«No tengo explicación para mi éxito. Tal vez había un hueco ahí para mi música y yo lo ocupé»
La cantautora de La Palma, todo un fenómeno de la música actual, llega este sábado al CAEM
Risueña, reflexiva y siempre agradecida. Con formación científica y vocación musical, Valeria Castro (Los Llanos de Aridane, La Palma, 1999) está recorriendo un camino fulgurante en el mundo de la música. Su propuesta intimista y apenas dos discos publicados le han dado dos nominaciones a los Latin Grammys, una a los Goya y dos premios MIN. Llega a Salamanca embarcada en segunda gira internacional que la llevará a al menos 17 países.
Presentó en Salamanca en marzo de 2024 su primer trabajo 'Con cariño y con cuidado' y vuelve un año después con su segundo disco 'El cuerpo después de todo'. No sé si a la velocidad que va su carrera le dejan huella los escenarios o, en cambio, se le confunden todos los recuerdos en la cabeza...
—(Risas) Hombre, por supuesto que todo deja huella. Si no, habría que revisar cómo nos funcionan los motores... Objetivamente todo parece que va rápido, pero el momento del escenario cala tanto que siempre guardas un cariño, una vivencia con el público. En este año he cambiado de disco y estamos empezando esta gira, algo que me emociona mucho. Presentar canciones nuevas te renueva la mente. Y también es muy emocionante ver que unas canciones que son algo muy íntimo se convierten en algo colectivo al cantarlas a la gente.
¿Cambia el proceso de creación musical ahora que las musas le asaltarán viajando en la furgo o en los hoteles? ¿Cómo hace para componer bajo esa presión?
—Es verdad que los textos están por todas partes. En una furgoneta escribes una frasecilla y ya de ahí sacas un hilo del que tirar. Esta velocidad no es que me ayude.Componer canciones debe ser algo más visceral y conectado con el sentimiento humano, no con la vorágine. Si estoy pensando en hacer canciones para publicarlas y venderlas, no estoy conectando con mis sentimientos. Esta velocidad sí me permite estar muy atenta a lo que le pasa no a la artista que está bajo el foco, sino a este ser humano que canta, que mira a sus emociones y a las cosas que le atraviesan. Esta velocidad me mantiene a raya y me recuerda 'oye, no te olvides de que esto es un trabajo, y que de lo que escribes es del componente humano de tu vida».
O sea, que se fuerza a sacar momentos para sí misma.
—Por supuesto. Y me rodeo de los míos y las mías para que me lo recuerden mucho siempre. Por suerte he tenido una educación en la que los míos me han mantenido muy en la tierra. Luego ante el publico soy un canal que habla de emociones que llegan a la gente, pero no soy más im portante que nadie.
Su repercusión fulgurante como cantautora, digamos, intimista, en el mundo de la música podría sorprender en un panorama que parece dominado por al música latina, lo urbano, los intentos del rock para sobrevivir... ¿No se ha preguntado 'Valeria, ¿cómo has llegado hasta aquí'?
—Sí, totalmente (risas). Creo que lo más bonito ha sido el boca a boca de toda la vida. Nunca me ha preocupado llegar al número 1 ni tener 44 millones de escuchas para vivir de la música. Eso me ha permitido ser más consciente y agradecida con el público. No sé buscar una explicación, ni desde fuera creo que nadie pueda explicar por qué Valeria Castro ha tenido éxito. Supongo que había un hueco que ocupé. La música tiene la virtud de conectar con la gente que en su día a día no puede entender sus circunstancias por ese ruido externo. El ser humano siente necesidad de compañía y tal vez cierta gente ha encontrado esa compañía en Valeria Castro.
Muchos le conocimos a raíz de sus actuaciones tras la catástrofe que sufrió su isla, La Palma, con la erupción de volcán en 2021. ¿Cómo siente que el espíritu de su isla se cuela en sus canciones?
—Creo que en el disco anterior era más evidente. Este quizás es un poco más intimista y centrado en el ser humano, en el cuerpo que sostiene todo esto. Pienso que venir de un sitio pequeño define mi mirada hacia el mundo y mi espíritu isleño esta siempre presente. Y en lo musical, siempre traigo unas reminiscencias que beben de la música de allí. Este disco cuenta con el timple canario de Irahi Afonso, que es un maravilloso timplista, además de rítmicas y formas de componer que suelen tirar a lo ternario, que es casi un ritmo del folclore. En mí siempre hay un agradecimiento por ser de donde soy y por mis raíces.
Estudió Biotecnología, pero tiene pendiente su trabajo de fin de grado. ¿Cómo diría que asoma su inquietud científica en su sensibilidad creativa?
—El trabajo lo acabaré, tengo la intención . Pido perdón a mi madre (risas). Sobre lo de conectar ambos mundos, me gustaría, nunca se sabe. Aunque en las letras no lo he conseguido, salvo en que ahora estoy hablando del cuerpo y ahí está lo biológico. Mi familia es muy científica y a mi me salió espontáneamente desde pequeñita la afición por la música. Tal vez la constancia y la responsabilidad de haber estudiado en la universidad se refleje en cómo te enfrentas al mundo, ¿no?
Ya ha girado por Iberoamérica, y en este amplio tour volverá a cruzar el charco y actuará por el resto de Europa. ¿Nota diferencias en el modo en que su mensaje y su música son recibidos por unos y otros públicos?
—Es muy curioso, la verdad. En América he notado el agradecimiento de la gente por hacer el esfuerzo de ir a actuar allí. Son gente muy pasional. Pero en España me siento acogida, sostenida, me dan un apoyo en todas partes que es muy bonito. Tengo un público muy respetuoso que abraza mis vulnerabilidades y las suyas creando como una espacio seguro. Ver a la gente llorando o bailando en mis conciertos es maravilloso.
En su corta carrera ya ha cantado junto artistas aparentemente tan variopintos como Alejandro Sanz, Viva Suecia, Silvia Pérez Cruz o Julieta Venegas, entre otros muchos. ¿Con qué se queda de estas colaboraciones?
—Me aportan muchísimo, la verdad. Dejando aparte los posibles intereses económicos o de marketing, que para eso ya está otra gente, yo pienso más en compartir una experiencia con amigos y compañeros y aprender de ellos, de cómo miran el mundo y cómo abrazan la música.
En este éxito fulgurante, ¿ya ha tenido tiempo de apreciar la parte más ingrata de la profesión? Esto del «mundo de la música» es como esperaba?
—Es como una continua balanza en la que gana la maravilla de poder vivir de esto y hacer lo que hago . Pero supongo que lo que menos me esperaba está más dentro de mí que fuera. Hay días en que esta exposición me pesa por la autoexigencia que yo misma me pongo, y que me lleva a estar muy atenta para mejorar. De todo eso estoy aprendiendo y en este disco creo que se ve un poco esa gestión de la autoestima.
Terminemos con un asunto muy actual. Imagine que el año que viene le proponen presentarse al Benidorm Fest con la idea de ir a ganar a Eurovisión a lo Salvador Sobral, sorprendiendo a todos con una canción en clave intimista. ¿Se prestaría?
—Uff, yo suelo decir nunca digas nunca, pero ayer mismo repasaba mis canciones pensando en cuál llevaría yo a Eurovisión y creo que no mandaría ninguna de las mías. Yo no sirvo para eso. Para hacer la estrategia de Salvador Sobral preferiría hacer su carrera, que es maravillosa, pero no ir a hacer un show que, bueno, tiene su publico. Eso sí, le deseo toda la suerte del mundo a Melody este año.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.