prioritaria y por ello hemos querido colaborar con Miguel, al igual que hicimos en el 2007 con el seísmo de Perú», manifiesta Chuchi Razquin, organizador del Ropero de Puente Ladrillo.
Para Chuchi Razquin, la «solidaridad» es que las personas tengan la capacidad humana de pensar en el prójimo para aportarle la ayuda necesaria. «En España somos muy afortunados y tenemos muchas cosas que nos sombran. La necesidad ahora la tienen ellos debido a una catástrofe natural de la que nadie tiene la culpa», concluye. El equipo del Ropero agradece que los salmantinos aporten cada día ropa y otros enseres que ya no necesitan y recuerdan que su horario de recogida es de 16:30 a 18:30 los lunes, miércoles y jueves en la calle Jesús Arambarri, 81.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.