El escudo ‘cinco estrellas’ que aparece en algunos de los edificios más emblemáticos de Salamanca
El escudo de los Fonseca, grandes mecenas de la ciudad, ocupa un lugar destacado en la capital del Tormes
Martes, 21 de septiembre 2021, 19:15
El primer alojamiento de Salamanca con cinco estrellas “luciendo” en su entrada data de principios del siglo XVI, mucho antes de que el número de astros a la puerta de un hotel sirviese para medir su categoría. Era el Colegio Mayor de Santiago el Zebedeo, uno de los cuatro primeros centros de este tipo en la ciudad y en España. Sin embargo, pocos lo conocen ya por este nombre. Sí lo reconocen por el apellido de su promotor, el que se identifica con ese blasón con cinco luceros: Fonseca. Sin embargo, este escudo no se localiza únicamente en esta construcción. También destaca en edificios que contaron con el patrocinio de este linaje de mecenas, como el convento de la Anunciación, más conocido como las Úrsulas.
Fue el tercero de los arzobispos de la familia, Alonso de Fonseca y Acevedo (Fonseca III), el que promovería la construcción de Colegio Fonseca. En 1519 Carlos I le concedió la licencia real para la edificación sobre unos terrenos cedidos por el Convento de San Francisco el Real que limitaban con la muralla. Fue su padre, con el que compartía nombre y apellidos (Fonseca II), quien facilitó y patrocinó las obras de ampliación de las Úrsulas al conseguir la autorización papal en 1493. El que fuera hijo del regidor de Salamanca y se convertiría en patriarca de Alejandría no llegaría a ver la obra acabada, y sería su hijo, que como él estuvo al frente del arzobispado de Santiago, el que encargó a Diego de Silóe el sepulcro de su padre, que hoy puede contemplarse en el centro de la nave central de esta iglesia, a escasos metros del retablo principal.
Sí, padre e hijo, fueron arzobispos. De las relaciones de Fonseca II con María Ulloa nacieron dos hijos, según recoge Luis Enrique Rodríguez-San Pedro en el Diccionario Biográfico Español. Uno de ellos, Fonseca III optaría por la carrera eclesiástica y heredaría de su padre su interés por el mecenazgo y la cultura.
Vecino de la parroquia de San Benito, Fonseca II fue interrogado por su participación en la lucha de los bandos
Además de la estrecha relación que mantuvieron con el malogrado convento de San Francisco, donde fueron enterrados varios de sus miembros, la familia estuvo muy vinculada con la parroquia de San Benito, en cuya fachada se conserva su escudo de armas. Rodríguez-San Pedro apunta que Fonseca II nació muy probablemente en el palacio de sus abuelos, “casa de Valdonquillo o de las cuatro torres”, situado justo frente a este templo. “Con ventanas geminadas, puerta grande de arco y escudos de armas”, la construcción desapareció en el siglo XVII con la construcción de lo que hoy es la iglesia de La Clerecía y la Universidad Pontificia. El arzobispo no solo se vio implicado en las violentas luchas de los bandos apoyando al de San Benito, sino que llegó a ser interrogado tras ser descubierto oculto en una casa con un grupo de hombres armados.
También el apellido está vinculado con el palacio de La Salina. Fue construido por Rodrigo de Messía Carrillo, casado con doña Mayor de Fonseca y Toledo, lo que también ha merecido a este edificio plateresco en algunos momentos el nombre de Palacio de Fonseca. La tradición oral ha vinculado esta construcción con el nido de amor de Fonseca III con Juana Pimentel “La Salina”, a la que aún algunos quieren identifican con la mujer a la que una serpiente muerde el pecho en uno de los medallones de la fachada. Pero la historia desmiente esa leyenda.
Fue Alonso de Fonseca y Ulloa (Fonseca I) el que menos huella dejó en la capital del Tormes. Tío de Fonseca II, también fue arzobispo de Sevilla. “Fue una de las figuras más destacadas de las décadas centrales del siglo XV castellano tanto por las altas dignidades eclesiásticas que ostentó como por el indudable protagonismo que asumió en el devenir político del reino desde que entrara al servicio del entonces príncipe Enrique, hacia 1440, y hasta su fallecimiento, en 1473”, según la Real Academia de Historia.