Habla el sector de la alimentación: “Se nota que la normalidad va volviendo poco a poco”
El carnicero Alberto García también ha vivido momentos de agobio por el mayor consumo del inicio de la pandemia
Detrás del mostrador de su carnicería. Así es como Alberto García ha pasado la mayor parte de su tiempo en estas últimas semanas. Unos días en los que el trabajo no ha faltado. "Ha sido agobiante sobre todo cuando empezó toda esta situación por el afán de la gente por comprar, como si tuvieran miedo a que se fuera a acabar todo", cuenta.
En su caso sus clientes han optado por comprar "lo básico" aunque en las últimas semanas la caída en los precios del lechazo y del tostón ha hecho que se vendan más. "El tostón está ahora mismo al precio de la panceta así que la gente que tiene sitio en casa está aprovechando y se lo lleva", asegura Alberto, en referencia a la crisis que ha afectado a ambos sectores con la llegada del virus y el cierre de la hostelería.
También a esta carnicería le ha tocado adaptarse a los nuevos tiempos, especialmente en el caso de sus clientes de mayor edad. "Lo que hacíamos cuando terminábamos en la tienda era repartir los pedidos a domicilio, algo que nos han agradecido mucho y que a nosotros no nos ha costado hacer porque era nuestra manera de ayudar. Al final es lo que tienes que hacer cuando se producen situaciones así", afirma.
Alberto reconoce que echa de menos la rutina del día a día en la carnicería "igual que también echo de menos a la familia, a los amigos..." aunque asegura que la normalidad está volviendo a las calles poco a poco. "Se nota que en estos últimos días hay ya más movimiento y más gente que viene a comprar", asegura con optimismo.
La gente se volvió loca a comprar
José Ullán y su mujer Asunción García han seguido y siguen al frente de su frutería donde estos días han sufrido en primera persona la "fiebre consumista" de la gente, especialmente durante las primeras semanas. "Ha sido muy estresante porque hemos tenido muchísimo trabajo, hasta el punto de pensar algunas veces en cerrar la puerta y marcharnos a casa para estar tranquilos", reconoce José.
Cuenta que concentraron las ventas a las mañanas para poder cerrar la tienda por las tardes y estar menos horas en contacto con la gente. "Cuando llegábamos a las 8:30 de la mañana muchas veces ya teníamos a clientes esperando para comprar.... no nos daba tiempo ni a colocar la fruta y en lugar de salir a las dos de la tarde había días que lo hacíamos a las tres".
José explica que la pandemia ha cambiado la manera de comprar, especialmente en barrios como el suyo, donde hay mucha gente mayor. "Lo normal estos días es que venga el hijo y haga compras grandes para los padres, suegros... también estamos conociendo a otros clientes a los que antes no veíamos nunca porque estaban trabajando y ahora son ellos los que se encargan de venir".
Lo que sí agradecen estos dos fruteros es el civismo que están demostrando sus clientes. "Están siendo todos muy respetuosos y, aunque tenemos espacio en la tienda, lo que hacen es entrar de dos en dos para que les atendamos mientras el resto espera fuera en la calle", explica.
"Se nota que ahora la gente come más en casa", continúa explicando José, igual que también se nota que por el miedo al contagio hay una mayor preocupación por comer bien. "La gente compra más fruta y verdura porque quiere estar sana", concluye.
