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«El acoso escolar también mata: no son cosas de niños. Hay familias que acaban pidiendo créditos para pagar la terapia o padres que todavía entran por la noche en el cuarto de sus hijos para ver si respiran». La undécima edición del Foro de la Solidaridad de LA GACETA dedicado a analizar el tema 'Prevención del bullying y educación inclusiva' huyó de los generalismos y eufemismos para mostrar una realidad que afecta a toda la sociedad, también la salmantina.
Carmen Guillén, presidenta de la Asociación Salmantina contra el Bullying y el Ciberbullying (ASCBYC), recordó los principios de la asociación, hace ocho años, surgida de tres familias que habían vivido el impacto del acoso escolar en sus carnes. Fue el primer colectivo de Castilla y León y solo un año después de su fundación se firmó el primer protocolo para la Comunidad. Un documento que, a su juicio, requiere varias revisiones. «No puede haber 17 protocolos diferentes porque el acoso escolar no entiende de fronteras», incidió. También reivindicó que en Castilla y León se incorpore a los colectivos vulnerables en el protocolo de acoso escolar, una situación que no existe hoy, y que es necesario que se aplique para personas con discapacidad, altas capacidades o LGTBI.
No obstante, Guillén recordó que en los últimos ocho años ha habido muchos avances: «Antes era negación total», recordó. Hoy en día se ha mejorado, relató, en materia de formación en las aulas, gracias sobre todo a los convenios firmados con ayuntamientos como el de Salamanca o el de Castellanos de Moriscos o ambas universidades para realizar actividades, así como las charlas realizadas en colegios.
La representante del colectivo quiso hacer un llamamiento a los docentes a formarse, e incluso planteó que se incorpore como una asignatura obligatoria para los futuros docentes. «Muchos profesionales no saben cómo afrontar esas situaciones porque no tienen una formación específica en acoso escolar».
También señaló el papel de los padres y recuerda cómo cuándo tuvo que afrontar el acoso escolar se enfrentaba a pensar que era «una mala madre», algo que sigue ocurriendo.
En este sentido, también reflexionó sobre la necesidad de cambiar el paradigma de los perfiles de niños que sufren acoso escolar: «Se sigue echando la culpa a las víctimas por ser débiles o carentes de habilidades sociales. No buscamos niños valientes, sino niños felices», insistió la representante del colectivo.
La undécima edición del Foro Gaceta de la Solidaridad cuenta con el patrocinio de la Universidad Pontificia de Salamanca, CGB Informática y Parque Cementerio.
Sofía del Prado fue la representante de España en Miss Universo en 2017 y ha logrado una gran trayectoria profesional como modelo y presentadora de televisión. Este foco le ha permitido poner en primer plano una situación que sufren miles de familias y que ayer relató para evitar que esa situación se repita: sufrió acoso escolar tanto en el colegio con 8 años como en sus primeros años en el instituto.
¿Por qué? ¿Cuál fue el motivo?, preguntan desde el público. «Nunca hay un motivo porque siempre van a encontrar uno para humillarte. Primero, porque era alta se metían con mi físico y otras veces simplemente me dejaban sola en el patio del colegio y no se acercaba nadie. Se habla de pegar, insultar, pero también de dejarte sola y de ver que no te integran». Esa fue la primera vez que su madre reconoció que existía un problema: cuando acudió al patio del colegio a darle el bocadillo que se le había olvidado y se la encontró completamente sola sin nadie a su alrededor, mientras el resto jugaba.
La modelo recordó que las situaciones de acoso sufridas en la infancia «siempre dejan secuelas». «Todavía escucho a veces que son cosas de niños...», lamenta sobre una situación que pensaba que acabaría cuando pasó al instituto, pero que se agravó aún más. «Venía con una personalidad vulnerable y tocada y justo hubo gente que se aprovechó de esa vulnerabilidad». Fue la primera vez que lo contó a sus profesores tras tratar de ocultar las verdaderas intenciones de su cambio de colegio.
Sin embargo, fue el deporte lo que verdaderamente hizo que le ayudara a superar ese momento al apuntarse al club de baloncesto de su pueblo. «Encontré un grupo de chicas de mi edad con 13 años y algo que no había visto nunca de sentirme integrada con unos valores y compromiso de equipo que yo no conocía». Aquel equipo de adolescentes ahora forman parte del mismo grupo de amigas. «Esos valores fueron los que me sacaron del pozo en el que no veía la luz».
Del Prado reconoce la importancia de que los niños lo cuenten tanto en casa como en la escuela para pedir ayuda, por difícil que parezca. «Es necesario para que los niños vean que no ha sido culpa suya. Ysobre todo que sepan que hay salida».
En las charlas que está realizando en los colegios está encontrando mucha «empatía» entre los niños a los que cuenta su experiencia. «¿Qué te parecería que te pegaran, te dejaran solo en el patio o no contaran nunca contigo?», les lanza a los pequeños en unos encuentros que tratan de mostrar la importancia de la educación para la prevención del acoso escolar en todas sus vías: tanto presencial como digital.
En este sentido, pone ejemplos de que las cosas están cambiando con el paso del «chivato al policía del bullying». «Me encantó esta iniciativa que vi porque formaba parte de ese cambio y frenar algo que estaba sucediendo. Que ese niño que antes se veía como un chivato se transforme en un policía que vigila que no se produzca un caso de acoso».
La modelo hizo un llamamiento a no restar importancia al ámbito del acoso escolar, ya que, señaló que hay en casos en que los acosados acaban llegando a situaciones extremas de suicidios o intentos de ello. «Se tiene como algo extraordinario, pero es algo que está pasando y hay que ponerle solución y freno.
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