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El obispo, José Luis Retana, en las escaleras de Calatrava. ALMEIDA
El obispo Retana ante su primer año: “La iglesia no son solo curas”

El obispo Retana ante su primer año: “La iglesia no son solo curas”

José Luis Retana, obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, cumple un año al frente. Tras el agotamiento inicial, ya afronta los proyectos concretos

Martes, 10 de enero 2023, 20:19

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El obispo de la Diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, retoma la actividad de la semana tras unas Navidades en las que consiguió reservarse un día para la familia. Con los pies ya asentados en la tierra y una agenda de la que no se separa, afronta con firmeza su mandato.

¿Se ha hecho largo este primer año al frente de ambas diócesis?

—No. El inicio fue “pesante”, como dicen los italianos. Hasta que te colocas correctamente, pero luego ha pasado muy rápido.

¿Qué balance hace de esta toma de contacto inicial?

—Dadas las circunstancias iniciales, lo considero un año muy positivo. Al inicio, arrancar en dos diócesis era nuevo para mí y para los propios territorios. Las primeras semanas fueron difíciles, pero sobre todo físicamente, al colocar dos casas y los viajes. Hemos hecho un esfuerzo en la ordenación del tiempo y la energía. Viajamos los tres, mis hermanos y yo; y creo que hemos conocido bien el terreno, a las personas y a las comunidades. Es un año en que ha habido un avance importante para mí en el conocimiento de la diócesis y los sacerdotes. También, de la misma sociedad civil con políticos, autoridades y las comunidades. En las confirmaciones o las fiestas de los pueblos he intentando que no vean a los obispos tan lejanos. Aunque sea con la foto de familia. Es lo más hermoso estar cerca del pueblo que la Iglesia te ha encomendado pastorear.

¿Cuáles serán las claves del nuevo equipo de gobierno?

—En la diócesis es obligatorio tener un vicario general, luego la distribución del resto es distinta. Por ejemplo, en Plasencia tenía un vicario general, uno de pastoral, uno del norte y otro del sur porque es muy extensa. Mi idea es hacer un equipo de gobierno más amplio con varios delegados y por ejemplo un vicario de la ciudad y otro en las zonas rurales. Preferiría un equipo más amplio con más perspectivas dentro de las posibilidades que incluya también mujeres o religiosas. Que englobe a toda la vida diocesana y permitas tener más perspectiva. Quiero estar con gente que me ayude a llevar la diócesis y la conozcan.

¿Cuáles es su reto más inmediato?

—En el Palacio Episcopal se ha hecho una obra grande y costosa. Se ha recuperado tanto la estructura como el interior. La principal dificultad residía en la apertura y quien iba a llevarla. Los curas hacemos de todo, pero no sabemos de todo. Yo siempre he sido partidario de entregárselo a los profesionales para que sepan venderlo y ponerlo a disposición de la gente. He pretendido que un problema se convirtiera en una oportunidad: de evangelización y catequesis ya que la mayoría de las obras son de la diócesis. También vamos a meter obras contemporáneas y de cultura inmersiva como un complemento de la Catedral. Se va a poder ver la basílica con gafas 3D.

¿Cuándo se podrá visitar?

—La idea es abrir al terminar la exposición ‘The Mystery Man’, en una fecha cercana a la Semana Santa. Va a ser una entrada conjunta con las Catedrales y gestionada por el mismo equipo que se encarga de la Catedral. Un equipo de trabajadores que rote con una entrada única. Va a ser una oportunidad importante porque teníamos nuestras dudas de que el museo abierto en solitario tuviera el atractivo suficiente para llevar a los visitantes. Esa duda es muy complicada porque tienes un equipo que pagar.

...Y una inversión elevada con cerca de 2 millones de euros y 3 años de obras

—Se lleva trabajando casi 3 años y la inversión es algo menos. Unos 1,5 millones. Al hacer una cantidad tan alta tiene que pasar por el Colegio de Consultores y el Consejo Económico y pasando de esa cantidad tienes que pedir permiso a Roma. Pero, también hay que saber cómo funcionan los visitantes. Los que lo van a gestionar son profesionales y tienen abiertas más de la mitad de las catedrales de España. Se ha expuesto el plan al Cabildo Catedralicio y al resto de organismos y lo han visto como una solución factible.

