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El festival ‘salmantino’ con el que baila Argentina

A exactamente 9.730,79 km. de la Cueva de Salamanca, sus leyendas sobre remotas prácticas de brujería arraigadas desde hace siglos en la cultura argentina inspiran el festival folclórico más importante del norte del país, que reunirá esta semana en Santiago del Estero a cerca de 100.000 personas

Miércoles, 1 de febrero 2023, 11:37

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Decir “Salamanca” fuera de nuestras fronteras puede evocar un variado ramillete de evocaciones culturales e históricas. Para el mundo anglosajón, Salamanca es una referencia de gloria militar que remite a la victoria de 1812 de Wellington y sus aliados sobre los franceses en la batalla de los Arapiles, que de la mano del Imperio Británico llevó el nombre de nuestra ciudad hasta las antípodas . En cambio, para la cultura hispana, es nuestra histórica Universidad la que iluminó a muchos hombres de letras cuyo pensamiento y sabiduría se propagaron por América. Sin embargo, hay un tercer agente que ha proyectado internacionalmente el nombre de la ciudad vinculado a un aspecto cultural bastante menos glorioso: las leyendas sobre prácticas de ciencias ocultas y brujería asociadas a la cueva de Salamanca.

Los relatos que se remontan en el tiempo, con el Marqués de Villena como principal protagonista y propagados por Miguel de Cervantes en su conocido entremés “La cueva de Salamanca” saltaron a América con la colonización del nuevo continente y tuvieron especial arraigo en el norte de Argentina. El folklore de la provincia de provincia de Santiago del Estero reúne numerosas manifestaciones en forma de estudios, actividades y fiestas que toman como referencia a estos rituales ancestrales. Y hoy día se asocia a un gigantesca fiesta folclórica, el Festival Nacional de la Salamanca, que tendrá lugar del 2 al 5 de febrero en la vecina ciudad de La Banda , y que tras tres décadas se ha convertido en una referencia en todo el país para la música y danza de raíz.

Según le leyenda salmantina renovada en América, la tradición de la región narra que “la salamanca” es un lugar en lo más oculto e impenetrable del monte cuya entrada conduce a una cueva. Allí concurren los excluidos, las brujas, los asesinos, los malditos y también quienes pretenden adquirir determinadas destrezas cambio de un pacto con “Súpay”, nombre con el que se denomina al diablo.

Una vez superadas las pruebas que exige el demonio y cumplido el ritual de abjurar de Dios escupiendo a un crucifijo, el salamanquero sale al mundo como el mejor guitarrero, afortunado en amores, ganador en juegos de azar y habilidoso con el cuchillo y en las labores de rastreo. Las historias de “la Salamanca” alimentaron desde generaciones encuentros ante la hoguera y enraizaron muchos terrores hacia los poderes de los desconocido

La ciudad más antigua de Argentina

Con una extensión equivalente a la de Castilla y León y Extremadura unidas y apenas un tercio de su población, la provincia de Santiago del Estero presume de que su capital es la ciudad más antigua de Argentina. Aquel territorio habitado por los toconotés, lules, vilelas, mocovíes y sanavirones vio llegar a los conquistadores españoles en la primera mitad del siglo XVI y de la fundación de la capital en primer término por el capitán Juan Núñez de Prado en 1550. Tras varias disputas entre gobernadores y cambios de emplazamiento, la actual ciudad fue erigida oficialmente a orillas del actual río Dulce por Francisco de Aguirre un 25 de julio de 1553, fiesta de Santiago Apóstol, mientras que el “del Estero’ hace referencia a la denominación que reciben los terrenos pantanosos existentes en la región que suelen formar lagunas en época de lluvias.

Desde este primer asentamiento, los españoles lanzaron en los siguientes años varias expediciones en las que fundarían otras ciudades que hoy tienen gran notoriedad, como San Miguel de Tucumán (1565), Córdoba (1573), Salta (1582), La Rioja (1591), San Salvador de Jujuy (1593) y Catamarca (1683). Por este motivo a menudo se alude a Santiago hoy día como “Madre de Ciudades”.

Junto a la capital Santiago del Estero, las vecinas ciudades de La Banda, al otro lado del río Dulce, y El Zanjón suman un área metropolitana del mismo nombre con más de 360.000 santiagueños que hacen gala hoy día de conservar y potenciar su folclore. Es Santiago la tierra de la chacarera, ritmo y danza tradicional que se canta e interpreta con guitarra, violín y bombo legüero tradicional. La región ha sido cuna de destacados intérpretes de música popular tradicional, y es en este contexto en el que echó a andar en 1992 el Festival de la Salamanca.

El origen del festival: 1992

El proyecto de organizar en La Banda un gran festival nacional de folclore surgió en el año 1991, aunque no se haría realidad hasta el año siguiente. Su principal promotor fue Eduardo “Chaca” Carabajal, concejal en varias y etapas y alme de numerosas iniciativas culturales y deportivas de La banda durante décadas. En principio se proyecto para el mes de enero, pero unas intensas tormentas que cayeron en los días previos sobre la ciudad obligaron a retrasarlo a febrero, en torno alas fechas actuales.

La Salamanca nació como un acontecimiento comunitario, con participación de instituciones, centros vecinales, clubes deportivos y sociales, que contribuyeron aportando principalmente su trabajo en la organización del festival e intentando recaudar fondos para entidades locales sin ánimo de lucro. El primer Festival de La Salamanca fue eminentemente popular, con el espacio de las actuaciones rodeado de puestos improvisados de paja y caña donde se asaba bagre –una especie de siluro–a la parrilla y casetas de bebidas.

