«Espero que, poco a poco, nos podamos ir entendiendo como madre e hijo»
Gracias a la iniciativa 'Vacaciones en Paz' de la Asociación de AMPUSASA, diferentes familias salmantinas acogerán en los meses de julio y agosto un grupo de 15 niños saharauis con el objetivo de darles un mejor verano
Pablo Torres
Salamanca
Jueves, 17 de julio 2025, 21:46
Como cada verano, durante los meses de julio y agosto, Cruz Roja da paso a 'Vacaciones en Paz', una iniciativa promovida por Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca (AMPUSASA), que busca dar cobijo a niños como Salek, Lamina, Glana o Havi, en diferentes familias salmantinas.
Uno de esos ejemplos es el de Ana Belén Benito, quién recordará este verano toda su vida. Por primera vez, esta ha decidido abrir las puertas de su casa a un niño saharaui, Hassan. En la tarde de este jueves, la mujer esperaba nerviosa la llegada de su niño en adopción. «No sé si lo voy a hacer bien, es una responsabilidad muy grande que una familia te acoja» confesaba con sinceridad. Consciente del conflicto del Sáhara, Ana Belén sintió la necesidad de actuar. «Creo en la solidaridad y gracias a que conseguí tener más tiempo libre en el trabajo, quise colaborar de esta forma», explicaba. A pesar de la incertidumbre propia de una situación así, Ana Belén ha organizado el verano con ilusión para que Hassan se lo pase en grande. «Le he apuntado a los campamentos urbanos para que juegue con otros niños y había pensado también ir a las fiestas de los pueblos, además de disfrutar del agua de la piscina» compartía. Sin embargo, lo que más la inquieta es la barrera del idioma. Aunque los primeros días sean algo difíciles, Ana Belén con su buena voluntad y las guías de lenguaje básico espera solventar este pequeño obstáculo. «Espero que, poco a poco, nos podamos ir entendiendo como madre e hijo», añadía.
Por otro lado, la familia Flores Sierra contaba los días para reencontrarse con Amal, la niña subsahariana a la que ya consideran parte de su familia. «Amal se merece venir todos los veranos que pueda para ayudarla, porque ella es alegría, ella da alegría a la casa», aseguraba emocionada Isabel Sierra, la madre de acogida.«Hemos preparado todo con muchas ganas: su ropa, la comida que a ella le gusta, sus actividades... Teníamos muchas ganas de que volviera a casa», contaba Isabel. No obstante, a pesar del bonito recuerdo que guardan de Amal del verano pasado, la adaptación no fue sencilla, especialmente al principio. «Es duro al principio: el idioma, el cambio de cultura, adaptarse a una familia y a la familia a ella... Lloró una noche, la primera noche, y fue muy duro», recuerda Isabel. «Es una experiencia muy bonita y dura a la vez, pero merece la pena», añadía.
Gracias a esta experiencia, muchas familias han cambiado su forma de ver la vida. Como expresó Isabel: «Hemos aprendido a valorar las cosas más importantes y menos lo material. Amal nos ha enseñado a dedicar más tiempo a las personas.» Y a su vez, a vivir la vida con la misma alegría y energía que Amal y Hassan, a pesar de las dificultades.