¿Se mantendrá el Archivo?

—Sí. Se mantendrá y hay que atenderlo bien. Está adaptado con el ascensor para las personas que quieran acceder. Hasta ahora se había atendido muy pobremente por la situación de las obras.

En la Semana de Pastoral se planteó la alternativa de las ‘Iglesias centrales’ aquellas parroquias rurales que funcionen como núcleos de las iglesias más pequeñas.

—Lo que tiene que entender la gente es que cada vez somos menos sacerdotes para atender al mismo número de población. Cada sacerdote tendrá que ampliar el radio de acción, pero posiblemente no podrá llegar a todos los lugares de culto el domingo. Para que la comunidad cristiana se reúna se puede proclamar la Palabra de Dios o dar la comunión a través de un diácono, un seglar formado o una religiosa. Hasta la población más pequeña merece ser cuidada. Hay la opción de rotar por todas o asegurarnos las parroquias con una comunidad más densa. Hay que mantener las dos filosofías, pero también el que una comunidad se ‘endomingue’, aunque sean ocho y recen un misterio y se les dé la comunión. Antes cada parroquia tenía un sacerdote y ahora es impensable.

La misma situación se da en las comunidades de clausura con edificios BIC que mantener y pocas religiosas. ¿Tiene algún plan la Diócesis ?

—El obispo no interviene en eso porque depende de las órdenes. La Iglesia dice que una comunidad de menos de cinco personas no se enriquece. La normativa pide que llegando a ese número pueden adherirse a otra comunidad. Por ejemplo, en Cantalapiedra son 57 religiosas y han acogido a tres de otro lugar pero ya no pueden acoger a más. Ellas tienen la posibilidad entre la misma orden de acogerse unas a otras. Para intervenir en esos edificios emblemáticos hay que tener liquidez y no siempre la Iglesia la tiene. A veces hay un banco, un organismo oficial que puede intervenir y sacarle provecho. Otras veces se hace un pequeño museo para conservar la memoria y se añade un restaurante o un servicio para paliar los gastos. Cada vez vamos a tener más dificultades.

¿Cuál es el mayor reto pendiente de la Asamblea Diocesana?

—En Salamanca se ha hecho un trabajo muy bonito en la Asamblea Diocesana. Viendo las decisiones y las conclusiones hay una vida de Iglesia muy hermosa. Hay un aspecto vital que es la primera evangelización y la iniciación cristiana donde nos jugamos mucho. Antes, la Iglesia coordinaba a los cristianos, pero ahora el asunto es hacer cristianos. En las primeras comunidades el catecumenado no era una catequesis para aprender solo cosas, sino en el que se ve que quieres ser cristiano. Vas dando unos pasos dentro de la comunidad hasta que te bautizas . Debería cuidarse la iniciación para que cuando lo reciban sea responsable.

¿Más calidad que cantidad?

—Eso está claro. Vamos a tener comunidades más pequeñas, pero más vivas y consecuentes con su vida. Ejemplares para otros que no son cristianos. Hemos vivido un cristianismo sociológico de que haya que bautizarse todos, pero haciendo trampas: me bautizo, pero mi vida no se corresponde con el sacramento recibido. Los sacerdotes pueden mostrar una cierta fatiga porque cada vez vamos a tener repartidas nuestras fuerzas en más espacio. Me gustaría que entendieran que no somos superhombres, pero hemos hecho una vida entregada a Cristo y merece la pena solo por eso. A los sacerdotes les pido que vivan en sinodalidad. Los curas ayudamos, no entorpecemos. Evangeliza la Iglesia entera y eso significa que todos participan en la responsabilidad. Los sacerdotes y los fieles tienen que entender que la Iglesia no son cosas del cura, sino de todos; y que el cura no debe ser el que diga y decida todo. Hay personas muy formadas entre los seglares.

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