Cedió sus instalaciones para la ocasión el Club Atlético Sarmiento, la institución deportiva de más solera de la ciudad de la Banda, fundado en 1909. Su equipo de fútbol masculino milita actualmente en el Torneo Federal Regional Amateur, la carta categoría del país. El primer festival de La Salamanca no contaba con escenario fijo. El primer decorado creado para acoger las actuaciones constaba de un lienzo de cerca de 8 metros de ancho con imágenes que evocaban la cueva de Salamanca y sus habitantes, duendes y animales, pintadas por el artista plástico “Lito” Garay. Una imagen del músico local Jacinto Piedra, recientemente fallecido en un accidente de tráfico, le rendía homenaje suspendida por globos de gas. En el momento en que se liberaron los globos para que el artista ‘subiera al cielo’, la imagen se enganchó de un árbol y se oyeron los murmullos: “Jacinto no se quiere ir, quiere quedarse en el festival” . Desde entonces, el escenario principal del Festival de La Salamanca recibe el nombre de “Jacinto Piedra.”

Con la intención de llevar efectos al escenario, cada noche se preparaba un gran cartel con la letras LA SALAMANCA , a las que una vez rellenadas con estopa se les prendía fuego, en alusión al ‘fuego salamanquero’.

Un festival de referencia

Durante los años 90, el festival folclórico de la provincia de Santiago del Estero fue haciéndose un nombre en el calendario de festejos de la región, amparado por el área de Deportes de la Municipalidad [el Ayuntamiento] de La Banda. El programa se construía a lo largo de tres noches en torno a dos o tres artistas nacionales consagrados. El cantautor Horacio Guarany fue la estrella de la primera edición, al que siguieron nombres del folklore argentino como Jairo, Los Cantores del Alba, Soledad, Los Fronterizos, Luciano Pereyra, Vicentico y la Mona Jiménez y Mercedes Sosa. El cartel se completaba con músicos santiagueños y nuevos valores del folklore. También ha habido nombres fijos en todas las ediciones de La Salamanca, como es el caso del dúo Coplanacu y Los Manseros Santiagueños.

El campo del Sarmiento fue siempre el recinto de la fiesta, excepto en unos pocos años a inicios del siglo XXI, cuando se alternó con las instalaciones del Club Central Argentino. Con el nuevo siglo, el Festival que nacía en torno a la chacarera y la zamba se fue abriendo a otros géneros musicales del folclore nacional como la cumbia y la guaracha, que contribuyeron a apuntalar el éxito creciente del certamen.

El nombre de “La Salamanca” asociado al gran encuentro de la música y el folclore adquirió tal notoriedad que en el año 2003 el Congreso y el Senado argentinos declararon, en un acuerdo adoptado en forma de ley, otorgar a Santiago del Estero el ostentoso título de “Ciudad Madre de Ciudades y Cuna del Folklore” .

Hoy día el Festival de La Salamanca convoca a los amantes de la música y danza de raíz argentina a cinco noches de conciertos. Más de 100.000 espectadores asistieron el pasado año al conjunto de las citas. La actuación más concurrida reunió en el Club Sarmiento a más de 30.000 personas, según confirmaban esta semana a LA GACETA fuentes de la Municipalidad de La Banda, organizadora del certamen.

El programa de la edición que se inicia este jueves anuncia en sus cuatro sesiones hasta el domingo nada menos que 89 actuaciones, que serán retransmitidas por la televisión pública. Habrá 60 puestos de comida y bebida, incluyendo un stand para celíacos con menú sin gluten, zona de food trucks y una carpa con 30 artesanos exponiendo sus trabajos. Es decir, un festival del siglo XXI.

A pocos días del inicio del festival, el intendente [alcalde] de La Banda, Roger Nediani, hacía esta semana una pausa en su trabajo para saludar a los lectores de LA GACETA y a todos los salmantinos subrayando la conexión entre ambas ciudades. “Para nosotros la “salamanca” es, según la tradición, ese lugar, esa cueva donde cuenta la leyenda que el diablo otorgaba ciertos dones a todos las personas que llegaban para crear y tocar música, En ese sentido –añade–creamos el festival en 1992 y este año ya vamos a alcanzar la 31 edición”.

Quiero aprovechar para enviar un saludo a todos los hermanos y hermanas de la ciudad de Salamanca en España e invitarles a nuestro Festival, que lo hacemos desde el municipio de la ciudad de La Banda sin aportación privada. Es importante destacar –subraya–la el gran compromiso de funcionarios y empleados que trabajan todo el año para llegar ahora al la apertura del escenario Jacinto Piedra”.

El intendente Nediani destaca el impulso que la cita supone para la economía de la localidad. “La Salamanca es el primer festival del circuito de certámenes folclóricos del año y tiene una gran repercusión en la actividad hotelera, en el transporte, en la gastronomía... Estamos muy contentos de poder acogerlo cada año”.

El eco del nombre de “la Salamanca” asociado a la música popular en Santiago del Estero se extendió durante un tiempo también a otro género bien dispares. De 2010 a 2015 el festival Salamanca Rock atrajo, esta vez en el invierno austral, a míticas bandas argentinas como Babasónicos, Divididos o el mismísimo Fito Páez... Ya no se celebra, mientras que la llama de “la salamanca” brilla cada año con más fuerza en las noches de verano, el verano del febrero argentino, en torno a las raíces culturales de la comunidad.

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