De espacio verde medieval a plaza de toros: las vidas del 'Jardín de Monterrey'
Entre 1840 y 1863 el solar de las Adoratrices acogió el primer coso de la ciudad
Los jardines de Monterrey, conocidos como el solar de las Adoratrices, fueron fundamentalmente un espacio verde a lo largo de la historia. En 1390, la zona era un espacio abierto que se donó en parte al Convento de San Francisco. 77 años después, un acuerdo entre la ciudad y la congregación permitió que se abriera y se utilizara como plaza pública. Tuvieron que pasar 243 años para que se dieran los primeros pasos para construir. La intención era levantar allí un cuartel de Caballería y, para ello, el convento cedió el suelo. Se realizaron cimentaciones y se acumuló tierra con ese fin, aunque el proyecto nunca se materializó.
Fracasada la iniciativa, el regidor de la ciudad, Juan Antonio de Ceballos, mandó plantar árboles ornamentales y completar el abastecimiento de aguas. Así, se construyó una fuente para regar la plaza y para los vecinos. Pocos años después, la zona se benefició de nuevas mejoras con más fuentes y un lavadero, además de un crucero atribuido a Joaquín de Churriguera.
En 1787 se proyectó un paseo, pero la propuesta fracasó. Tres años más tarde se planteó construir el colegio de Alcántara, aunque tampoco se llevó a cabo por los litigios con el convento de San Francisco, si bien se excavaron zanjas para los cimientos y se allanó el terreno. Para 1828 ya se había ordenado la siembra de 600 olmos en esta parcela y el traslado de la fuente de Monterrey, mientras que en 1840 se edificó sobre los jardines de Monterrey la primera plaza de toros de Salamanca, con piedras aprovechadas de los restos del convento de San Francisco, destruido durante la Guerra de la Independencia. La plaza dejó de utilizarse en 1863, cuando se trasladó a la zona de la Puerta Zamora.
Los conocidos entonces como jardines de Monterrey se cerraron con un muro de 12 pies de altura y en 1881 comenzaron las obras de construcción del convento de las Adoratrices. En el año 2000 se instaló una carpa semipermanente en la zona para albergar actos culturales y lúdicos, lo que sembró el germen para darle un destino a esta zona de la ciudad. Por eso, en 2007 la Fundación Caja Duero presentó un proyecto para construir en la parcela un Centro Cultural diseñado por Álvaro Siza y Juan Miguel Hernández, pero la iniciativa nunca pasó del papel. Del mismo modo, quedó sin ejecutar la propuesta planteada en diciembre de 2021 por el Ayuntamiento de Salamanca para crear en los inmuebles existentes un museo del coleccionista y un jardín botánico.
El paso a paso de la actuación en una zona sensible
El solar de Adoratrices se encuentra en la zona histórica de la ciudad y, dada su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial de UNESCO, cualquier intervención debe ser muy medida y vigilada. En este caso, después de que los arquitectos municipales redactaran la idea sobre la actuación, teniendo en cuenta la evaluación previa del impacto patrimonial, se ha presentado al grupo de trabajo constituido por el Ministerio de Cultura, ICOMOS España, la Dirección General de Patrimonio de la Junta y el Ayuntamiento.
El siguiente paso, en el que se encuentra ahora el proceso, es la redacción de la evaluación de impacto patrimonial y el documento de participación ciudadana en el que se da a conocer la idea. Después se presentarán al Ministerio y a la UNESCO. Seguidamente se redactará se el proyecto de urbanización con arreglo a la idea y las propuestas del Ministerio y la UNESCO. Superada esta fase, se presenta a la Junta y tras la aprobación definitiva, se licitan y contratan las obras.