¿Cómo era Willy Wonka antes de abrir la fábrica de chocolate?
Timothée Chalamet encarna al mago de los dulces de la novela de Roald Dahl en una precuela dirigida por el creador de 'Paddington'
Jueves, 7 de diciembre 2023, 10:53
El clásico literario Charlie y la fábrica de chocolate, publicado por Roald Dahl en 1964, dio origen a un icono: Willy Wonka. El visionario y excéntrico mago de los dulces y caramelos cobró vida en la piel de Gene Wilder en Un mundo de fantasía (1971), y más tarde en la de Johnny Depp en la versión de Tim Burton (2005). Veinte años después, toma su testigo Timothée Chalamet. El joven actor neoyorquino (1995) continúa su ascenso vertiginoso: después de darse a conocer en Call me by your name y otros filmes independientes, ya encabezó una superproducción como Dune y ahora demuestra que canta y baila muy bien. Porque esta nueva versión del personaje, titulada sencillamente Wonka, es un musical de fantasía en torno a un soñador optimista que se rebela contra los límites. Apunta a convertirse en un clásico navideño y ya está en las salas de Cines Van Dyck y Van Dyck Tormes.
Si hasta ahora todas las adaptaciones presentaban al maestro chocolatero en la cúspide de su éxito, esta precuela bucea en su pasado. Al fin conocemos el misterio que rodea su historia: sus siete años viajando por el mundo para perfeccionar su técnica, la lucha contra el malvado oligopolio que controla su gremio, el primer encuentro con los Oompa-Loompas, sus futuros ayudantes… Detrás de las cámaras, un nombre con el prestigio de Paul King, que nos encandiló con las preciosas Paddington y su secuela. Como en aquellas, adopta un tono de feel good movie propio de otro británico como Richard Curtis (Una cuestión de tiempo) o del legendario Frank Capra. Lejos de la oscuridad extravagante de Tim Burton, el guión combina la comedia, la magia y el melodrama desde el humor blanco, lleno de buenas intenciones pero sin llegar nunca a ser cursi. Ofrecer un producto familiar inteligente, sutil y entrañable es mucho más difícil de lo que parece. En Wonka se nota el cuidado no solo de la escritura, sino del casting (Olivia Colman, Hugh Grant), de la puesta en escena, de las canciones (compuestas por Neil Hannon, de la banda indie irlandesa The Divine Comedy) y por supuesto de las coreografías. En ellas, Chalamet hace valer sus genes: es hijo y nieto de profesoras de baile.