«Antes la gente lo valoraba, pero ahora solo se preocupan del último modelo de móvil»
Flores de cerámica y piezas utilitarias son el mayor atractivo de los asistentes
Pablo Torres
Salamanca
Lunes, 18 de agosto 2025, 11:57
Como cada verano, artesanos de todos los puntos de la península acuden bajo la ‘sombra’ de la Catedral de Salamanca para celebrar la Feria de Artesanía del Barro por trigésima séptima vez. Este año, con más calor que de costumbre, Paco Casos, desde Puente del Arzobispo, no faltó a la cita por séptimo año consecutivo, mientras que Gerardo Cambronero y Reyes Asensio hicieron honor a su condición de anfitriones, ocupando uno de los pocos puestos de alfarería salmantina.
Y es que, a pesar de ser una feria consolidada, las cosas han cambiado mucho en el mundo de la artesanía. “Ha habido etapas —cuenta Gerardo—. Antes la gente valoraba la artesanía. Ahora, solo se preocupan de comprarse el último modelo de móvil”. Ambos puestos llevan preparándose durante mucho tiempo para las vacaciones veraniegas, cuando se celebran la mayoría de las ferias. “Yo en invierno fabrico cantidades grandes, para llevar un poco de todo a las ferias —explica Paco—”.
Sin embargo, no todo es tan fácil como parece, ya que estas piezas tienen un proceso de elaboración complejo. “Lo torneamos a mano, la cocemos, la esmaltamos, decoramos y volvemos a pasar al horno —añade—. Si lleva una decoración de montería, el verde tradicional, pues se tarda cinco veces más”.
Pero para eso se necesitan muchos años de experiencia y, aunque no lo parezca, no todo es ensayo y error. “Existen unas bases mínimas de química que, si no las cumples, no funciona —advierte Gerardo—”.
Con aprendizaje y paciencia, todo es posible, y más en este gremio de la alfarería. “En este oficio no hay que tener nunca prisa. Cada fase requiere su tiempo —dice Paco—. Por eso mismo, el dicho ‘vísteme despacio que tengo prisa’ refleja muy bien nuestro proceso”.
Gerardo destaca también lo bonito y especial que es este mundo: cada pieza es diferente. “Cada alfarero tiene su manera. Una jarra, que es el mismo utensilio, puede ser muy distinta según el núcleo alfarero. Por eso siempre digo que cada maestrillo tiene su librillo”. Además, comenta: “Somos un gremio algo más salvaje que el resto. No estamos muy pendientes de ‘esto se vende más’, sino que hacemos lo que nos interesa creativamente”.
Sin embargo, Gerardo, como salmantino y pionero de esta feria, afirma que desde las administraciones se podría hacer más para apoyarlos. “La gente se cree que aquí se gana dinero, y no es así. Debería haber más ayudas, más apoyo. Además, creo que deberían acondicionar mejor este espacio: estamos aquí todo el día y pasamos mucho calor —se lamenta uno de los pocos artesanos charros—”.