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Viernes, 6 de junio 2025, 12:28
La Fundación Tormes-EB cumple 25 años como referencia nacional en restauración de paisajes, educación ambiental y gestión de biodiversidad.
En Almenara de Tormes, a orillas del río que le da nombre, se encuentra el epicentro de una de las iniciativas medioambientales más activas y con mayor proyección de España. La Fundación Tormes-EB cumple en 2025 su 25 aniversario, y su director, Raúl de Tapia, repasa con orgullo los logros alcanzados durante este cuarto de siglo de trabajo.
«Empezamos con un fuerte componente local, pero hoy estamos presentes en doce comunidades autónomas, incluidas las Islas Baleares», explica. El crecimiento de la Fundación ha sido posible gracias a una vocación clara por unir ciencia aplicada, conservación de la naturaleza y sensibilización ciudadana.
Una de las líneas de trabajo más sorprendentes y menos conocidas es su asesoramiento en restauración ecológica para explotaciones mineras. «Tenemos un equipo de investigación, gracias al cual asesoramos a empresas nacionales y multinacionales del sector de las canteras y el cemento», señala De Tapia.
Han intervenido ya en 51 explotaciones de áridos por todo el país. «Damos asistencia en proyectos de restauración y en la gestión de flora y fauna durante el proceso de extracción de estas materias primas», indica. Las canteras activas o en restauración pueden convertirse en refugios inesperados para especies salvajes.
«Desde 2010 realizamos seguimientos de alimoche, halcón peregrino o búho real en estos lugares», relata el director. Pero su actividad va más allá. En el periodo 2024–2025, trabajan con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en un proyecto sobre la presencia de lepidópteros —mariposas— en canteras. «Estas zonas pueden albergar biodiversidad valiosa si se gestionan bien», afirma.
Otro de los enfoques actuales es el estudio de la calidad del suelo. «De este entorno depende gran parte de la vida que vemos, y merece mayor atención», señala De Tapia.
La labor de la Fundación en torno a los ríos no se limita al entorno inmediato de Almenara. «Nuestra intervención se da en tres frentes», explica De Tapia: educación ambiental, voluntariado y análisis técnico de calidad de aguas. En el centro de Almenara, escolares y visitantes conocen el ecosistema fluvial de primera mano. A ello se suma la movilización de voluntarios en tareas de limpieza y conservación de riberas tanto en Salamanca como en otras provincias. Pero también hay una vertiente científica que complementa este enfoque participativo.
Están colaborando con el MITECO en el seguimiento de la calidad de las aguas de varias Reservas Naturales Fluviales como el río Francia, el Batuecas o el Alto Agadón. Para ello, cuentan con el respaldo del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua de la Universidad de Salamanca. «Sus profesionales participan en los análisis, y aunque los datos muestran una calidad buena en general, es necesario mejorar la depuración, especialmente en el río Francia», advierte.
Una de las iniciativas más valoradas por la Fundación es su proyecto de ciencia ciudadana con el IES Fernando de Rojas, de Salamanca. «Es una de las iniciativas que más apreciamos», afirma De Tapia. Gracias a la implicación de sus estudiantes y de la profesora Manuela Salvado, han podido estudiar este año la presencia de microplásticos en varias reservas fluviales de la provincia.
La Fundación ha recibido recientemente el Premio Luz Verde, concedido por Onda Cero y WWF España, en la categoría de Tierra. «Se presentaron 120 proyectos y fuimos los ganadores. Ha sido una grata sorpresa y una enorme alegría para todo el equipo y para la familia Espinosa Barro, fundadores y mecenas de esta entidad», concluye De Tapia.
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