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Martes, 23 de marzo 2021, 09:51
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La pandemia y la crisis económica que ha desencadenado ha puesto a prueba de nuevo la capacidad del Banco de Alimentos de Salamanca. Aunque ante sus instalaciones no se agolpan las denominadas “colas del hambre”, la institución benéfica es la responsable de surtir de alimentos a decenas de ONG y asociaciones que se encargan después de distribuirlos entre los necesitados. Concretamente a los 9.000 que han acudido en busca de ayuda alimentaria en 2020, lo que supone un incremento de 1.800 en comparación con un año antes.
El propio Banco de Alimentos reconoce que hubo momentos del año pasado en el que se vivieron situaciones de tensión, porque las donaciones de particulares y empresas no resultaban suficientes para atender el aumento de la demanda. “Lo más complicado tuvo lugar en el primer estado de alarma. Con el confinamiento, hubo menos donaciones, y en esos meses el aumento de personas que recurrían a las ONG y asociaciones que colaboran con nosotros aumentó de golpe”, explica Godofredo García. El momento crítico, afortunadamente, parece haberse superado por ahora, sobre todo gracias a la campaña de la “Gran Recogida” de final de año.
El incremento experimentado en 2020 recuerda al vivido al inicio de la anterior crisis, aunque sigue habiendo diferencias. Si en 2019 acabó con 7.200 beneficiarios, el ejercicio pasado lo hizo con 9.000. Una subida de 1.800 personas, lo que representa un incremento del 25% en solo un año. “Es cierto que ha aumentado mucho el número de personas que necesitan ayuda. Pero también es verdad que todavía estamos lejos del número de beneficiarios que llegó a haber con la anterior recesión”, explica Godofredo García.
La crisis actual se arrastra desde hace un año, mientras que los efectos de la de 2008 se prolongaron hasta 2015. De hecho, ese año el Banco de Alimentos alcanzó los 14.900 beneficiarios, casi 6.000 más que ahora. La esperanza de la institución es que no se llegue a a esta cifra, con la confianza en que el avance de la vacunación consiga reactivar la economía.
La cantidad de alimentos repartida también está lejos de la de 2015. El año pasado fueron 1,8 millones de kilos, frente a los más de 3 millones de entonces. No obstante, el Banco de Alimentos considera que, de no ser por esos meses del primer estado de alarma en los que bajaron las donaciones, el montante hubiera sido superior.
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